Psicología
Diez razones por las que te cuesta hacer amigos siendo adulto
La amistad en la adultez implica un proceso consciente y mantenido en el tiempo

¿Por qué cuesta hacer amigos siendo adulto? / 123RF


Ángel Rull
Ángel RullLicenciado en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid, con más de 10 años de experiencia en el ámbito de la Psicología Sanitaria, tanto en clínica con población general, como en hospitales, con patologías más severas. Desde 2017, trabajo diariamente con personas de diferentes edades y con una amplio abanico de problemas de manera online, rompiendo las barreras físicas de la terapia convencional.
La amistad es una relación afectiva basada en la confianza, el apoyo mutuo y el cariño. A diferencia de otras relaciones, como las familiares o románticas, la amistad se caracteriza por ser voluntaria: ambas partes deciden estar presentes en la vida del otro sin ninguna obligación. Los amigos son personas con las que compartimos intereses, valores y, sobre todo, con quienes nos sentimos a gusto y libres de ser nosotros mismos.
Desde una perspectiva psicológica, la amistad tiene un impacto directo en el bienestar emocional. Contar con amigos cercanos puede reducir el estrés, mejorar el estado de ánimo e incluso alargar la vida. Las amistades proporcionan un espacio seguro donde podemos expresar nuestras emociones sin miedo al juicio y donde el apoyo emocional fluye de manera recíproca.
¿Cuánto tarda una amistad en consolidarse?
El proceso de construir una amistad sólida no es inmediato; se necesita tiempo y una serie de interacciones significativas para que una relación casual se transforme en una amistad verdadera. Un estudio llevado a cabo por el psicólogo Jeffrey Hall, de la Universidad de Kansas, descubrió que se necesitan aproximadamente 50 horas de interacción para que una relación pase de ser casual a una amistad. Para que esa amistad se consolide y llegue a un nivel profundo de confianza, pueden ser necesarias hasta 200 horas de interacción.
Este tiempo incluye conversaciones, actividades compartidas y momentos donde las personas se conocen más a fondo. En la adultez, encontrar este tiempo de calidad puede ser complicado debido a las obligaciones profesionales, familiares y sociales. Sin embargo, es importante entender que las amistades necesitan ser nutridas con atención y cuidado para que puedan florecer.
¿Por qué es tan fácil en la infancia y en la adolescencia?
La mayoría de las personas recuerdan que durante la infancia y la adolescencia, hacer amigos parecía una tarea sencilla. Esto se debe, en gran medida, al entorno y las circunstancias en las que nos encontramos durante esas etapas. En la infancia, la mayor parte del tiempo se pasa en el colegio o en actividades recreativas donde los niños y niñas interactúan constantemente con sus iguales. Estas interacciones regulares crean el ambiente perfecto para el desarrollo de amistades espontáneas.
Además, en la infancia y la adolescencia, los niños y adolescentes no suelen tener tantas responsabilidades o preocupaciones como los adultos, lo que les permite ser más abiertos y flexibles a la hora de conectar con los demás. Durante estas etapas, también somos más propensos a estar inmersos en un grupo social donde las amistades se desarrollan de forma natural.
En la adolescencia, las amistades adquieren un carácter más íntimo y emocional. Compartir experiencias, confidencias y formar parte de grupos sociales es una parte clave del desarrollo personal durante esta etapa. Sin embargo, al llegar a la adultez, las dinámicas cambian, y con ellas, la facilidad para hacer nuevas amistades.
Razones por las que te cuesta hacer amigos siendo adulto
La amistad es una de las relaciones más importantes en la vida de las personas. A través de ella, compartimos experiencias, emociones y apoyo mutuo, lo que nos ayuda a sentirnos conectados y comprendidos. Sin embargo, a medida que avanzamos en la vida adulta, muchas personas se encuentran con dificultades para formar nuevas amistades. Este fenómeno no es raro y tiene una explicación psicológica detrás.
Estas son las diez razones por las que nos cuesta tanto hacer nuevas amistades en la etapa adulta:
1. Falta de tiempo libre
El trabajo, las responsabilidades familiares y los compromisos personales pueden dejar poco espacio para socializar y conocer a nuevas personas. Cuando el día está lleno de obligaciones, es más complicado encontrar tiempo para construir una nueva amistad.
2. Círculos sociales cerrados
A menudo, las personas adultas ya tienen un grupo de amigos estable. Esto puede hacer que se sientan menos motivadas a buscar nuevas relaciones, ya que sienten que su red social está "completa". Esto también dificulta la entrada de nuevas personas en círculos que ya están consolidados.
3. Experiencias negativas pasadas
Algunas personas pueden haber tenido malas experiencias con amistades anteriores, lo que les genera miedo o desconfianza a la hora de abrirse a nuevas relaciones. Estas heridas emocionales pueden actuar como una barrera a la hora de crear vínculos significativos.
4. Cambios en las expectativas
En la infancia, las amistades se forman de manera espontánea, pero en la adultez, las personas tienden a tener expectativas más altas sobre lo que buscan en una amistad. Estas expectativas pueden incluir valores compartidos, intereses similares o incluso compatibilidad emocional, lo que reduce las posibilidades de establecer nuevas conexiones.
5. Falta de oportunidades de socialización
A medida que se avanza en la vida adulta, se reducen las oportunidades de socializar con personas nuevas. Si el entorno laboral no ofrece la posibilidad de hacer amigos y no se participa en actividades sociales o recreativas, es menos probable que se conozcan nuevas personas con las que iniciar una amistad.
6. Dificultad para confiar
Con el paso de los años, las personas pueden volverse más cautelosas a la hora de confiar en los demás. La vida adulta puede traer consigo desilusiones o traiciones que dificultan el abrirse emocionalmente a nuevas personas, lo que retrasa el proceso de construir una relación de amistad genuina.
7. Diferencias en estilos de vida
En la adultez, las diferencias en las circunstancias vitales pueden dificultar la creación de amistades. Una persona con hijos puede tener prioridades diferentes a las de una persona que está enfocada en su carrera profesional o en viajar, lo que puede hacer que sea más difícil encontrar puntos en común para conectar.
8. Falta de habilidades sociales
La vida adulta puede hacer que nos sintamos fuera de práctica en cuanto a habilidades sociales. La espontaneidad y fluidez para interactuar con otras personas puede haberse reducido con el tiempo, lo que genera incomodidad al intentar entablar nuevas conversaciones o relaciones.
9. Ansiedad social
Algunas personas pueden sentir ansiedad ante la idea de interactuar con nuevas personas, especialmente si han pasado mucho tiempo sin formar nuevas amistades. La ansiedad social puede hacer que se eviten situaciones donde es posible conocer a nuevas personas, lo que limita las oportunidades de hacer amigos.
10. Prioridades diferentes
A medida que crecemos, nuestras prioridades cambian. En la juventud, tener amigos es una parte central de nuestra identidad y bienestar. Sin embargo, en la adultez, otras áreas como la carrera profesional, la pareja o los hijos pueden ocupar un lugar prioritario, lo que deja menos espacio emocional y temporal para desarrollar amistades.
Como vemos, aunque hacer amigos en la vida adulta puede ser más complicado que en la infancia o la adolescencia, no es imposible. Requiere tiempo, disposición y un esfuerzo consciente para abrirse a nuevas oportunidades de socialización. Al comprender estas diez razones, podemos tomar medidas para superar los obstáculos y encontrar conexiones significativas, independientemente de la etapa de la vida en la que nos encontremos.
* Ángel Rull, psicólogo.
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