5 años del confinamiento

Jesús Palomar, enfermo con covid persistente: "He llegado a pensar: si no sirvo para nada, ¿para qué seguir?"

Profesor de Ciencias Políticas de 46 años, se ha sometido, de momento sin éxito, a innumerables tratamientos

barcelona 13/03/2025 Sociedad. Jesús Palomar, víctima de Covid persistente. AUTOR: JORDI OTIX

barcelona 13/03/2025 Sociedad. Jesús Palomar, víctima de Covid persistente. AUTOR: JORDI OTIX / Jordi Otix / EPC

Fidel Masreal

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Barcelona
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Jesús Palomar tiene 46 años, es profesor de Ciencias Políticas, tiene pareja y dos hijos de 9 y 6 años. Pero su biografía está marcada por dos palabras, covid persistente, y un sinfín de síntomas que le llevan a sentir –cinco años después y tras innumerables pruebas, tratamientos, medicación y análisis– que no sirve "para nada".

-¿Qué primeros recuerdos le trae la pandemia?

-Un mes antes de declararse, yo ya llevaba mascarilla porque me había detectado una bronconeumonía grave. Me confinaron un mes antes de la cuarentena general. No había tests, entonces, pero yo ya tenía síntomas como fiebres altas. Después los médicos dijeron que era un caso de covid de manual.

Empecé a sufrir agotamiento mental, la cabeza no me funcionaba: daba clase y me repetía, perdía el hilo

-¿Qué síntomas recuerda, aparte de las fiebres?

-Debilidad física, cansancio, problemas respiratorios... Empecé a sufrir agotamiento mental, la cabeza no me funcionaba. Recuerdo que estaba dando clase y me repetía, perdía el hilo, me quedaba en blanco. También tenía que sentarme por el cansancio, me costaba hablar. Y en mi trabajo en la Generalitat no recordaba lo que nos habían encargado.

-¿Cómo se sentía, psicológicamente?

-Primero sentí sorpresa y después, al ver cómo se iba repitiendo, sentí literalmente angustia. Fui al médico y me dijeron que quizá estaba estresado. Me dieron medicación para el estrés, pero la cosa iba a peor. No había manera.

barcelona 13/03/2025 Sociedad. Jesús Palomar, víctima de Covid persistente. AUTOR: JORDI OTIX

Jesús Palomar, enfermo de covid persistente. / Jordi Otix / EPC

-¿Cómo vivió el confinamiento?

-Me costaba ayudar a mis hijos a hacer deberes, y el mayor solo tenía 5 años. Leer cuatro cosas básicas era un problema. Era incapaz de seguir una película, perdía el hilo. Leía un libro y no lo entendía. Estaba haciendo la tesis doctoral y no la entendía. Al leer tenía dolor de cabeza y mareos.

Iba sumando síntomas. Era directamente un inútil: todo el día en el sofá. Incluso tenía dificultades para hablar

Cuando iba al súper, volvía y no había comprado casi nada. No recordaba lo que faltaba. Me contagié por segunda vez e iba sumando síntomas. Era directamente un inútil, sentado todo el día en el sofá. Incluso tenía dificultades para hablar. Quería expresarme y no podía.

-¿Regresó al trabajo, pasado el tiempo?

-Cuando pensé que ya estaba mejor volví a trabajar y el desastre apareció de nuevo. Me degradaron laboralmente. Todo era una película que no iba conmigo. No entendía nada. Todo me agobiaba. Al recoger a los hijos del colegio, un día faltaba la niña. Sufrí desubicaciones, iba a tirar la basura y no sabía volver. Mis hijos se dieron cuenta: 'Papá no habla, no me entiende'.

Esta semana el neurólogo, literalmente, me ha dicho: 'No sé que tengo que hacer contigo'

-¿Qué tratamientos ha recibido?

-Los médicos no saben lo que tengo. Por mi colección de síntomas, me etiquetan como covid persistente y eso me deriva a especialistas de Can Ruti. Había perdido el 70% de masa muscular, no podía caminar, mentalmente era una planta. Me enviaron a rehabilitación a la Guttmann tres meses.

