Bienestar emocional y consumo
Navidad: más bolsas, menos felicidad
¿Cuánto dura la emoción de tener el último modelo de algo si seguimos sintiéndonos igual por dentro?
¿Cuántas veces hemos cambiado una charla de verdad por una tarde viendo descuentos?
Noah Zafra
Noah ZafraSiempre he pensado que la Navidad debería sentirse especial. A veces siento que diciembre se vuelve una competencia silenciosa Pero cuando veo cómo se vive a mi alrededor, especialmente entre mis amigas y amigos, me pregunto si realmente entendemos de qué se trata. Todo empieza como en un cuento bonito, con luces, música, y esa idea de "tiempo en familia". Pero luego veo cómo poco a poco se convierte en una carrera loca para ver quién tiene más regalos o quién recibe lo más caro. Al final, parece que la Navidad es eso: llenar la lista de deseos y esperar que las cosas nos hagan sentir algo.
Es como si los regalos solo fueran un parche temporal, una emoción momentánea
Pero lo peor es cuando llega el día después. Es como si todo lo que compramos (o lo que nos regalaron) durara tan poco. Veo a todos súper felices por un par de días, presumiendo sus cosas como si fueran lo más importante del mundo. Pero luego, como si nada, vuelven a quejarse de lo mismo de siempre: que están aburridos, que la escuela es un fastidio, que no tienen nada que ponerse (aunque su armario esté lleno). Es como si los regalos solo fueran un parche temporal, una emoción momentánea que desaparece más rápido de lo que llegó.
Todos dicen que estas cosas los harán felices. Pero luego los veo seguir queriendo más y más
A veces me da la sensación de que estamos atrapados en una especie de competencia secreta: quién tiene el iPhone más nuevo, la ropa de marca, el maquillaje que está de moda. Y lo peor es que todos dicen que estas cosas los harán felices. Pero luego los veo seguir queriendo más y más, como si lo que tienen nunca fuera suficiente. Me da miedo darme cuenta de que incluso yo caigo en esto. Antes pensaba que sería feliz si conseguía esa prenda de ropa de moda o eso de lo que tanto se habla en redes. Pero cuando lo tengo, ¿qué pasa? Nada cambia realmente. Al rato ya quiero algo más.
Llenar el vacío con cosas
Me pregunto si nos han hecho creer que eso es la felicidad. Que tener más nos hará sentir mejor con nosotros mismos. Pero no sé… ¿cuánto dura la emoción de tener el último modelo de algo si seguimos sintiéndonos igual por dentro? Y lo digo también por mí, porque no voy a mentir: a mí también me emocionan los regalos. Pero cuando veo a mis amigas intentando llenar ese vacío con cosas, siento que todos estamos cayendo en la misma trampa.
Más no significa mejor
Creo que lo que más me choca es que esta época debería ser otra cosa. Se supone que se trata de estar juntos, de sentirnos cerca. Pero, ¿cuántas veces hemos cambiado una charla de verdad por una tarde viendo descuentos? O un abrazo por un "te traje esto, espero que te guste". Me pregunto, ¿por qué dejamos que el consumismo nos controle así? Tal vez porque nos han enseñado que "más" siempre significa "mejor". Pero, ¿y si no es así? A veces siento que la verdadera magia de la Navidad está en las pequeñas cosas que no cuestan tanto: las risas con tus amigos, las historias que compartes con tu familia, o hasta quedarte viendo películas navideñas.
Las cosas se rompen, se pierden, pasan de moda. Pero los momentos que realmente importan no caben en una bolsa
Me gustaría que pudiéramos parar un poco y pensar en esto. Tal vez si nos damos cuenta de que la felicidad no viene de una tarjeta de regalo o de algo caro, podríamos disfrutar la Navidad de verdad. Porque, al final, ¿de qué sirve tener tantas cosas si seguimos sintiéndonos vacíos? Las cosas se rompen, se pierden, pasan de moda. Pero los momentos que realmente importan son los que no caben en una bolsa.
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