Entrevista | Eduardo Vara Pediatra y escritor

Eduardo Vara, pediatra: "El trabajo desbordante destruye la sociedad y aumenta las desigualdades"

"La sanidad pública arrastra un problema: el malestar del trabajador pasa a ser una cuestión supeditada al bien común"

"Tras sufrir burn-out y un trastorno ansioso depresivo grave, no tengo la misma empatía que antes y evito el estrés"

Eduardo Vara Robles, en una foto reciente.

Eduardo Vara Robles, en una foto reciente. / E.V.

Fidel Masreal

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Barcelona
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Eduardo Vara Robles es médico pediatra. Pero también es un escritor que reflexiona sobre el peso de la vocación mal entendida en nuestra vida. Habla en primera persona de las consecuencias que sobre su profesión tiene el exceso de horas de trabajo, en términos de salud mental. Ha escrito 'Maldito trabajo, sobrevivir a la cultura del sacrificio y repensar la vocación', un ensayo de referencia para colocar en su justa medida el papel del empleo en nuestras vidas.

-Se cumplen cinco años de la pandemia ¿Cómo recuerda la ola de solidaridad con los profesionales de la medicina?

-En este tipo de situaciones en las que la sociedad tiene un reto por delante, con incertidumbres, siempre suele haber el aplauso de solidaridad, como con el que va a la guerra. Pero también es en cierta medida un aplauso por no tener que enfrentarse a ello. Y los aplausos sufrieron una evolución y poco a poco las ceremonias derivaron hacia la autoexpresión. La gente cantaba, para comunicar algo. Después, cuando se superó el confinamiento, se olvidó.

Lo que me resulta más aterrador sobre la pandemia es que si se vuelve a repetir se volverá a actuar de la misma manera

-¿Queremos olvidar?

-Existe la voluntad de olvidar. En sectores concretos se quiere pasar página sin hacer ningún autoanálisis, porque esto exigiría responsabilidades y plantearse cómo abordar retos en el futuro. Lo que me resulta más aterrador como profesional es que, por la sensación que he tenido y el discurso recibido de los distintos cargos, si se vuelve a repetir se volverá a actuar de la misma manera. Los trabajadores que hemos vivido la pandemia intensamente tenemos claro que no vamos a repetirlo.

-¿Ha mejorado el trato dado a los sanitarios?

-Hemos aprendido a cuidarnos mejor y a no esperar nada de nuestros jefes. Hablo del autocuidado y de la identificación de los lugares a los que acudir a pedir ayuda. Y también sabemos dónde no vamos a ser bien recibidos: en salud laboral nos tratan con suspicacia, como a personas que no quieren trabajar.

En salud laboral nos tratan con suspicacia, como a personas que no quieren trabajar

-Este mensaje es muy duro...

-Sé que es heavy pero las cosas hay que llamarlas por su nombre, para empezar a cambiar la cultura en la que vivimos. Mientras sigamos permitiendo que se haga postureo con la salud mental de los trabajadores, mientras permitamos este doble discurso, no lo vamos a solucionar. El problema de la salud mental de los trabajadores, con tasas muy altas entre los sanitarios, no lo estamos solucionando. No se ha hecho ninguna valoración a los sanitarios tras la pandemia. En mi centro se hizo un test psicotécnico y psicosocial al equipo, con conclusiones como que el estrés es bueno para rendir más.

No se ha hecho ninguna valoración pospandemia. Se hizo un test con conclusiones como que el estrés es bueno para rendir más

Es irónico. Y luego hicieron talleres de ventilación emocional, que era como explicar el monstruo de colores a los adultos. Se dejaron de hacer porque la gente no creía en ellos. Son medidas para maquillar. Necesitamos tiempo para hacer las visitas, que nos quiten la sobrecarga y nos garanticen derechos básicos, no lecciones sobre cómo gestionar sentimientos.

-Es decir, hay que atender las condiciones psicososciales...

-Por supuesto, en especial en profesionales como bomberos o nosotros, donde hay un alto índice de enfermedad. Y donde se cree que nuestro tiempo es elástico, donde la vocación se usa como coartada para fomentar la autoexplotación, lo cual solo conduce a la frustración y al agotamiento mental.

-¿Qué opina del discurso de Marian Rojas Estapé basado en un trabajo individual?

