El diario de Noah

Las redes sociales y la salud mental: un arma de doble filo

"Ver que otros jóvenes hablan de temas como la ansiedad, la depresión o incluso los TCA ayuda un montón"

"Hay miles de consejos tóxicos disfrazados de 'tips para mejorar tu vida' que en realidad hacen más daño que otra cosa"

¿Crees que las redes sociales son útiles para hablar de salud mental? Explícanos tu opinión y experiencia aquí

Australia prohíbe el uso de las redes sociales en menores de 16 años (y España se plantea seguirle)

Australia prohíbe el uso de las redes sociales en menores de 16 años (y España se plantea seguirle) / Launchmetric spotlight

Noah Zafra

Noah Zafra

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Las redes sociales son parte de nuestra rutina diaria, sobre todo entre los jóvenes. Nos levantamos y lo primero que hacemos es mirar Instagram, TikTok o Twitter para ver qué hay de nuevo. Para nosotros, los jóvenes, no son solo aplicaciones, son una especie de escaparate de nuestras vidas, pero también un lugar donde nos expresamos y conectamos con otros. Aunque, siendo sinceros, no todo lo que tienen es bueno.

Cuando nos pasan cosas difíciles, nos resulta más fácil escribir un post o grabar un vídeo que contarlo en persona

Por un lado, las redes sociales nos dan la oportunidad de compartir lo que pensamos y sentimos. Muchas veces, cuando nos pasan cosas difíciles, nos resulta más fácil escribir un post o grabar un vídeo que contarlo en persona. Ver que hay otros jóvenes que también hablan de temas como la ansiedad, la depresión o incluso los TCA (trastornos de conducta alimentaria) ayuda un montón. Te das cuenta de que no estás solo, que no eres raro por sentirte así, y que hay más personas que lo entienden.

También son un lugar para encontrar apoyo: gente que te deja un comentario positivo o un mensaje diciéndote que están ahí para ti. Es bonito saber que puedes crear esa conexión, aunque no conozcas a esas personas en la vida real. 

Vivimos comparándonos

Pero luego está el lado menos bonito, el que afecta de una forma más silenciosa. Vivimos comparándonos. Vemos a influencers y modelos subiendo fotos donde todo parece perfecto: su cuerpo, su ropa, sus vidas. Incluso cuando sabemos que usan filtros, Photoshop o que todo está súper preparado, acabamos pensando: “¿Por qué yo no soy así? ¿Por qué no tengo ese cuerpo? ¿Por qué mi vida no es tan increíble?”.

Es como si todo el tiempo te estuvieran recordando que no eres suficiente, y esa presión puede destrozar tu autoestima

Es como si todo el tiempo te estuvieran recordando que no eres suficiente, y esa presión constante puede destrozar tu autoestima. Para muchos de nosotros, esto no se queda solo en la comparación, puede llevarnos a odiar nuestro cuerpo o a adoptar hábitos poco saludables para intentar alcanzar esos estándares imposibles. 

Consejos tóxicos

Además, las redes también son un lugar donde la desinformación abunda. Hay miles de consejos tóxicos disfrazados de “tips para mejorar tu vida” que en realidad hacen más daño que otra cosa. Desde dietas extremas hasta rutinas de ejercicio que no son seguras, todo esto está a un clic de distancia. Lo peor es que, muchas veces, no tenemos las herramientas para saber qué es real y qué no, y acabamos creyendo cosas que son directamente perjudiciales para nuestra salud física y mental. 

Acabamos creyendo cosas que son directamente perjudiciales para nuestra salud física y mental

Por eso, aunque las redes sociales tienen un lado positivo, es importante aprender a usarlas con cuidado. Necesitamos más educación sobre cómo consumir contenido de manera crítica, saber distinguir entre lo que es saludable y lo que no, y recordar que no todo lo que vemos es verdad. Además, también necesitamos espacios más seguros en las redes, donde podamos expresarnos sin miedo al juicio o a la presión de ser perfectos. 

Necesitamos más educación sobre cómo consumir contenido de manera crítica y espacios más seguros

Creo que decisiones como la del Ayuntamiento de Barcelona, saliéndose de X, pueden tener sentido si el objetivo es proteger a la gente de mensajes dañinos o desinformación. Pero más allá de abandonar una plataforma, lo que de verdad importa es cambiar la forma en la que usamos las redes. No se trata de desconectarnos de todo, porque para nuestra generación eso no es realista, pero sí de aprender a conectar de manera más sana y consciente.

No se trata de desconectarnos de todo, pero sí de aprender a conectar de manera más sana y consciente

Al final, las redes sociales son herramientas, y como cualquier herramienta, depende de cómo las utilicemos. Si aprendemos a usarlas bien, pueden ser un espacio para compartir, aprender y crecer. Pero si las usamos mal, pueden hacernos mucho daño. Y eso es algo que todos, especialmente los jóvenes, necesitamos tener claro.