Psicología
Amistades peligrosas: ocho trucos para escapar de ellas
Las amistades también pueden ser tóxicas

Amistades peligrosas / 123rf


Ángel Rull
Ángel RullLicenciado en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid, con más de 10 años de experiencia en el ámbito de la Psicología Sanitaria, tanto en clínica con población general, como en hospitales, con patologías más severas. Desde 2017, trabajo diariamente con personas de diferentes edades y con una amplio abanico de problemas de manera online, rompiendo las barreras físicas de la terapia convencional.
Una amistad peligrosa es aquella que, en lugar de aportar bienestar y apoyo, genera tensión, estrés y malestar. Este tipo de relaciones pueden ser tóxicas debido a una serie de comportamientos que erosionan nuestra autoestima y nos hacen sentir incómodos o inseguros. En muchos casos, una amistad peligrosa no es evidentemente dañina desde el principio. Al contrario, puede comenzar como una relación aparentemente normal, pero con el tiempo, empiezan a emerger patrones de comportamiento problemáticos.
Entre las características más comunes de una amistad peligrosa se encuentran el control, la manipulación, la falta de respeto por los límites personales, la envidia constante, las críticas destructivas y la ausencia de reciprocidad en el apoyo emocional. Estas amistades tienden a drenar nuestra energía, ya que nos hacen sentir culpables, ansiosos o inseguros la mayor parte del tiempo. A menudo, estas personas pueden disfrazar sus comportamientos bajo la idea de que "lo hacen por nuestro bien", pero sus acciones revelan una falta de consideración por nuestro bienestar emocional.
Así, una amistad peligrosa es aquella que afecta negativamente nuestra autoestima, nos genera estrés y no respeta nuestros límites personales. Aunque no siempre es fácil reconocer estos comportamientos, prestar atención a cómo nos sentimos en presencia de esa persona es clave para identificar si estamos ante una relación de este tipo.
¿Por qué nos cuesta salir de ellas?
Salir de una amistad peligrosa no es tarea fácil. A diferencia de las relaciones románticas, donde culturalmente estamos más acostumbrados a hablar sobre rupturas, las amistades tóxicas son un tema menos discutido. Esto hace que muchas personas no se sientan preparadas para enfrentar el fin de una amistad, incluso cuando saben que esa relación les está haciendo daño.
Uno de los principales motivos por los que nos cuesta alejarnos de una amistad peligrosa es el miedo a la soledad. En ocasiones, preferimos mantener una relación tóxica antes que enfrentarnos al vacío de no tener a esa persona en nuestra vida. Además, las personas con comportamientos tóxicos suelen tener habilidades manipuladoras que nos hacen sentir culpables por querer distanciarnos. Pueden utilizar el chantaje emocional o hacernos creer que, sin su presencia, nuestra vida será peor.
Otro factor que dificulta la ruptura de estas relaciones es el apego emocional. Cuando hemos compartido momentos importantes con alguien, resulta difícil dar el paso de alejarnos, incluso si esa persona ya no nos hace bien. La nostalgia y el deseo de recuperar "los buenos tiempos" nos pueden llevar a justificar comportamientos dañinos y a prolongar una amistad que en realidad nos está perjudicando.
Finalmente, la falta de modelos o estrategias claras para terminar una amistad puede contribuir a que nos quedemos atrapados en relaciones tóxicas. A diferencia de las relaciones de pareja, no tenemos tantas referencias culturales o sociales sobre cómo "romper" con un amigo o amiga, lo que complica aún más el proceso de alejarnos.
¿Qué ocurre si no escapamos?
Permanecer en una amistad peligrosa puede tener consecuencias significativas para nuestra salud emocional, mental y, en algunos casos, incluso física. Cuando no escapamos de este tipo de relaciones, corremos el riesgo de ver cómo nuestra autoestima se deteriora progresivamente. Las personas tóxicas suelen socavar nuestra confianza en nosotras mismas, ya sea a través de críticas constantes o manipulaciones emocionales, lo que puede llevarnos a dudar de nuestro propio valor.
Además, las amistades peligrosas pueden generar altos niveles de estrés y ansiedad. El hecho de estar constantemente preocupados por cómo reaccionará la otra persona, o de sentirnos responsables de su bienestar emocional, puede crear una carga mental que nos agote. A largo plazo, esta situación puede derivar en síntomas de depresión, ansiedad o incluso burnout emocional.
Otra consecuencia importante es el aislamiento. Las personas tóxicas suelen intentar controlar a quienes están a su alrededor, y una de las formas en que lo hacen es alejándonos de otras amistades o redes de apoyo. Esto nos deja vulnerables y, en algunos casos, completamente dependientes de esa amistad peligrosa, lo que refuerza el ciclo de toxicidad.
