Psicologia y sentidos

Más allá de la fragancia: el perfume como arte emocional

Se trata de un medio de comunicación que nos define

Para asociar un perfume a un estado de ánimo o una emoción es necesario darle tiempo para que se asiente

Ramon Monegal

Ramon Monegal / Friedel Scholten

Marc Darriba

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Cada vez estamos más cerca de las fiestas de Navidad, uno de los momentos por excelencia para regalar perfumes. Después de haber explorado la base científica del sistema olfativo y su papel en nuestras emociones, en SanaMente nos adentramos en el mundo de los perfumes como arte y expresión cultural. Para ello, hemos hablado con Ramon Monegal, maestro perfumista, que nos ha ayudado a entender cómo se crean las fragancias y cómo se relacionan con las experiencias humanas.

Los olores, un lenguaje emocional

“Si el olfato no tuviera finalidad, no existiría”, afirma Ramon Monegal, quien defiende que los olores son una parte fundamental de cómo nos relacionamos con nuestro entorno. Monegal explica que “algunas respuestas a los olores son evolutivas, como el rechazo a determinados olores desagradables, mientras que otras son culturales o individuales, fruto de nuestras experiencias”. Añade que “un mismo perfume puede evocar cosas diferentes en cada persona.” La razón es que los perfumes conviven con nuestras experiencias y los asociamos de forma única.

Los perfumes son como imágenes olfativas que construimos para definirnos: para mostrar quiénes somos y que se nos recuerde

Ramon Monegal

— Maestro perfumista

Monegal destaca que el perfume no solo es una fragancia, sino un medio de comunicación. “Los perfumes son como imágenes olfativas que construimos para definirnos: para mostrar quiénes somos y que se nos recuerde; igual que lo hacemos con nuestra apariencia visual. Ahora bien, como la moda se ha apoderado del mundo del perfume, con demasiada frecuencia nos alejamos de lo auténtico para oler como lo nuevo”.

La conexión entre olores y recuerdos

Uno de los aspectos más fascinantes del perfume es su capacidad para anclar recuerdos. Monegal comparte que ha creado fragancias específicas para momentos inolvidables, como las bodas de sus hijos. “Diseñé un perfume único para cada uno de los tres momentos, fijando un olor que los asistentes asociarán siempre a aquel día especial”. Pero también advierte que “No podemos transportar a alguien a un lugar si no lo ha vivido antes. Para hacerlo, es necesario que la persona aprenda a través de imágenes o relatos”.

Este vínculo emocional con los olores tiene un fuerte componente cultural. Según el perfumista, por ejemplo, “es difícil desvincular el olor a incienso de su simbolismo espiritual, ya que esta asociación se ha transmitido de generación en generación durante siglos”. Ahora bien, ¿cómo se integra esta capacidad evocadora en un mercado dominado por las tendencias?

El futuro del perfume: ¿emociones o moda?

Monegal lamenta que la moda se haya apoderado del mundo de los perfumes, con fragancias que cambian cada temporada. “Si queremos que las fragancias tengan un impacto emocional claro, debemos darnos tiempo para aprender a asociarlas a emociones, experiencias o estados de ánimo. Los olores necesitan tiempo para asentarse y conectar con nosotros”. También destaca la necesidad de formar a los vendedores para que puedan transmitir mejor la historia y el significado de cada fragancia más allá de maximizar las ventas.

Debemos darnos tiempo para aprender a asociar las fragancias a emociones, experiencias o estados de ánimo.

Ramon Monegal

— Maestro perfumista

Aunque el perfume puede despertar recuerdos, Monegal advierte que no puede modificar directamente el estado emocional de una persona. “No hay evidencia científica que demuestre que una fragancia pueda mejorar el ánimo por sí sola. Pero hay personas que obtienen beneficios gracias a sus propias asociaciones personales”.

¿Un olor universal?

Si hay un olor que trasciende culturas, es el de la tierra mojada: el petricor. “Es el más evocador. La gente lo asocia con bienestar, equilibrio y arraigo. Tal vez sea un recuerdo ancestral vinculado a la seguridad que la naturaleza nos ofrecía”, reflexiona.

Un arte que perdura

Para Ramon Monegal, crear un perfume es como pintar: combina ingredientes para inventar nuevos olores, como el pintor mezcla pigmentos para crear nuevos colores. Pero, como advierte, “los perfumes son olores inventados, no recuerdos en sí mismos. Solo podemos fijar recuerdos si estos ya existen”.

Los perfumes son olores inventados, no recuerdos en sí mismos. Solo podemos fijar recuerdos si estos ya existen

Ramon Monegal

— Maestro perfumista

En este mundo de olores efímeros, Monegal defiende que el perfume es una forma de arte que puede trascender las modas, llevándonos a explorar nuestras emociones e identidades de una manera única.

Un regalo con significado

Según Monegal, regalamos perfumes porque “hemos aprendido que es algo que podemos regalar, pero es algo muy íntimo que durante mucho tiempo se elegía personalmente”. Por ello, deberíamos reflexionar sobre qué estamos regalando. Como explica Monegal, “el perfume es la imagen olfativa de una persona, una forma de comunicar quiénes somos”. Así, regalar un perfume puede convertirse en una oportunidad para transmitir emociones, recuerdos y momentos compartidos. Al escoger una fragancia, deberíamos pensar en la historia que queremos contar y en cómo ese olor se conectará con la persona que lo reciba.