Bienestar y percepción (I)

"Por salud mental, es necesario abrir las puertas de la percepción"

Entrevista a Josep Maria Fericgla, escritor, investigador y especialista en Antropología, Etnopsicología, Estados expandidos de consciencia y chamanismos.

Entrevista a Josep Maria Fericgla, escritor, investigador y especialista en Antropología, Etnopsicología, Estados expandidos de consciencia y chamanismos. / Jordi Cotrina

Fidel Masreal

Fidel Masreal

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Nos atiende recién llegado del Amazonas ecuatoriano, donde dirige un centro para tratamientos con ayahuasca e imparte cursos a psicoterapeutas de todo el mundo, con una mirada transcultural. Josep Maria Fericgla, licenciado en Geografía e Historia y Doctor en Antropología cultural por la Universitat de Barcelona (UB), es especialista en estados alterados de conciencia. Su crítica a la medicina es en ocasiones generalización, pero sus reflexiones mueven al debate.

-Se ha puesto de moda, la ayahuasca...

-Demasiado, sí. Se ha convertido casi en una droga recreativa con cierta presunción exótica, pero no es esto. El problema es hacerlo por curiosidad infantil. Lo que suele pasar es que los propios mecanismos de defensa de la persona, en lugar de liberarse, se arraigan todavía más. Lo que estimula un mal uso de la ayahuasca es el narcisismo.

La ayahuasca se ha convertido casi en una droga recreativa, un mal uso de ella estimula el narcisismo

-¿Qué es la ayahuasca?

-Es una mixtura vegetal, un caldo, con dos o hasta siete u ocho plantas diferentes, considerado una mixtura visionaria. Pero va más allá. Lo que hace es, literalmente, abrir las puertas de la percepción. Vivimos en un mundo sensual, cognitivo, emocional, psicológico y físico acotado por los parámetros culturales en los que cada cual se educa, inevitablemente. Esto no es negativo. Pero cada cultura recorta las posibilidades de percepción en función de lo que pide esa cultura.

El sentido profundo de la vida no está en la realidad acotada en la que vivimos, cuyos únicos valores son ganar dinero

La realidad es infinitamente más amplia. Hay una necesidad humana fundamental que es, de vez en cuanto, abrir las puertas de la percepción, por salud mental. El sentido profundo de la vida no está en la realidad acotada en la que vivimos, y menos en Occidente, cuyos únicos valores son ganar dinero, consumir y parecer lo que uno no es.

-¿Qué sucede al abrir estas puertas?

-Que uno se encuentra con lo que tiene dentro, y si hay traumas, dolor, incomprensión o miedo, se encuentra con esto. Esto requiere madurez emocional, una persona que conduzca la sesión con experiencia. Es más importante quien ofrece la ayahuasca que quien la recibe. Porque quien la ofrece va reconduciendo la experiencia en unos términos comprensibles.

-¿A veces se ven cosas que no gustan?

-Casi siempre, al principio. En estos viajes al inconsciente -sea con ayahuasca, respiración o con psilocibina-, la primera reacción siempre es que se activa el narcisismo. Uno comienza a tener sensaciones maravillosas, se ve a sí mismo como un águila real volando sobre los Pirineos. Esto es el mecanismo de defensa del ego, que genera estas experiencias para no perder el control. Si se consigue atravesar esta fase, se entra en la revisión biográfica. Se reviven las partes escondidas, que avergüenzan, que duelen. Es lo que se suele decir un mal viaje. Debes aceptarlo y ya está.

Cuando se entra en estados profundos de la existencia, en experiencias espirituales, entonces la vida empieza a tener sentido

El tercer estrato es el impasse, la persona se halla ante la puerta de la muerte, toma conocimiento corporeizado de que, haga lo que haga, al final está la muerte. Esta fase genera pánico. Hace falta alguien de fuera que te ayude a dejarte llevar. Entonces se entra en estados profundos de la existencia, experiencias espirituales. Y entonces, créeme, la vida empieza a tener sentido.

-¿Se hace un cribaje psicológico antes de tomar ayahuasca en sus centros?

-Sí, las sesiones se hacen siempre teniendo en cuenta el historial personal. No se aceptan personas con diagnósticos psicóticos, bipolares ni esquizoides o en determinados estados emocionales, pese a que la ayahuasca es conocida como una sustancia psicointegradora, porque favorece el proceso de integración de opuestos psíquicos.

