Psicología
Si cumples estos cinco síntomas, sufres congelación emocional
El bloqueo de emociones genera malestar en los vínculos

Síntomas de congelación emocional / 123RF


Ángel Rull
Ángel RullLicenciado en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid, con más de 10 años de experiencia en el ámbito de la Psicología Sanitaria, tanto en clínica con población general, como en hospitales, con patologías más severas. Desde 2017, trabajo diariamente con personas de diferentes edades y con una amplio abanico de problemas de manera online, rompiendo las barreras físicas de la terapia convencional.
La congelación emocional es un fenómeno que muchas personas experimentan sin llegar a comprender completamente lo que les ocurre. Este estado psicológico implica un bloqueo o inhibición de las emociones, afectando la capacidad para sentir, reaccionar y expresar los propios sentimientos. Aunque es posible que quienes lo padecen no sean conscientes de su situación, existen algunos síntomas claros que permiten identificar la congelación emocional.
¿Qué es la congelación emocional?
La congelación emocional se refiere a un estado en el que una persona no logra conectar con sus emociones o no puede expresarlas adecuadamente. Es como si una barrera interna impidiera que los sentimientos fluyan de manera natural, llevando a una especie de parálisis afectiva. En este estado, las emociones no se experimentan con la intensidad habitual, lo que puede llevar a una desconexión emocional tanto hacia uno mismo como hacia los demás.
Es importante destacar que la congelación emocional no implica la ausencia total de emociones, sino más bien una dificultad para sentirlas de forma plena o expresarlas. Las personas en este estado pueden experimentar una sensación de vacío, de apatía o de insensibilidad ante situaciones que, normalmente, les provocarían una reacción emocional.
Este fenómeno puede aparecer como un mecanismo de defensa ante experiencias emocionales intensas o traumáticas, donde la persona opta inconscientemente por "anestesiar" sus emociones para evitar el dolor. En otros casos, puede estar relacionado con situaciones prolongadas de estrés o ansiedad, en las que el organismo entra en un estado de bloqueo para protegerse de la sobrecarga emocional.
¿Por qué ocurre?
La congelación emocional suele estar relacionada con situaciones de estrés crónico, traumas o experiencias emocionales dolorosas. Es un mecanismo que el cerebro activa para protegerse del sufrimiento, especialmente cuando la persona se enfrenta a situaciones que considera insoportables. Al bloquear las emociones, la mente busca evitar el dolor que provocan ciertos recuerdos o situaciones, pero este bloqueo también impide experimentar las emociones positivas, dejando a la persona en un estado de anestesia emocional.
Los traumas, como la pérdida de un ser querido, el abuso emocional o físico, o experiencias de abandono, son causas comunes de la congelación emocional. En estos casos, el bloqueo de las emociones surge como una forma de afrontar el trauma, permitiendo a la persona seguir funcionando sin sentir el dolor de forma inmediata. Sin embargo, con el tiempo, este mecanismo de defensa puede volverse contraproducente, ya que la desconexión emocional impide que se procesen y sanen las heridas emocionales.
Además, situaciones de estrés prolongado, como problemas laborales, dificultades económicas o la acumulación de responsabilidades, también pueden desencadenar un estado de congelación emocional. El cuerpo y la mente, abrumados por la constante tensión, optan por una especie de "apagón emocional" para evitar el agotamiento total. Este estado, aunque inicialmente puede parecer útil para enfrentar la situación, a largo plazo genera un distanciamiento de las propias emociones y de las relaciones interpersonales.
¿Qué consecuencias tiene?
La congelación emocional puede tener consecuencias profundas tanto en el ámbito personal como en el relacional. A nivel personal, quienes la sufren suelen sentir una desconexión con su propio ser. Esto puede llevar a una pérdida de identidad emocional, donde la persona ya no sabe cómo se siente o qué desea. A largo plazo, este estado de desconexión puede contribuir al desarrollo de cuadros depresivos o de ansiedad, ya que la falta de expresión emocional impide liberar la tensión acumulada.
En el plano de las relaciones interpersonales, la congelación emocional afecta la forma en que nos relacionamos con los demás. La incapacidad para sentir o expresar emociones de manera adecuada puede generar distanciamiento en las relaciones cercanas, como con la pareja, la familia o los amigos. La persona congelada emocionalmente puede parecer fría, distante o indiferente, lo que puede llevar a malentendidos o conflictos relacionales.
