El diario de Noah

Un cóctel destructivo: depresión y consumo

El consumo enmascara y agrava la depresión. Cada dosis parece aliviar el sufrimiento, pero en realidad profundiza el vacío

Aprendí que las emociones, aunque dolorosas, eran parte de un proceso que debía enfrentar con apoyo y muchísima paciencia

Depresión y consumo, un cóctel explosivo.

Depresión y consumo, un cóctel explosivo. / Freepik.

Noah Zafra

Noah Zafra

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El lunes fue el Día Internacional contra la Depresión, una fecha que nos invita a reflexionar sobre una realidad que afecta a millones de personas en el mundo. Pero quiero hablar de un tipo de caso que a menudo pasa desapercibido: la depresión combinada con el consumo de sustancias. Es una mezcla peligrosa, donde la confusión emocional y la búsqueda de alivio rápido pueden convertirse en un cóctel destructivo

Era brillante, divertida y rodeada de amigos, pero detrás de esa fachada llevaba meses sintiéndome vacía

Yo misma hace unos años, como cualquier chica o chico de mi edad: en el colegio era brillante, divertida y rodeada de amigos, pero detrás de esa fachada llevaba meses sintiéndome vacía. Los amigos se fueron al igual que las buenas notas y la buena actitud, aunque logre salir de ahí durante unos meses y recuperar sólo algunas amistades, volví a caer. Las noches volvían a ser largas y silenciosas, y mis pensamientos se volvieron a convertir en un torbellino de dudas y desesperación pensando por qué si ya había salido una vez no me veía capaz de volver a hacerlo. Encontré nuevas amistades y con estas, algunas sustancias. Creí haber descubierto una solución, un modo de desconectar de mi dolor

Las sustancias me adormecían, me hacían escaparme por unas horas de todo el desastre que tenía en mi mente

Lo que empezó como algo ocasional pronto se volvió habitual. Las sustancias me adormecían, me hacían escaparme por unas horas de todo el desastre que tenía en mi mente. Por unos instantes el mundo se callaba y, por fin, todo estaba en paz y en silencio. Hasta que poco a poco alejé a quienes intentaban ayudarme. Mi rendimiento escolar cayó, las discusiones en casa se intensificaron, y mis antiguos amigos, incapaces de comprender lo que le pasaba, comenzaron a distanciarse también. 

Estaba atrapada entre la culpa de depender de algo para sobrevivir y el miedo a enfrentar mi tristeza sin anestesia

Lo complicado de este tipo de casos es que el consumo enmascara y agrava la depresión. Cada dosis parece aliviar el sufrimiento, pero en realidad profundiza el vacío. Yo no podía ver una salida, estaba atrapada entre la culpa de depender de algo para sobrevivir y el miedo a enfrentar mi tristeza sin anestesia.

Una conversación complicada

Un día, mis padres se acercaron a hablar conmigo sobre el tema y aunque fue una conversación bastante complicada y en la que yo me mantenía bastante a la defensiva, con el tiempo y con ayuda aprendí que las emociones, aunque fuesen dolorosas, eran parte de un proceso que debía enfrentar con apoyo y muchísima paciencia

Reconocer, acompañar y no juzgar puede ser lo más importante para ayudar a alguien a salir de este pozo

Casos como el mío no son raros en verdad, y por eso es tan importante hablar de ello. La depresión y el consumo son una combinación que complica muchísimo los caminos hacia la recuperación, pero no los hace imposibles. Reconocer, acompañar y no juzgar puede ser lo más importante para ayudar a alguien a salir de este pozo. Porque siempre hay una salida, aunque no lo parezca, incluso en los momentos más oscuros.