-Se puede hacer este viaje sin tener que tomar sustancias, porque son adictivas...

-Algunas, son adictivas. Sí, si se puede. Con técnicas de respiración holorénica, por ejemplo.

-Existe una revolución en psiquiatría con la psilocibina...

-...Pero lo están haciendo mal. Estuve al principio del proyecto, hace 15 años, pero me retiré porque es un negocio más para las farmacéuticas. Estas sustancias no pueden estar en manos de los médicos, un colectivo ultraconservador y rígido, dogmático. Abrir las puertas a la percepción ultrapasa la formación de un médico. Y lo que determina el éxito terapéutico no es tanto la sustancia sino el contexto de la experiencia, las relaciones. Esto implica hacerlo en comunidades, no en solitario. Es como querer estudiar un caballo de carreras atado en la cuadra.

-Pero es que la ciencia necesita sistematizarlo...

-Esto es poner un dogma religioso. y la ciencia se ha convertido en una religión.

-¿Está usted en contra de la ciencia como método?

-Como método no, pero se está aplicando muy poco, porque originariamente la ciencia es observar. Con esto de la psilocibina están aplicando un método, por tanto un dogma, a una realidad que se escapa por todas partes.

-Pero un método no es un dogma necesariamente. Todos tenemos métodos.

-Un método ha de surgir de la observación de la realidad.

Tuve una experiencia muy cercana a la muerte y me di cuenta de que el único sentido de la vida es ayudarnos unos a otros a vivir mejor

-Pero para que los resultados de Canadá, Barcelona y Suecia sean sistematizables...

-No hay problema, se tiene que ver qué pasa y crear un método...

-Pero entonces si habla de método no le llame usted dogma...

-Lo que dice la ciencia se ha convertido en palabra de Dios y hay muchos intereses creados. Estoy discutiendo cómo se aplica el método científico. En los estudios del estado de la conciencia hay realidades cuantificables y otras que no lo son. Y las realidades no cuantificables se han de estudiar con métodos cualitativos

Lo que dice la ciencia se ha convertido en palabra de Dios y hay muchos intereses creados

-Evidentmente, pero entonces no se puede decir que esto es fantástico, porque estaríamos en otro dogma. En su mundo, señor Fericgla, hay mucho aprovechado. Si no existe evidencia científica ¿No sería mejor decir que la ayahuasca es una opción más, complementaria, pero no la respuesta a todo?

-Lo entiendo, pero no estoy de acuerdo. Que haya aprovechamiento y mucha tontería no quiere decir que no haya una parte de verdad.

-¿Tiene riesgos, la ayahuasca?

-Muchos menos de los que se dice vox populi. Con la cantidad de dosis que se toman en Barcelona cada fin de semana, si hubiera el mismo riesgo que las aspirinas, habría accidentes constantemente. Se toma mucha.

-Todo esto es ilegal, ¿no?

-Es alegal. El primer Gobierno socialista legalizó el consumo personal. Lo que es ilegal es venderla. Consumirla, no.

-Usted sufrió un cambio profundo a raíz de un grave accidente y su ego se transformó

-Se relativizó. Seguí dando clases, investigando, escribiendo, pero lo puse al servicio de los demás en lugar de alimentar mi yo. Fue una experiencia muy cercana a la muerte y me di cuenta de que el único sentido de la vida es ayudarnos unos a otros a vivir mejor.

-En sus reflexiones, habla mucho de la disolución del ego...

-El ego es una función psíquica y física muy importante. Otra cosa distinta es creérselo. El ego es la sensación de identidad que perdura en el tiempo. Cada 8 o 9 años el cuerpo se renueva del todo, respecto a las células. El ego en sentido involutivo se puede convertir en una carcasa.

-¿No existe una contradicción profunda entre esta apertura de conciencia y la vida comunitaria que usted reivindica y la vida occidental?

-Hay un chico en una playa con miles de estrellas de mar. Las toma una a una y las tira al mar con fuerza. Se acerca un señor y le pregunta qué hace. Las devuelvo al mar, le contesta.

El cambio social comienza por el cambio del individuo. No por la estructura sistémica

El señor le dice que no lo conseguirá, que la playa está llena. El chico responde: no lo conseguiré, pero pregunta a las estrellas que han vuelto al agua si están contentas o no. El cambio social comienza por el cambio del individuo. No por la estructura sistémica. Yo me dedico a esto. Estamos como estamos porque nos hemos dejado robar los ritos iniciáticos.