¿Por qué los perfumes nos transportan?
Marc Darriba
Marc DarribaEn las fiestas de Navidad los perfumes se convierten en uno de los regalos más habituales. Pero más allá de la fragancia que llevemos, los olores tienen un poder fascinante: son capaces de transportarnos a momentos del pasado, despertar emociones profundas y generar conexiones únicas. Para entender cómo y por qué ocurre esto, Lluís Fuentemilla y Josep Marco, neurocientíficos y profesores del Departamento de Psicología de la Universitat de Barcelona (UB), muestran cómno explorar el papel del sistema olfativo en nuestro cerebro y en nuestras emociones.
El sistema olfativo: una vía directa al cerebro emocional
Según Lluís Fuentemilla, el sistema olfativo tiene un rasgo distintivo en comparación con otros sentidos porque sigue un camino diferente hacia el cerebro. “Los olores tienen conexiones directas con estructuras límbicas como la amígdala y el hipocampo, responsables de regular emociones y memoria. Esto hace que puedan generar respuestas emocionales de manera rápida y potente, más que otros estímulos como la visión o la audición”, explica.
Los olores tienen conexiones directas con estructuras límbicas como la amígdala y el hipocampo, responsables de regular emociones y memoria
Esta conexión directa permite que un olor concreto, como el de un perfume o un ambiente familiar, pueda activar recuerdos o emociones vinculados a una experiencia pasada. Josep Marco añade que el procesamiento de los olores también es diferente porque pequeños cambios en la composición molecular pueden generar percepciones completamente distintas. “Mientras que un cambio de píxel en una imagen no representa un gran cambio al verla, un cambio en una molécula de olor puede evocar recuerdos de forma instantánea y sin necesidad de procesamiento consciente”.
Olores que despiertan recuerdos
¿Por qué un olor puede activar un recuerdo tan vívido? La respuesta está en el vínculo entre el sistema olfativo y el hipocampo, la estructura cerebral encargada de la memoria. “Cuando percibimos un olor que hemos asociado a una experiencia concreta, el cerebro lo reconoce de forma inmediata. Esto es posible porque el sistema olfativo envía señales directas a estas zonas cerebrales clave”, dice Fuentemilla.
Es como si el cerebro dijera: ‘Esto ya lo he vivido’, pero sin detalles explícitos
Este proceso explica por qué un olor puede hacernos sentir una familiaridad inmediata, incluso sin poder identificar exactamente a qué recuerdo está asociado. “Es como si el cerebro dijera: ‘Esto ya lo he vivido’, pero sin detalles explícitos", explica Marco. Este misterio es lo que hace que los olores sean tan poderosos emocionalmente.
Factores culturales y síntomas de demencia
Aunque el vínculo entre olores y emociones es universal, la percepción de los olores varía según factores personales y culturales. Marco explica que “hay una parte biológica, como el rechazo a olores de alimentos en mal estado por instinto de supervivencia, pero también hay una gran influencia cultural. Cada cultura tiene sus olores preferidos, y estas preferencias se aprenden a través de la experiencia y el entorno”. Así, asociamos el incienso con culturas de Asia Central o las hierbas con culturas más mediterráneas.
Además, la edad también juega un papel importante. Según los expertos, la pérdida del olfato puede ser un indicador temprano de enfermedades neurodegenerativas. Marco señala: “Claramente hay cambios en todos los sentidos, pero hay aspectos más primarios que pueden ayudarnos a detectar ciertos tipos de demencia”, lo que pone de manifiesto la importancia de este sentido en la salud general.
¿Un olor puede provocar una emoción?
Aunque sabemos que los olores tienen un gran impacto emocional, la investigación sobre este sentido aún tiene mucho camino por recorrer. “A nivel científico, todavía es difícil determinar si un olor concreto puede inducir un estado emocional específico, como la relajación. Pero es una línea de investigación prometedora”, afirma Fuentemilla.
Es difícil determinar si un olor concreto puede inducir un estado emocional pero es una línea de investigación prometedora
La investigación en este ámbito se enfrenta a dificultades añadidas, ya que, como explica Marco, “lo que sabemos sobre los sentidos químicos, el olfato y el gusto, es mucho menos que lo que sabemos sobre los sentidos físicos, porque los estímulos son mucho más complejos y obtener datos también lo es”.
Pero si algo está claro es que los olores forman parte de nuestra identidad emocional y cultural. Esta Navidad, cuando regalemos un perfume, no solo estaremos ofreciendo una fragancia; también estaremos regalando momentos, emociones y una parte única de nuestra identidad.
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