Bienestar emocional y diagnóstico (y III)

Teresa, testimonio de cuidados paliativos: "Sin el apoyo de la clínica estaría hundida"

"Mi nieto me hace tirar adelante. Lo que se siente no se puede explicar"

Teresa, viuda de un paciente que recibió cuidados paliativos en la Clínica Cuides (UIC).

Teresa, viuda de un paciente que recibió cuidados paliativos en la Clínica Cuides (UIC). / Victòria Rovira / EPC

Fidel Masreal

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Barcelona
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Con Teresa completamos el ciclo de tres temas relacionados con el concepto de los cuidados paliativos, en el que hemos abordado la opinión de las profesionales ("hay que dar espacio a las emociones no agradables") y también la vivencia de Jordi, afectado por un cáncer incurable ("me moriré, intentamos vivir el aquí y ahora"). Teresa perdió a su marido hace nueve meses. Han sido atendidos en los cuidados paliativos de la Clínica Cuides, y esta vivencia la lleva a expresar emociones muy íntimas y agradecimiento.

-¿Teresa, cómo empezó todo?

-En noviembre del 23 mi marido entró de urgencias en el hospital. Venía de París con el camión, se encontraba mal y fuimos de urgencias. El médico me dijo: 'no tengo buenas noticias ¿se lo digo?'. Y nada más entrar, mi marido le dijo al médico: '¿Tengo cáncer, verdad?' Le hicieron quimio, le atendieron psicólogos... Nos hemos sentido cuidados, esto aquí es una familia, todos trabajan al unísono.

En la última conversación hablamos del nieto, del trabajo, de mi hijo...Es mejor así que una conversación solemne

-¿Cuánto tiempo duró el apoyo de esta unidad?

-Casi desde que llegamos. Íbamos y veníamos. Y las últimas tres semanas las pasó aquí. Tuvo cáncer de hígado y páncreas y le acabó afectando al pulmón.

-¿De qué ha te ha servido el apoyo de esta clínica?

-Se lo recomendaría a todo el mundo. Hemos estado muy acompañados en todo momento. Salgo de aquí con una familia para mí. Y el último día fue una cosa... estuvo cuidado hasta el último día.

-¿Pudo hacer un proceso psicológico, cómo lo llevó él?

-Bastante bien. Lo llevaba mejor él que yo. Hacía bromas a todo el mundo, íbamos a pasear, a buscar bocadillos.

Ves que él se va, te sientes muy acompañada y no sientes miedo. Se va a otro lugar

-¿Cómo fue la despedida con tu marido?

-Muy duro. Lo que le pasaba a él ya no era vida. Después de que falleciera le di un beso, estaba frío. Me pude despedir. En la última conversación hablamos del nieto, del trabajo, de mi hijo...Es mejor así que una conversación solemne.

-¿El apoyo, después de que él fallecería, lo sigues recibiendo?

-El apoyo lo sigo teniendo. Ahora hará nueve meses desde que se fue. Llevábamos 32 años juntos. Siempre que vengo al hospital, los visito. Y si necesito apoyo llamo y pido hora y al día siguiente vengo con la psicóloga. El apoyo, para el que se queda, es buenísimo.

-¿Qué has tenido que aprender para afrontar lo que ha pasado?

-A no pensar, a salir a la calle, a distraerme más. Tengo que quedarme con los buenos recuerdos. Me cuesta mucho, la verdad. Sí, salgo a la calle, pero si salgo una hora ya me voy a casa. Soy más de casa, y en casa ves cosas, detalles, empiezas a pensar... Mi nieto viene y me dice 'le doy un beso a la foto del abuelo' y me pregunta si está en el cielo. Y le digo que sí, en una estrella. Mi nieto es el que me hace tirar adelante. Tiene cuatro años y es una pasada.

-¿Los cuidados paliativos han ayudado a despedirte en paz?

-Sin el apoyo de esta clínica estaría hundida. Lo que se siente no se puede explicar. Ves que él se va, te sientes muy acompañada y no sientes miedo. Se va a otro lugar.

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