Finalmente, permanecer en una amistad de este tipo puede limitar nuestro crecimiento personal. Cuando estamos rodeados de personas que nos critican constantemente o que no respetan nuestros logros y deseos, es más difícil avanzar hacia nuestras metas. Escapar de estas relaciones nos permite reconectar con quienes somos realmente y abrirnos a relaciones más saludables y enriquecedoras.
Ocho trucos para escapar de amistades peligrosas
Las relaciones de amistad son fundamentales en nuestras vidas, ya que nos proporcionan apoyo, cariño y compañía. Sin embargo, no todas las amistades son saludables. En ocasiones, podemos encontrarnos en relaciones que, en lugar de nutrirnos, nos hacen daño. Las amistades peligrosas son aquellas que, por sus dinámicas tóxicas, afectan negativamente nuestra salud emocional y mental. Aprender a identificar estas relaciones y, sobre todo, saber cómo salir de ellas es esencial para proteger nuestro bienestar.
Estos ocho trucos nos ayudarán a escapar de amistades peligrosas:
1. Reconoce el problema
El primer paso para escapar de una amistad peligrosa es reconocer que estás en una. Presta atención a cómo te sientes después de interactuar con esa persona. Si te sientes agotado o herido de manera recurrente, es probable que estés en una relación tóxica. Aceptar esta realidad es esencial para poder tomar medidas al respecto.
2. Establece límites claros
Una vez que hayas identificado la relación como peligrosa, es importante que comiences a establecer límites. Esto puede incluir reducir la frecuencia de las interacciones, dejar de compartir ciertos aspectos de tu vida o simplemente ser más firme en lo que toleras o no de esa persona. Los límites son una herramienta fundamental para proteger tu bienestar emocional.
3. Rodéate de personas de apoyo
Alejarse de una amistad peligrosa puede ser un proceso difícil, por lo que contar con el apoyo de otras personas es clave. Habla con amigos o familiares de confianza sobre lo que estás viviendo, y busca su respaldo emocional. Tener una red de apoyo te ayudará a mantener la decisión de distanciarte y te recordará que no estás solo o sola en este proceso.
4. Evita confrontaciones innecesarias
A veces, las personas tóxicas no reaccionan bien cuando intentamos alejarnos. Es posible que traten de manipularnos o hacernos sentir culpables por querer poner distancia. En lugar de buscar confrontaciones directas, opta por retirarte de manera gradual y sin hacer demasiado ruido. Esto puede evitar que la situación se convierta en un conflicto mayor.
5. No te sientas culpable
Muchas personas en relaciones tóxicas sienten culpa al distanciarse, especialmente si la otra persona utiliza el chantaje emocional para mantenerlas cerca. Es importante recordar que priorizar tu salud emocional no es un acto egoísta, y que tienes derecho a alejarte de cualquier relación que te haga daño.
6. Concéntrate en ti mismo o misma
Dedica tiempo a reconectar contigo mismo. Retoma actividades que disfrutes y que quizás habías dejado de lado por la influencia de esa amistad peligrosa. El autocuidado y el reenfoque en tu propio bienestar son esenciales para sanar de una relación tóxica.
7. No intentes cambiar a la otra persona
Es común que queramos ayudar o cambiar a la persona tóxica, pensando que, si se comporta de otra manera, la amistad podría mejorar. Sin embargo, es importante entender que no podemos cambiar a los demás. La responsabilidad de mejorar su comportamiento recae en ellos, no en ti. Acepta que la solución no está en transformarlos, sino en protegerte.
8. Permítete dejar ir
Finalmente, permítete dejar ir esa relación sin remordimientos. Puede ser doloroso perder a una amistad, pero si esa relación te estaba haciendo daño, liberarte de ella es un acto de amor propio. Recuerda que mereces estar rodeado o rodeada de personas que te apoyen y te valoren por quien eres.
Superar una amistad peligrosa es un proceso que requiere valentía y autocuidado. Aunque pueda resultar difícil reconocer que una relación no es saludable, dar el paso de alejarse es fundamental para proteger nuestro bienestar emocional. Establecer límites, rodearnos de personas que nos apoyen y centrarnos en nuestro crecimiento personal son estrategias clave para liberarnos de estas dinámicas tóxicas. Al final, aunque soltar una amistad pueda ser doloroso, priorizar nuestra salud mental y emocional nos permitirá crear relaciones más saludables y significativas, basadas en el respeto, el apoyo mutuo y el crecimiento compartido.
* Ángel Rull, psicólogo.
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