Psicología

Esta es la curiosa relación entre tu autoimagen y la ansiedad social

El cómo nos vemos influye en el cómo nos relacionamos

Autoimagen y ansiedad social

Autoimagen y ansiedad social / 123RF

Ángel Rull

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La forma en que una persona se percibe a sí misma, conocida como autoimagen, juega un papel fundamental en su bienestar emocional y social. Cuando esta percepción se ve distorsionada, puede dar lugar a diversas dificultades psicológicas, entre ellas la ansiedad social. Por eso, es importante explorar qué es la autoimagen, qué entendemos por ansiedad social, los síntomas que surgen cuando ambas se relacionan de manera negativa y cómo se influyen mutuamente.

¿Qué es la autoimagen?

La autoimagen es la percepción que cada persona tiene de sí misma. Incluye tanto aspectos físicos como psicológicos, así como la forma en que interpretamos nuestras capacidades, logros y defectos. Este concepto no es estático; se forma y evoluciona a lo largo de la vida a partir de experiencias personales, interacciones sociales y mensajes recibidos del entorno.

Un componente clave de la autoimagen es su carácter subjetivo. No siempre refleja la realidad de manera precisa, sino que está influida por las expectativas personales, las comparaciones con otras personas y los estereotipos culturales. Por ejemplo, una persona puede tener una imagen corporal negativa pese a recibir cumplidos constantes sobre su apariencia, o bien sentirse incapaz de alcanzar metas que objetivamente está logrando.

Cuando la autoimagen es positiva, contribuye a una mayor seguridad personal y bienestar emocional. Por el contrario, una autoimagen negativa puede generar sentimientos de insuficiencia, vergüenza y una tendencia a evitar situaciones sociales. Este último caso es especialmente relevante cuando se habla de ansiedad social, ya que ambas condiciones suelen estar estrechamente relacionadas.

¿Qué es la ansiedad social?

La ansiedad social, también conocida como fobia social, es un trastorno caracterizado por un miedo intenso y persistente a ser juzgado o evaluado negativamente por otras personas. Este temor lleva a evitar situaciones sociales o a enfrentarlas con un malestar significativo, lo que afecta la calidad de vida y las relaciones interpersonales.

A menudo, la ansiedad social se manifiesta en contextos específicos, como hablar en público, asistir a reuniones sociales o interactuar con personas desconocidas. Sin embargo, en algunos casos, puede extenderse a una amplia variedad de situaciones cotidianas, generando un impacto más severo en la vida de la persona.

Entre las causas de la ansiedad social se encuentran factores biológicos, como una predisposición genética, y factores psicológicos, como experiencias traumáticas o patrones de crianza que fomentan la crítica o el perfeccionismo. Es importante destacar que este trastorno no es simplemente “timidez”, sino una condición que puede interferir significativamente en el bienestar emocional y en la capacidad de desenvolverse en la vida diaria.

La ansiedad social también está estrechamente vinculada a la autoimagen. Las personas que experimentan este trastorno suelen tener una visión distorsionada de sí mismas, lo que refuerza su miedo a la evaluación negativa y perpetúa el círculo de ansiedad.

¿Cuáles son los síntomas de una persona que tiene una autoimagen negativa y ansiedad social?

Cuando una persona combina una autoimagen negativa con ansiedad social, los síntomas pueden ser complejos y abarcar tanto aspectos emocionales como físicos y conductuales. Uno de los síntomas más comunes es el sentimiento constante de inferioridad. La persona puede sentirse inadecuada o incapaz de cumplir con las expectativas sociales, lo que alimenta su ansiedad y refuerza su percepción negativa de sí misma.

Otro síntoma frecuente es la hipervigilancia. Estas personas suelen estar excesivamente atentas a su comportamiento y a las reacciones de los demás, buscando señales de crítica o rechazo. Esta actitud no solo aumenta el nivel de estrés en situaciones sociales, sino que también refuerza la creencia de que están siendo constantemente evaluadas, aunque esto no sea cierto.

Físicamente, la combinación de ansiedad social y autoimagen negativa puede manifestarse en síntomas como sudoración excesiva, temblores, tensión muscular y dificultades para hablar o mantener contacto visual. Estos signos externos, a su vez, pueden aumentar el malestar emocional, ya que la persona teme que sean notados por los demás y utilizados como base para emitir juicios negativos.

En el ámbito conductual, es común que estas personas eviten situaciones sociales o se limiten a participar mínimamente en ellas. Este comportamiento de evitación, aunque alivia temporalmente la ansiedad, perpetúa el problema al impedir que la persona desarrolle confianza en su capacidad para enfrentar estas situaciones.

Así se relaciona la autoimagen y la ansiedad social

La relación entre autoimagen y ansiedad social es bidireccional, lo que significa que ambas se influyen mutuamente de manera constante. Una autoimagen negativa puede ser un factor que predispone a la ansiedad social, mientras que este trastorno, a su vez, puede deteriorar aún más la percepción que la persona tiene de sí misma.

Cuando una persona tiene una autoimagen negativa, es más probable que interprete de manera distorsionada las interacciones sociales. Por ejemplo, un comentario neutral o incluso positivo puede ser percibido como una crítica o burla, lo que aumenta su malestar y refuerza su ansiedad. Este sesgo interpretativo es común en personas con ansiedad social y dificulta la formación de relaciones saludables.

Por otro lado, la ansiedad social puede limitar las oportunidades de experimentar interacciones positivas que podrían mejorar la autoimagen. Al evitar situaciones sociales, la persona pierde la posibilidad de recibir refuerzos positivos, como elogios o muestras de afecto, que podrían contrarrestar sus creencias negativas sobre sí misma. Esto crea un ciclo vicioso en el que la autoimagen negativa y la ansiedad social se alimentan mutuamente.

Además, la relación entre estos dos factores también se ve influida por el entorno cultural y social. En una sociedad que valora enormemente la apariencia física y el éxito social, las personas con una autoimagen negativa pueden sentirse aún más presionadas, lo que intensifica su ansiedad y refuerza sus inseguridades.

Comprender esta relación es fundamental para abordar tanto la ansiedad social como la autoimagen negativa de manera integral. Aunque ambas condiciones presentan retos importantes, reconocer cómo se interconectan puede ser el primer paso para iniciar un cambio positivo.

* Ángel Rull, psicólogo.