-La gente que realmente sabe del tema tiene mucho más en cuenta la cuestión bidireccional. El entorno influye. Y el tema de la precariedad también tiene que ver con cómo se precariza el tiempo que tienes dentro y fuera del trabajo.

La precariedad también tiene que ver con cómo se precariza el tiempo que tienes dentro y fuera del trabajo

El tiempo del autocuidado, por ejemplo. La precariedad en forma de trabajo desbordante en modo multitarea es una espiral que destruye la sociedad y aumenta las desigualdades. Y crea dos tipos de trabajadores: los que tienen trabajos que les permiten tener autocuidado y descanso y otros que no tienen tanto tiempo de autocuidado y que acaban agotados.

-¿En la sanidad pública se tiene en cuenta esta necesidad de autocuidados?

-La sanidad pública arrastra un problema: el malestar del trabajador pasa a ser una cuestión supeditada al bien común. Es un gran comodín, un argumento abstracto, perverso, para explotar a los trabajadores con la coartada de que es una situación excepcional.

El bien común es un gran comodín, un argumento abstracto, perverso, para explotar a los trabajadores

Según algunos estudios, saturar a los profesionales con más visitas aumenta el número de errores porque ya no saben lo que están haciendo. Y los médicos tienden a buscar la respuesta fácil a la hora de tomar decisiones. Es decir, aumentan las derivaciones y la prescripción de medicamentos.

-¿Cree que en las empresas se tiene en cuenta la salud mental de los trabajadores?

-Hay un doble discurso. Se sabe que si cuidas al trabajador a varios niveles estará mejor, incluso a nivel biomecánico. Y por otra parte, se le presiona para que rinda más. Recibir llamadas el domingo por la tarde es una clarísima vulneración del derecho al descanso. Sí, hay ciertas empresas con sensibilidad, pero a la hora de la verdad, cuando toca ponerse a trabajar, seguimos impulsados por viejas inercias y por este positivismo tóxico de que hay que entregarse al trabajo como un creyente a una religión.

-¿Hay alternativa?

-Hay esperanza pero estamos tan cansados y desbordados, cosa que el sistema fomenta, que lo último que nos apetece es iniciar una revolución. Hay alternativas como el reparto más equitativo del trabajo.

Buscar coliderazgos puede ser una vacuna para evitar encumbrar a personas con rasgos psicopáticos como Trump

El sistema capitalista no se conforma con beneficios cada año, porque cada vez tienen que ser superiores. Es evidente que tenemos que buscar una alternativa por el bienestar y el planeta. Ser más sostenibles, crecer a otro ritmo. Buscar modelos menos competitivos y más colaborativos. Coliderazgos. Esto puede ser una vacuna para fenómenos consistentes en encumbrar a personas con rasgos psicopáticos como Trump.

-Pero también los hay que dicen que se sienten muy a gusto trabajando sin parar...

-Los halagos activan la misma área cerebral que el salario económico. Hay un refrán antiguo que dice: cuidado con quien solo te halaga, te da de comer con una cuchara vacía. A quien disfrute demasiado con este reconocimiento le animaría a que se autoevalúe la autoestima. Detrás de estos casos hay una autoestima un poquito baja.

Cuando toca ponerse a trabajar, seguimos impulsados por viejas inercias y por un positivismo tóxico

-Tras haber pasado por un problema de salud mental durante la pandemia, ¿ha cambiado como persona?

-Mi cerebro no es el mismo. En parte porque abrí los ojos y vi que la empresa pública nos vendía que no sabíamos gestionar emocionalmente las situaciones. Pero también hay un aspecto neurobiológico: elegí mi profesión porque me gusta ayudar a la gente. En mi caso, el burn-out se convirtió en trastorno ansioso depresivo grave. Había tal cantidad de estrés en mi cuerpo que necesitaba aislarme. No quería sufrir. Quería en casa y no hablar con nadie. Esto se transformó en un daño orgánico: reflujo en el estómago, deterioro físico... Y la medicación busca anestesiarte, que no te afecten las cosas.

La medicación busca anestesiarte, que no te afecten las cosas

Sigo notando tics de cosas a autocorregir. Por ejemplo, la empatía. No tengo la misma que antes, tengo que hacer un esfuerzo mayor. Y cuando detecto situaciones de estrés las intento evitar al máximo. Mi cuerpo y mi cerebro intentan huir.