Otra de las consecuencias comunes es la dificultad para tomar decisiones. Las emociones suelen jugar un papel fundamental en nuestras decisiones, guiándonos sobre qué camino tomar o cómo priorizar nuestros deseos y necesidades. Al estar desconectado emocionalmente, es más difícil sintonizar con lo que realmente se desea o se necesita, lo que puede generar una sensación de estancamiento y frustración.
Cinco síntomas de congelación emocional
Reconocer los síntomas de la congelación emocional es el primer paso para entender este estado y comenzar a abordarlo de manera consciente. A menudo, las personas que lo padecen experimentan una sensación de vacío, dificultad para expresar sus sentimientos y, en algunos casos, reaccionan de manera exagerada o, por el contrario, no reaccionan en absoluto ante situaciones que normalmente provocarían una respuesta emocional.
Estos son los cinco síntomas que indicarían que sufres congelación emocional:
1. Sensación de vacío o apatía constante
Una de las señales más comunes de la congelación emocional es sentir un vacío interno o una apatía generalizada. Las cosas que solían generar placer o emoción ahora parecen insípidas o carentes de sentido. Las personas pueden sentir que pasan por la vida "en automático", sin experimentar una conexión profunda con lo que hacen o sienten. Esta sensación de vacío puede extenderse a todas las áreas de la vida, desde el trabajo hasta las relaciones personales.
La apatía también se refleja en la falta de motivación. Tareas cotidianas que antes se realizaban con entusiasmo ahora parecen cargas pesadas, y la persona puede sentir que nada de lo que hace tiene un verdadero propósito o significado.
2. Dificultad para identificar y expresar emociones
Otro síntoma claro de la congelación emocional es la dificultad para identificar qué se siente en un momento dado. Quienes sufren este bloqueo suelen tener problemas para poner en palabras sus emociones o incluso para saber qué están sintiendo. Este bloqueo no solo afecta las emociones negativas, sino también las positivas, lo que puede llevar a una falta de entusiasmo y alegría en la vida diaria.
Además, al no poder expresar adecuadamente sus emociones, las personas pueden tener conflictos en sus relaciones, ya que los demás pueden percibirlas como distantes o indiferentes, lo que genera una desconexión aún mayor.
3. Reacciones emocionales exageradas o ausentes
La congelación emocional no siempre implica una completa ausencia de reacciones emocionales. En algunos casos, las personas pueden experimentar reacciones exageradas ante estímulos menores, como estallar en llanto por situaciones que no son tan graves, o, por el contrario, no sentir nada ante eventos que deberían provocar una fuerte respuesta emocional. Esta incongruencia en las reacciones emocionales es un indicativo de que el sistema emocional está desregulado.
Por ejemplo, una persona puede reaccionar con una calma sorprendente ante una situación de estrés extremo, mientras que en otro momento puede tener una explosión emocional inesperada ante un problema trivial.
4. Distanciamiento en las relaciones interpersonales
Cuando se está emocionalmente congelado, es común que las relaciones personales sufran. La incapacidad para conectar con las propias emociones se traduce en una dificultad para conectarse emocionalmente con los demás. La persona puede distanciarse de su pareja, amigos o familiares, y parecer indiferente o fría en situaciones donde antes mostraba afecto o empatía.
Este distanciamiento no es intencional, pero puede llevar a la erosión de las relaciones cercanas, ya que las personas alrededor pueden no entender lo que está ocurriendo y sentir que el vínculo emocional se está debilitando.
5. Dificultad para disfrutar de las actividades cotidianas
La congelación emocional también se manifiesta en la incapacidad para disfrutar de las actividades que antes resultaban placenteras. La desconexión emocional afecta la capacidad de sentir satisfacción o alegría, incluso en momentos que antes eran gratificantes. Esto puede incluir actividades recreativas, interacciones sociales o cualquier aspecto que solía generar bienestar emocional.
El placer y la emoción parecen estar fuera de alcance, lo que genera una sensación de insatisfacción generalizada y una vida que se siente monótona y sin color.
La congelación emocional es un estado que afecta profundamente la vida de quienes lo padecen, limitando su capacidad para sentir, expresar y conectarse emocionalmente. Si te identificas con estos cinco síntomas, es posible que estés experimentando este estado de bloqueo afectivo. Reconocer estos signos es el primer paso para empezar a reconectar con tus emociones y comenzar el camino hacia la recuperación.
* Ángel Rull, psicólogo.
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