Entrevista | Joan Ramon Laporte Catedrático de farmacología
"La industria farmacéutica exagera el sufrimiento y hace sentir enfermas a personas sanas"
"El mercado nos dice: 'el problema está en tu cabeza'. ¡No, perdona, el problema es social!"
"Los fármacos tiene muchos efectos y el único que nos explican es el que interesa para vender"

Foto: Jordi Otix | Vídeo: Jordi Otix y Patricio Ortiz


Fidel Masreal
Fidel MasrealPeriodista
Licenciado en Ciències de la Comunicació por la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), curso de periodismo jurídico-político por la UAM - El País, ha ejercido como periodista político en Onda Cero, diari Menorca, Ràdio Barcelona (cadena SER) -donde fue jefe de la sección de Política- y Els Matins de TV3. Desde septiembre del 2008 es redactor en El Periódico, primero como cronista parlamentario en Madrid y en la actualidad especializado política catalana. Autor de "Conviure amb la depressió" (Mina, Eniclopèdia Catalana, 2007), "Game Over: els partits polítics, corrupció i vicis del sistema" (La Mansarda, 2013), "Cuentos Ex" (Magma Editorial, 2019) y "Contes del procés" (Magma, 2019). Colabora como analista en TVE, Catalunya Ràdio, SER Catalunya y RAC-1, entre otros.
Joan Ramon Laporte tiene 76 años y una larga trayectoria profesional a sus espaldas como catedrático de Farmacología, exjefe de servicio del Hospital Vall d'Hebron, y exdirector del Institut Català de Farmacologia, colaboradora de la OMS, entre otros cargos. Con estos mimbres, y tras haber publicado 'Crónica de una sociedad intoxicada', recibe a SanaMente con una extraordinaria y vehemente capacidad para describir verdades incómodas. Muy incómodas.
-¿Por qué estamos a la cabeza en consumo de psicofármacos?
-Si miramos las benzodiacepinas, sí, si miramos medicamentos para la depresión -que no son específicamente antidepresivos, por cierto- no somos de los primeros, consume más Islandia, Suecia… y después Portugal, que consume más que España. Comparado con itlaia, consume menos de la mitad, o Alemania consume una décima parte de lo que consume España.
-En una entrevista en SanaMente, la Presidenta de la Sociedad Española de Psiquiatría, Marina Díaz Marsá, alegó que no tienen tiempo y por eso prescriben fármacos...
-(ríe) Pues que reivindiquen este tiempo, ¿no? Es curioso hasta qué punto el mercado tiene poder sobre la práctica de la medicina para que un médico o una médico te digan ‘uso fármacos porque no tengo tiempo para otras cosas’. Si un médico no tiene tiempo para atender las necesidades de la población que le asignan, lo que tiene que hacer es reivindicar más médicos, más horas, más facilidades. Lo que no puede hacer es sustituir la atención por la química. No puede ser.
-¿Los antidepresivos tienen efectos secundarios de los que se habla menos de lo que tocaría?
-Cada vez se habla más, hasta ahora se había hablado muy poco. Con los medicamentos para la depresión ha pasado lo que pasa con muchos medicamentos como la Fluoxetina, que surgieron en los años 90 para tratar la depresión, diciendo que eran más seguros que el Tofranil y el Anafranil porque, decían, estos últimos podían producir parada cardíaca. Quince años después, cuando caducaba la patente del fármaco y, por tanto, se podían facilitar medicamentos genéricos y bajar el precio, empezaron a salir artículos sobre los efectos adversos de la Fluoxetina. Nos lo venden como medicamentos para el estómago o para el cerebro y actúan sobre todo el cuerpo y tienen muchas acciones. La única que nos explican es la única que interesa para vender.
-¿Tanto poder tiene la industria?
-La industria farmacéutica tiene un poder enorme, porque influye sobre todos los eslabones de la cadena. Influye y aprieta y hace lobby sobre los legisladores para tener legislaciones favorables, sobre las agencias reguladoras para establecer las normas y criterios por los que se aprueba un nuevo medicamento, influye sobre los gestores del sistema sanitario, con métodos que no conocemos, que no deben ser muy limpios, para modificar las prioridades del sistema sanitario. En Catalunya tenemos ejemplos...
