Psicología

La trampa de la positividad tóxica: cuando ‘todo irá bien’ nos hace sentir culpables

Poder ser felices implica transitar emociones negativas

La trampa de la positividad tóxica

La trampa de la positividad tóxica / 123RF

Ángel Rull

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En una sociedad donde la felicidad parece ser el único estado emocional aceptable, la positividad se ha convertido en un ideal impuesto. Frases como "todo pasa por algo", "piensa en positivo" o "podría ser peor" buscan transmitir ánimo, pero en muchas ocasiones generan el efecto contrario. Cuando la positividad se fuerza hasta el punto de invalidar las emociones reales, deja de ser un recurso motivador para convertirse en una trampa que alimenta la culpa y la incomprensión.

Este fenómeno, conocido como positividad tóxica, minimiza el impacto de las experiencias difíciles y hace que muchas personas sientan que no tienen derecho a expresar su malestar. La realidad es que no todo siempre va bien, y negar las emociones desagradables no solo no las elimina, sino que puede intensificarlas.

¿Qué es la positividad tóxica y por qué puede ser perjudicial?

La positividad tóxica se basa en la idea de que pensar en positivo es la única actitud válida ante cualquier circunstancia. En apariencia, este enfoque puede parecer inofensivo, pero cuando se convierte en una norma rígida, impide afrontar la realidad de manera saludable.

Una persona que enfrenta una situación complicada puede recibir mensajes bienintencionados como "tienes que ser fuerte", "todo pasa por algo" o "no te quejes, al menos tienes salud". Aunque estas frases pueden sonar reconfortantes, en el fondo invalidan lo que realmente está sintiendo quien las escucha.

La negación de las emociones difíciles puede llevar a una desconexión emocional profunda. En lugar de procesar el malestar, muchas personas terminan reprimiéndolo, lo que puede generar frustración, estrés y un sentimiento de aislamiento. En un intento de cumplir con la expectativa de "ser positivo siempre", se corre el riesgo de ignorar señales importantes que el cuerpo y la mente envían cuando algo no está bien.

El peligro de minimizar las emociones reales

La positividad tóxica se basa en minimizar o invalidar las emociones desagradables bajo la premisa de que "todo depende de la actitud con la que se mire la vida". Aunque una mentalidad optimista puede ser útil en determinados momentos, forzar una visión exclusivamente positiva puede generar más daño que beneficio.

Cuando una persona atraviesa un periodo difícil, ya sea por una pérdida, una crisis personal o una situación de estrés prolongado, necesita poder expresar sus emociones sin sentirse juzgada. Sin embargo, si el entorno responde con frases como "tienes que ver el lado bueno" o "hay gente en situaciones peores", el mensaje que recibe es que su dolor no es válido.

Este tipo de invalidación emocional puede tener consecuencias profundas:

  • Aislamiento emocional: quien siente que su malestar no es comprendido puede evitar compartir sus sentimientos por miedo a ser juzgado.
  • Represión emocional: en lugar de procesar el dolor, muchas personas optan por ocultarlo, lo que puede generar una acumulación de tensión y ansiedad.
  • Culpa por sentirse mal: al recibir el mensaje de que "todo depende de la actitud", algunas personas asumen que si siguen sintiéndose mal es porque no están haciendo lo suficiente para "ser positivas".

Aceptar y validar todas las emociones, incluidas las que resultan incómodas, es un paso esencial para mantener un equilibrio emocional saludable.

Cómo la positividad tóxica alimenta la culpa

Una de las consecuencias más problemáticas de la positividad tóxica es la culpa que genera en quienes no pueden cumplir con la expectativa de estar bien todo el tiempo. En una cultura que premia la felicidad constante y la resiliencia sin matices, reconocer que algo duele puede percibirse como un signo de debilidad.

Cuando alguien escucha frases como "si sigues pensando en negativo, solo atraerás más problemas" o "tienes que aprender a ver lo bueno en todo", el mensaje subyacente es que, si se siente mal, es porque no está intentando lo suficiente para cambiar su actitud.

Esto puede llevar a un círculo vicioso:

  1. Se siente tristeza, frustración o angustia por una situación difícil.
  2. El entorno responde con frases que minimizan esa emoción o que sugieren que cambiar la actitud es suficiente para sentirse mejor.
  3. Aparece la culpa por no lograr "ver lo positivo", lo que intensifica el malestar original.
  4. Se reprimen las emociones para evitar ser juzgado, lo que a largo plazo puede generar ansiedad o agotamiento emocional.

Aceptar que la tristeza, el enfado o la frustración son respuestas legítimas ante determinadas circunstancias, es fundamental para evitar caer en esta trampa emocional.

El equilibrio entre el optimismo y la validación emocional

¿Significa esto que el optimismo no es recomendable? La diferencia clave entre una mentalidad positiva saludable y la positividad tóxica está en el equilibrio. Un optimismo realista reconoce que la vida tiene altibajos y que todas las emociones cumplen una función. En lugar de negar el dolor, permite procesarlo con la confianza de que, con el tiempo, será posible encontrar nuevas formas de afrontarlo.

Para evitar caer en la positividad tóxica, es importante:

  • Validar las emociones propias y ajenas: en lugar de responder con frases que minimizan el malestar, se puede optar por un enfoque de escucha activa. Preguntar "¿Cómo te sientes con esto?" o simplemente decir "Es comprensible que te sientas así" ayuda a que la otra persona se sienta escuchada.
  • Aceptar que no es necesario estar bien siempre: es normal tener días difíciles y no siempre hay una lección positiva detrás de cada experiencia. Permitirse sentir es parte del proceso de adaptación y crecimiento.
  • Evitar presionarse para encontrar el lado bueno de todo: algunas situaciones simplemente son dolorosas, y no reconocerlo puede hacer más difícil el proceso de superación.

La positividad tóxica, aunque puede surgir con la intención de ayudar, muchas veces se convierte en un obstáculo para el bienestar emocional. La presión por estar bien todo el tiempo puede generar culpa, represión emocional y una sensación de incomprensión.

* Ángel Rull, psicólogo.