Psicología
Esta es la razón de por qué has abandonado los propósitos de Año Nuevo en dos semanas
Introducir cambios y nuevas rutinas cuesta más de lo que pensamos

Propósitos de Año Nuevo / 123rf


Ángel Rull
Ángel RullLicenciado en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid, con más de 10 años de experiencia en el ámbito de la Psicología Sanitaria, tanto en clínica con población general, como en hospitales, con patologías más severas. Desde 2017, trabajo diariamente con personas de diferentes edades y con una amplio abanico de problemas de manera online, rompiendo las barreras físicas de la terapia convencional.
Los propósitos de Año Nuevo son objetivos que las personas se plantean al inicio de cada año con la intención de mejorar algún aspecto de su vida. Este ritual, que tiene raíces culturales y sociales profundas, simboliza un deseo de renovación y cambio. Con la llegada de un nuevo ciclo, se experimenta una sensación de oportunidad para dejar atrás hábitos que no aportan bienestar y adoptar otros más alineados con lo que se considera una vida plena.
Los propósitos pueden abarcar ámbitos diversos: desde cuidar más la salud, como hacer ejercicio o llevar una alimentación equilibrada, hasta alcanzar metas personales o profesionales, como aprender un idioma o ahorrar dinero. Este fenómeno no solo refleja el deseo de progreso individual, sino también la presión social por cumplir con ideales de éxito y bienestar.
Aunque los propósitos suelen estar cargados de buenas intenciones, también pueden venir acompañados de expectativas poco realistas. Muchas veces, las metas planteadas no se adaptan a las circunstancias personales ni contemplan las barreras que puedan surgir en el camino. Esta desconexión entre la intención y la realidad es clave para entender por qué muchas personas los abandonan al poco tiempo de haberlos iniciado.
¿Se suelen cumplir?
La realidad demuestra que cumplir los propósitos de Año Nuevo es una tarea compleja para la mayoría de las personas. Estudios indican que solo un pequeño porcentaje logra mantener sus metas a lo largo del año, mientras que una gran parte las abandona en las primeras semanas de enero. Esto sugiere que, aunque la motivación inicial es alta, no siempre es suficiente para garantizar el éxito.
Una de las razones principales por las que los propósitos no se cumplen es la falta de planificación. Muchas personas establecen metas vagas o demasiado ambiciosas sin diseñar un plan claro para alcanzarlas. Por ejemplo, decidir "hacer más ejercicio" sin definir cuándo, cómo o dónde es una declaración que carece de estructura y, por ende, es difícil de mantener.
Además, cumplir un propósito requiere un cambio en los hábitos, y este proceso es más complejo de lo que parece. Los hábitos son patrones profundamente arraigados en nuestra conducta, y sustituirlos implica un esfuerzo constante y sostenido. Sin una estrategia clara o una red de apoyo, es probable que las personas regresen a sus antiguas costumbres cuando tengan dificultades.
Finalmente, el entorno también juega un papel crucial. Las distracciones, las responsabilidades diarias y la falta de tiempo son factores que obstaculizan la consecución de los propósitos. Este contexto, sumado a la falta de resultados inmediatos, puede llevar a una pérdida de motivación y, eventualmente, al abandono.
¿Cuáles son las razones principales para abandonarlos rápidamente?
Existen varias razones por las que los propósitos de Año Nuevo tienden a ser abandonados en las primeras semanas. Una de las más comunes es el establecimiento de expectativas poco realistas. Cuando las metas no se ajustan a las capacidades o recursos disponibles, generan frustración y desánimo. Por ejemplo, proponerse perder una gran cantidad de peso en poco tiempo o ahorrar una suma de dinero significativa sin un plan concreto son objetivos que pueden parecer inalcanzables desde el inicio.
Otra razón frecuente es la falta de motivación intrínseca. Muchas veces, los propósitos se plantean en respuesta a presiones externas más que a deseos genuinos. Por ejemplo, decidir dejar de fumar porque "es lo que se espera" y no porque realmente se quiera, dificulta mantener el compromiso a largo plazo.
La ausencia de hábitos previos también contribuye al abandono. Cuando un propósito requiere un cambio radical en la rutina, como pasar de no hacer ejercicio a entrenar todos los días, la transición puede ser abrumadora. Sin un enfoque gradual y realista, la probabilidad de que las personas desistan es alta.
Por último, la falta de apoyo y la autocrítica excesiva pueden ser factores determinantes. Sentirse aislado en el proceso o castigarse por no cumplir con lo planeado refuerza la idea de que el propósito es imposible de lograr. Esto subraya la importancia de crear un entorno que favorezca el cumplimiento de las metas y de abordar los errores con compasión en lugar de juicio.
¿Se podrían cumplir?
Cumplir los propósitos de Año Nuevo es posible si se abordan de manera estructurada y realista. El primer paso es establecer metas claras y alcanzables, desglosándolas en pequeños pasos que sean más manejables. Por ejemplo, en lugar de proponerse "aprender un nuevo idioma", se puede empezar dedicando 15 minutos al día a practicar vocabulario.
Otra estrategia clave es crear un plan específico que contemple posibles obstáculos y cómo superarlos. Esto incluye asignar tiempos definidos para trabajar en el propósito y establecer recordatorios que mantengan la motivación activa. Un calendario o una aplicación de seguimiento pueden ser herramientas útiles para este fin.
El refuerzo positivo también desempeña un papel importante. Celebrar los avances, por pequeños que sean, ayuda a mantener el entusiasmo y a fortalecer la sensación de logro. Por ejemplo, premiarse después de cumplir con una semana de ejercicio puede ser un incentivo para continuar.
Además, rodearse de personas que compartan intereses similares o que apoyen las metas planteadas puede marcar la diferencia. Tener alguien con quien compartir los progresos o que motive en momentos difíciles crea un entorno más propicio para el éxito. En este sentido, no se trata de competir, sino de colaborar en el camino hacia el cumplimiento de los propósitos.
Abandonar los propósitos de Año Nuevo en las primeras semanas no es una señal de fracaso personal, sino una consecuencia de plantearlos sin considerar aspectos clave como la planificación, la motivación y los recursos disponibles. Reconocer las razones detrás de este abandono permite abordar el proceso desde una perspectiva más compasiva y efectiva.
Cumplir con los propósitos requiere un enfoque gradual y adaptado a las circunstancias individuales. Establecer metas claras, celebrar los avances y crear un entorno favorable son estrategias que pueden transformar el éxito en algo alcanzable. Además, recordar que los errores son parte del proceso ayuda a mantener la motivación y a aprender de las experiencias.
Como vemos, los propósitos no solo reflejan el deseo de mejorar, sino también la capacidad de adaptarse y crecer. Con las herramientas adecuadas y un enfoque realista, es posible convertir esas intenciones en logros concretos que beneficien tanto el bienestar emocional como el desarrollo personal.
* Ángel Rull, psicólogo.
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