Salud mental y etapas vitales
Jubilarse tras vivir por el trabajo: operación de alto riesgo
Preparación previa, y diseño de objetivos vitales, claves para una transición sana hacia la etapa post trabajo

Dos personas jubiladas. / PEXELS


Fidel Masreal
Fidel MasrealPeriodista
Licenciado en Ciències de la Comunicació por la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), curso de periodismo jurídico-político por la UAM - El País, ha ejercido como periodista político en Onda Cero, diari Menorca, Ràdio Barcelona (cadena SER) -donde fue jefe de la sección de Política- y Els Matins de TV3. Desde septiembre del 2008 es redactor en El Periódico, primero como cronista parlamentario en Madrid y en la actualidad especializado política catalana. Autor de "Conviure amb la depressió" (Mina, Eniclopèdia Catalana, 2007), "Game Over: els partits polítics, corrupció i vicis del sistema" (La Mansarda, 2013), "Cuentos Ex" (Magma Editorial, 2019) y "Contes del procés" (Magma, 2019). Colabora como analista en TVE, Catalunya Ràdio, SER Catalunya y RAC-1, entre otros.
"Tras la jubilación notas un despiste tremendo, no sabes donde estás, sales a la calle porque crees que tienes que hacer algo, y todo el mundo te hace la punta pregunta de '¿y ahora, qué harás?', sientes vértigo, te apuntas a un montón de cursos que no haces... Hasta que un día te pares y dices: nada, no haré nada, y aprendes a pasar una tarde leyendo". Es la vivencia de Teresa, de 67 años, y que ha ejercido intensamente su trabajo durante toda la vida. Jubilarse tras dedicar toda una vida al trabajo es una operación de riesgo.
Lo saben bien expertos como Montse Celdrán, profesora agregada de la Facultad de Psicología y psicogerontóloga. "Todas las personas para quienes el trabajo ha sido central para definir su identidad tienen más riesgos de que esa transición sea negativa". Y aquí es donde aparecen palabras como vacío y duelo.
La jubilación empieza antes
Una buena jubilación, según destalla Celdrán, comienza antes de la jubilación. Entendiendo que el trabajo no puede ser el único motivo de vivir. Ningún rol de la vida deberá ser central, todo rol que fagocite los demás y absorba toda la energía es como abonar solo una planta y dejar al jardín sin cuidador", describe la experta.
Una buena transición
El principal error es considerar que la jubilación comienza el último día de trabajo. "Es un proceso que hay que madurar previamente -detalla Celdrán- años antes, planificando por ejemplo la situación económica".
A partir de ahí, lo primero es evitar el error común de querer llenar la agenda enseguida. "Es dejarse llevar por el edadismo de la jubilación, pensando que tendrás tiempo para todo, viajarás...Y a los seis meses te das cuenta de que la vida es una rutina que no te llena", describe la psicóloga. Un error común añade, es el de reproducir el mismo rol que se ocupaba en el trabajo remunerado, por ejemplo con un voluntariado que se acaba ejerciendo con el mismo nivel de intensidad y adicción al nuevo trabajo.
¿Quién soy?
Un buen consejo es el del papel en blanco para preguntarse qué actividades recuperar, que aficiones cultivar, qué hacer en el entorno, si estudiar o hacer un voluntariado... "Se trata, en definitiva, de preguntarse quien quiero ser yo ahora, es una oportunidad de crecimiento personal", explica Celdrán.
Se trata, en definitiva, de preguntarse quien quiero ser yo ahora, es una oportunidad de crecimiento personal
Otro trabajo vinculado a la jubilación pero, sobre todo, a los años posteriores, es la preparación de la vejez. Teresa explica cómo ha notado claramente que "una parte del discurso de la sociedad te hace sentir vieja, te empujan a sentirte viejo en el trabajo cuando los jóvenes te dicen 'este viejo, qué me va a contar a mí', cuando llevas toda la vida trabajando en ello". Ahora Teresa se descubre mirando en el espejo las arrugas que van saliendo.
"Nos creemos que estamos muy bien y es verdad que a los 67 se está preparado pero se debe hacer una planificación para cuando tengas dependencia, nos cuesta verlo, y hay que cuidar el cuerpo y la mente de nuevo, ir al gimnasio debería ser un ingrediente durante toda la vida; el gran error es no planificar, no dejar por escrito quién te cuidará o qué harán con tus recursos cuando no puedas decidir", aconseja Celdrán.
"El trabajo no debería ser el centro"
La otra cara de la moneda, la cara positiva, es Isa Vázquez, jubilada desde hace casi cuatro años. "Me gustaba mucho mi trabajo, en los últimos años me dediqué a la inserción laboral de personas vulnerables, pero también tenía ganas de hacer otras cosas no sujetas a un horario y a unos objetivos", explica.
Me gustaba mucho mi trabajo pero también tenía ganas de hacer otras cosas no sujetas a un horario y a unos objetivos
Vázquez planificó su retirada con tiempo, de común acuerdo con la empresa, una empresa del ámbito social. Fue una transición durante la cual se ofreció para guiar a su sustituto:. "Estaba supercontenta en una convención me hicieron una despedida, todo fue muy guay, estaba muy tranquila, no lo he echado de menos, he estado muy contenta de tener el tiempo para mí".

Isa vazquez / I.V.
Y a partir de la jubilación, Isa no para. Ha empezado a estudiar en la UB, se ha dedicado al activismo, estudia francés, hace voluntariado y va a hacer un mentoría con una persona inmigrante. "La verdad es que no me aburro en absoluto, pero no tengo estrés, también voy a la piscina tres veces a la semana pero lo gestiono todo de forma tranquila", explica. Tuvo que parar un tiempo para cuidar a su marido cuando enfermó -ahora está mejor- y esto también la ha motivado a interesarse por cuestiones como el envejecimiento, de cara al futuro.
Isa tiene muy claro que "la vida no es el trabajo, y el tiempo de ocio debería poder compaginarse con el trabajo, aunque no todo el mundo puede o no todo el mundo sabe".
Leer y ver para saber más
Anna Freixas, psicóloga y escritora ha publicado 'Jo, vella' ('Yo, vieja'), un alegato a la vida de la vejez de una forma activa y en positivo. En el texto hay una reflexión sobre los derechos de las mujeres en edad avanzada: justicia, libertad y dignidad. "Somos viejas, pero viejas que hacemos, estamos y participamos", afirma en una entrevista en Social.cat.
También en clave de reflexión vital sobre las personas mayores, el documental sobre la vida de Erri de Luca, el escritor italiano de 74 años, montañista, que es un alegato sobre la tercera edad como una etapa en la que se sigue pudiendo tener hambre de conocimiento, frente a las tesis clásicas de los brazos caídos y la negatividad.
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