Trastorno bipolar e interpretación

Ana Agulló, testimonio en primera persona: "La vida sigue pero yo no estoy en ella"

La autoficción sobre salud mental llevada al extremo: 'El peix daurat'

Artes escénicas y salud mental, a debate

Imagen de 'El peix daurat'

Imagen de 'El peix daurat' / Teatre Lliure

Fidel Masreal

Fidel Masreal

Barcelona
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La autoficción (explicar tu vida) es una opción teatral que se está extendiendo al mismo tiempo que es cuestionada desde dentro y fuera de las artes escénicas. Ana Agulló Prieto ha llevado al extremo esta apuesta y en 'El peix daurat' (en el Teatre Lliure de Barcelona) opta por mostrar sin filtros toda su experiencia personal, con videos de sus episodios delirantes y depresivos, con la proyección de textos escritos en plena fase de euforia (manía), con una teoría personal sobre los trastornos femeninos y el suyo propio y con un mensaje final en el que asegura que tenía "una misión".

Euforia

La obra sirve para describir, de forma pues totalmente subjetiva, las fases de sus problemas mentales. Comenzando por la etapa maníaca (la llamada euforia, en los trastornos bipolares), con mucha intención de destacar como en esa etapa fue "princesa interestelar" y "salvadora de la humanidad". La intérprete describe con detalle todos esos pensamientos distorsionados afirmando incluso que nunca fue tan feliz, aunque asumiendo también que "el viaje tiene un precio muy alto".

Estoy cumpliendo mi misión, llevar a cabo la tarea que se me encarga en mi delirio

Ana Agulló

— Protagonista de 'El peix daurat'

Ingreso involuntario

La pieza describe también un ingreso involuntario en el psiquiátrico de Sant Boi, con palabras como "ternura" y "solidaridad de los trastornados" y también en positivo sobre las doctoras "amorosas conmigo". Y se queja de las lentejas que se servían para comer.

Depresión

Sobre la depresión también se ofrece un video que ella misma se grabó (como lo hay de la fase maníaca), y una descripción: "La vida sigue pero yo no estoy en ella". Agulló sus pensamientos constantemente negativos y autodestructivos ("la vida no tiene sentido, nada tiene sentido, soy una fracasada, solo quiero dormir..."). Y -en una opción no coincidente con las recomendaciones de las entidades antiestigma- no duda en hablar de distintos métodos autolíticos. No lo hizo por "amor a los padres". Ana Agulló se queja de las muestras de incomprensión en su entorno y juzga a la sociedad en general como "incapaz de acompañar el sufrimiento".

Odio y rabia

La autora habla del odio y rabia que sintió hacia prácticamente todo el mundo. "Prefiero que me tengáis miedo a que me tengáis pena", sostiene. E inicia una reflexión titulada "motivos" en la que bucea, también de forma totalmente subjetiva sobre las posibles causas de su trastorno. Habla de su sentimiento de amor romántico ("¿fue el que me hizo enloquecer?"), del estrés laboral y finalmente relata casos de abusos sufridos y una agresión sexual por parte de una pareja, a la que a gritos asegura que no perdonará ("quiero estar en todas tus pesadillas", aboca). Ahí es donde considera que está la causa -en esa agresión- de su trastorno. Es más, aventura una hipótesis sobre la causa de los trastornos de todas las mujeres.

"Estoy cumpliendo mi misión"

La obra acaba con una afirmación que parece dar cierta carta de naturaleza a su trastorno maníaco: "Estoy cumpliendo mi misión, llevar a cabo la tarea que se me encarga en mi delirio" que no es otra, dice, que proclamar el amor. Con textos manuscritos de esa temática amorosa, Ana Agulló se despide pidiendo que "nos queramos más y mejor" y proclamando que las personas con trastornos "somos una legión silenciosa y juntas podemos cambiar el mundo".