Mejoré lo suficiente para no ser una planta. Volvía a hablar, pero me tenía que esforzar mucho. Acabé la tesis doctoral, a la que solo le faltaban 20 páginas. Y la pude defender. Fue un agotamiento brutal. Como subir al Everest sin oxígeno.

Por mi colección de síntomas me etiquetan como covid persistente

-¿Qué consecuencias tuvo ese esfuerzo?

-Al cabo de una semana deambulaba en el trabajo. Recaí. Me volvieron a dar la baja y de eso hace ya un año y medio. Sigo de baja.

-¿Qué medicación toma?

-Me tratan síntomas sueltos: pastillas para los problemas de memoria; antidepresivos para la ansiedad; otra medicación para los problemas para dormir... Es un montaje de diferentes especialistas: neurólogos, psiquiatras, médicos de cabecera, los de Can Ruti...

El problema es que las pruebas no detectan nada: sufro síntomas que no tienen una explicación en una prueba

El problema es que las pruebas, los TAC, no detectan nada, todo es normal. Sufro síntomas que no tienen una explicación en una prueba.

-¿Cómo ha evolucionado su enfermedad?

-Tengo problemas cognitivos. Aparte de sufrir ciertas alucinaciones, tengo... espere, que lo tengo apuntado... enajenación mental.

Cuando mi cerebro se estresa me lleva a momentos pasados, mi mente desconecta

Cuando mi cerebro se estresa me lleva a momentos pasados, mi mente desconecta y le digo a mi mujer que me voy porque he quedado con mi padre para ir la Camp Nou. Y mi padre falleció y el Camp Nou está en obras. Estos episodios los tengo dos o tres veces a la semana. Afectan mucho porque no los recuerdo. Y después mi cabeza durante horas no sirve para nada.

-¿Estos síntomas no detectados por el TAC provocan incomprensión en su entorno?

--No en mi familia. Ellos también sufren. No pueden estar 24 horas vigilándome. Mi mujer ha enseñado a mis hijos, de 9 y 6 años, a cómo tienen que actuar si hago algo raro. Todo esto genera estrés familiar. Y hay personas conocidas que piensan directamente o que me lo invento todo o que no es para tanto o que soy un vago.

-¿Tiene miedo?

-Cada día creo que será el último. El último que podré tener esta capacidad. Si me preguntas si me puedes llamar mañana, te respondo: puedes intentarlo.

Cada día creo que será el último. El último que podré tener esta capacidad

Todo esto genera angustia, ansiedad, miedo. No sé cómo estaré en una hora. Nadie me lo sabe decir. Ayer el neurólogo literalmente me dijo: 'No sé que tengo que hacer contigo'. La doctora de cabecera me dice que pida informes para la incapacidad.

-Vive con la incertidumbre...

-Ojalá a los enfermos de covid persistente nos dijeran 'tienes un cáncer, tienes que hacer quimio, tendrá estos efectos y tienes un riesgo de morir del 30%', porque cuando el médico te dice 'no sé qué puedo hacer contigo' y nadie sabe nada, esto genera más angustia que la propia enfermedad.

-¿Tiene depresión?

-Claro, cómo quiere que no la tenga, llevo cuatro años con la incertidumbre. Es mi día a día.

-¿Ha pensado en la muerte?

-Sí, en algún momento he llegado a decir a mi familia: 'Si no estuviera, no os daría tanto trabajo'. No he dado ningún paso para suicidarme pero sí he pensado que 'esto se acabaría si no estuviera'.

No he dado ningún paso para suicidarme pero sí he pensado que todo esto se acabaría si no estuviera

Porque si no estás, no sufres. Ahora sufro por mi entorno, por el hecho de que mis hijos se preocupen por cosas sobre las que no tendrían que preocuparse, porque mi mujer me diga: 'Tendremos que usar ayuda para cuando estés solo'. Mi madre tiene 73 años y se preocupa más por mí que yo por ella. Es el mundo al revés. No tengo trabajo, quizá necesitaría que alguien me ayude. La foto es descorazonadora. Entonces ¿para qué sirvo?