-¿Cuáles?
-Cada cinco años se aprueba el plan de Salud de la Generalitat. Desde los años 90 hasta el 2010 el colesterol fue la prioridad, en el país donde muere menos gente por infarto de miocardio. Es una absoluta tontería. En psiquiatría, durante muchos años una guía sobre el trastorno bipolar recomendaba como primera elección un fármaco especialmente peligroso para mujeres embarazadas y que ha causado miles de retrasos mentales y enfermedades congénitas. El autor de la guía cobraba de los laboratorios de los medicamentos que recomendaba.
-En los congresos, los psiquiatras muestran sus conflictos de intereses pero la diapositiva dura menos de un segundo...
-Muchos dicen que no tienen conflictos de interés porque creen que no les influye el dinero que ganan, pero se han publicado estudios en muchas áreas médicas que demuestran que en España los laboratorios gastan un mínimo de 400 millones solo en modificar el punto de vista de los expertos en cada disciplina médica y de las sociedades médicas, que no existirían si no las pagara la industria farmacéutica.
-Estas sociedades se ofenden cuando se les recuerda los congresos en lugares paradisíacos con todos los gastos pagados...
-Todos los congresos tienen financiación de la industria farmacéutica, más del 86% de los médicos han aceptado apoyo de laboratorios para viajar o inscribirse en un congreso y viajar. Y dicen 'no nos influye'. ¿Qué pasa, es que los laboratorios son hermanitas de la Caridad? Si siguen invitando es porque les resulta un gran negocio.
-¿La industria crea síntomas?
-Una de las prácticas de la industria es exagerar el sufrimiento y hacernos sentir a las personas sanas como si estuviéramos enfermas. Por ejemplo, diciendo que alguien tiene un colesterol alto como si esto fuera una enfermedad o tratar a una mujer que tiene la menopausia como si tuviera una enfermedad...
-¿En salud mental también se hace?
-En salud mental se exagera, efectivamente.
-¿Cómo?
-Los criterios para definir qué es una depresión han ido ampliándose a cada edición del DSM, el manual diagnóstico que va por la quinta edición. Hace unos 10 años la cuarta edición consideraba que si una persona está triste, llora, más de tres meses después de la muerte de un ser querido, esto es un duelo patológico y puede ser tratado con antidepresivos. Ahora la nueva edición dice que si el duelo dura más de 15 días se puede tratar con fármacos. Es un sinsentido. Lo que sería una enfermedad es no estar triste por la muerte de un ser querido más de quince días.
-¿Estamos patologizando el sufrimiento?
-Exactamente. En salud mental convierten el malestar en una enfermedad, y el malestar es algo propio de la vida, que todos tenemos que pasar. Si dos adolescentes rompen y dejan de ser pareja, pueden tener un disgusto enorme, pero esto no es una enfermedad.

Joan Ramon Laporte, en Barcelona, tras la entrevista. / Jordi Otix
-La industria afirma que la farmacología ha aliviado mucho sufrimiento y ha evitado muchos suicidios
-Es lo que nos dice el mercado. En Catalunya y España, las mujeres consumen dos y tres veces más psicofármacos, los mayores de 65 años consumen 8 veces más que los menores de esta edad, la gente más pobre consume ocho veces más que la más rica, la gente en paro consume 4 veces más que quien trabaja regularmente. ¿A qué llamamos depresión? Esto es malestar social. La gente más pobre, sin trabajo fijo, las mujeres, quien no tiene vivienda fija, todas estas personas tienen un mayor consumo de medicamentos para la depresión mayor. Y el mercado nos dice: 'El problema está en tu cabeza'. ¡No, perdona, el problema es social!
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