Salud mental y maternidad

El duelo por un niño no nacido: cuando cada palabra cuenta

Mujeres que han pasado por esa vivencia piden máxima sensibilidad y formación del personal médico

El uso del lenguaje a la hora de comunicar el fallecimiento y la gestión de los pasos posteriores son decisivos

Silvia Manzano, en su casa de Rubí.

Silvia Manzano, en su casa de Rubí. / VICTORIA ROVIRA

Fidel Masreal

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Barcelona
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"¿Tú no te has notado nada?". Esta pregunta no se le olvidará nunca a Silvia. Era febrero del 2006. Estaba embarazada de treinta y siete semanas y tres días de Pau y fue a hacerse una revisión. Las seis palabras las pronunció el ginecólogo, después de unos momentos de confusión y de caras extrañas del personal médico en la sala de ecografía. No hay latido, le dijo. La enviaron a otra sala, para otra 'eco'. Le confirmaron lo mismo, enviaron a una comadrona, que le recomendó que se sentase, que llorase. "Yo estaba de pie y no podía reaccionar, estaba bloqueadísima". Es solo una parte de la vivencia extrema que la familia de Silvia Manzano tuvo que pasar, como la de Kandy Guerrero, que ha tenido seis embarazos y tiene un solo hijo: "No puede ser que lo que te digan es 'puedes volverlo a intentar'", lamenta Guerrero.

La frase de '¿tu no te has notado nada?' me ha perseguido muchos años

Silvia Guerrero

— Madre de Oriol, Pau y Ona

El lenguaje importa, porque para Silvia, que la interrogaran en ese instante tan dramático sonó a culpabilización. Las heridas emocionales se hacen más difíciles cuando suceden cosas como un problema burocrático que le aconteció a Jordi Salvador, el marido de Silvia, cuando tramitaba los papeles de Pau par poder enterrar a su hijo, y los papeles no aparecían. O cuando ella, en el paritorio (sí, parió a Pau), vio la cara "déspota" de una anestesista. Cada detalle es una montaña, en situaciones tan extremas. "En el momento de darnos la información no estaban preparados para ello, hay que tener tacto", recuerda y reclama Jordi.

Tener apoyo emocional

"En el momento del parto, una persona, Xusa Serra, enfermera y experta en tanatología, le dio mucha confianza a Silvia", relata Jordi, poniendo sobre la mesa algo clave: la trascendencia determinante del acompañamiento. "El protocolo a seguir te sorprende, como por ejemplo poder ver a la criatura", recuerda el padre. O como que, tras parir, Silvia fue a una habitación alejada de la sala de neonatos, porque en ese momento no es una buena idea estar en un espacio donde se oyen llantos de bebés.

Silvia Manzano, que perdió un bebé a los ocho meses de gestación, fotografiada en su casa de Rubí, Barcelona

Silvia Manzano junto a su marido, Jordi Salvador, en su casa. / VICTORIA ROVIRA

Un año y dos meses después del fallecimiento de Pau, nació Ona. Para Silvia, el embarazo y el parto requirió un refuerzo extra de tacto y sensibilidad. "Nos llevaba la prima de Jordi, ginecóloga, que derivó en un compañero de profesión, y todo fue fluido", recuerda él. Ella decía que pariría antes de la semana 37: "Te salen miedos por todas partes, recuerdo estar en el sofá y cuando notaba que ella no se movía, me iba tocando la barriga". Y el parto lo rememoran, entre sonrisas, "como una película de Almodóvar" y con un extra de apoyo.

El duelo prohibido

Eso a Silvia y a Jordi les ha pasado una vez. A Kandy Guerrero, de 45 años, le ha pasado, de forma parecida, cinco veces. Cinco pérdidas gestacionales, algunas de las cuales ha tenido que resolver en su casa. "Vives un duelo de los prohibidos y desautorizados porque socialmente no están bien vistos". Se da la circunstancia de que ella tiene una gran formación en duelo, como trabajadora social. Cuando tuvo la primera pérdida, y el primer aborto, recuerda: "Me rompió todo, toqué fondo de manera brutal, busqué ayuda profesional".

Una estrella y cinco rayos

En su caso ha tenido que pasar dos veces por quirófano y en tres ocasiones ha sido bioquímico. "Cuando te quedas embarazada tras un aborto, tienes una de las peores sensaciones, piensas en todo momento que lo perderás, es horrible, angustioso".

"Vives un duelo de los prohibidos y desautorizados, porque socialmente no están bien vistos"

Kandy Guerrero

— Fundadora de Els Dols

Kandy hizo un cambio radical de vida y profesión y ahora se dedica a ayudar a mujeres y hombres en su misma situación. "Mi hijo una vez dibujó una estrella con cinco rayos y me dijo que él era la estrella eran sus hermanas", recuerda.

Falta formación

"Falta mucho trabajo de preparación para la muerte, falta personal, falta formación, los profesionales no están preparados para dar estas noticias, falta sensibilidad", describe Kandy. Dicho lo cual también ha visto una mejora, con los años, en el trato. Gracias en buena medida a la presión de colectivos de familias: "De los cinco abortos, solo en el último la ginecóloga me dijo: 'la cicatriz está bien, ¿tú, cómo estás?', es la primera vez que me preguntaban cómo estaba, empecé a llorar y le di las gracias".

Guía práctica para afrontar esta experiencia

Ona, la hija pequeña de Silvia, ha escrito, en forma de homenaje a Pau, un magnífico trabajo final de Bachillerato sobre la gestión emocional del duelo perinatal. "La compañía de familiares, amigos y personas de confianza es esencial para legitimar el dolor y ofrecer protección emocional. La comprensión y el diálogo en el núcleo familiar son básicos ya que cada cual vive y expresa la pérdida de manera diferente", escribe Ona.

En el balance final de la investigación, Ona constata mejoras en los protocolos de los hospitales para humanizar este trance: "Pese a que todavía queda mucho por mejorar, los avances de estos últimos años han dado esperanza a muchas familias y han ayudado a dignificar a los bebés que han muerto demasiado pronto, recordando que estas vidas, aunque que cortas, tienen un gran valor".

-El Departament de Salut ha publicado recientemente una guía sobre duelo perinatal.

-El libro "El niño de las estrellas", de Patrik Somers, aborda esta experiencia de forma pedagógica.

-Existen también entidades como Els Dols, fundada por Kandy, que ofrecen asesoramiento y ayuda mutua. Kandy Guerrero ha escrito el relato 'Sin latido, Marina no nace'.

-Los bebés fallecidos a partir de seis meses de gestación pueden ser inscritos en el Registro Civil, como gesto de reconocimiento simbólico.

-Dos pediatras de Vall d'Hebrón que perdieron a su bebé impulsaron cambios en los protocolos.