Crisis y tratamiento

Los ingresos psiquiátricos, a debate: una herramienta tan necesaria como mejorable

Tres psiquiatras de tendencias distintas reflexionan sobre cuándo y cómo proceder a un ingreso, a veces involuntario

El margen de avance se sitúa en el trato personalizado y, a poder ser, a domicilio

Los ingresos psiquiátricos, objeto de debate. | FERRAN NADEU

Los ingresos psiquiátricos, objeto de debate. | FERRAN NADEU / beatriz pérez

Fidel Masreal

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'A la deriva', la obra de teatro basada en personas que han sido ingresadas en un psiquiátrico, pone de manifiesto que se trata de una experiencia intensa, que remueve a quien la vive y a sus familiares. Cuestiones como pérdida de libertad, abuso de medicación, despersonalización, pero también tratamiento de emergencia, alivio para el paciente y su familia y recuperación, están encima de la mesa entre los usuarios y profesionales. Tres psiquiatras con tres visiones distintas reflexionan sobre las claves de esta vivencia, sometida a críticas y en revisión constante.

¿Cuando es necesario ingresar?

Para Enric Álvarez, ex jefe de Psiquiatría de Sant Pau, los ingresos responden a un sistema "absolutamente garantista" y siempre por unas razones determinadas: "Que la persona sea lesiva para sí misma o para los demás, y esto incluye una persona con depresión que está deshidratada, o una agitación por cocaína de un paciente psicótico, o un riesgo de suicidio, no hay más historia, es lo mismo que en cualquier especialidad, la diferencia es que lo que está enfermo no es un órgano, sino la persona".

'A la deriva' - Primer fragmento

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Blanca Navarro, psiquiatra forense y directora de Salud Mental del sistema público de salud en L'Hospitalet de Llobregat, es de la opinión que todo lo relacionado con los ingresos está en revisión. "Estamos en un cambio de paradigma sobre la manera de atender a las personas con problemas de salud mental, un cambio en positivo, y los motores de este cambio son los usuarios, en la medida en la que se valida su voz y ponen manifiesto que cosas que eran normales y se consideraban medicina adecuada hace veinte años, no lo son tanto, como la despersonalización", plantea Navarro.

Hay un elemento que hay que atender, que es el de la familia, que se siente desvalida y sola

Blanca Navarro

— Psiquiatra forense y directora de Salud Mental en L'Hospitalet de Llobregat

Desde la llamada psiquiatría crítica, la psiquiatra andaluza Laura Martín sostiene que el ingreso "es el fracaso de las prácticas de salud mental comunitaria". "Se hacen necesarios los ingresos como la opción menos mala cuando no hay recursos para ayudar a las personas que están en crisis", afirma.

¿Se les empastilla?

Existen críticas respecto a si durante los ingresos se abusa de la medicación y se despersonaliza al paciente, que pierde su libertad de movimientos. Álvarez rechaza radicalmente estas críticas: "Es una visión panfletaria que no se ajusta a la realidad.

¿Empastillar? ¿Hay otra manera de tratar una crisis aguda que no sea con medicación?

Enric Álvarez

— Ex jefe de Psiquiatría del Hospital de Sant Pau

¿Empastillar? ¿Hay otra manera de tratar una crisis aguda que no sea con medicación? Rotundamente, no, no hay evidencia científica de otros tratamientos para una fase maníaca de una depresión grave. No hay discusión. ¿Se despersonaliza? No, al contrario, lo que despersonaliza es la enfermedad".

Respecto al ingreso involuntario, Álvarez dice haber autorizado unos 26.000 ingresos en su carrera, de los cuales la mitad son involuntarios. Y el 97% de los involuntarios acaban en voluntarios por decisión del paciente.

Sensibilidad, vivencias, proyecto vital

Navarro subraya que ha habido avances. Con todo, apunta que los pabellones de agudos "no dejan de ser un lugar cerrado en el que las ratios de personal son muy bajas para disponer de actividades o espacios terapéuticos, y la persona se encuentra mal, con altas dosis de medicación y sin muchas actividades durante el día, con lo cual esto contribuye a que su vivencia subjetiva sea la de estar siendo almacenado". Para ello, Navarro apuesta por incrementar la inversión pública.

Sobre las 'contenciones cero', Álvarez es categórico: "Decir contenciones cero es una barbaridad, es como decir electro-shocks cero, la evidencia científica no va por aquí; es una propuesta socio-política, no sanitaria, yo defiendo que contenciones, las mínimas".

Martín cree que se abusa de los ingresos involuntarios, que deberían ser excepcionales. "En el momento en el que la persona ingresa, deja de ser una persona, se convierte en un cuerpo, se trabaja en la categorización, diagnóstico, farmacologización, tratamiento, bajo el supuesto de que hay algo orgánico que le falla a la persona, que se va a resolver con fármacos", opina.

En el momento en el que la persona ingresa deja de ser una persona, se convierte en un cuerpo

Laura Martín

— Psiquiatra

Para Álvarez, en ingresos de una media de diez o quince días, la psicoterapia no tiene sentido, pero sí sostiene que la psicoeducación es algo habitual respecto a los pacientes y sus familiares. Navarro recuerda que en la práctica, no existen suficientes recursos: "Cada vez los ingresos son más cortos y las personas vuelven a casa cogidas con pinzas; esto es por un tema económico del sistema, dado que el ingreso es la forma más barata para tratar al paciente, no hay suficientes programas de apoyo a domicilio, de PSI (Planes de Seguimiento Individualizados)".

El papel de la familia

La responsable de salud mental de l'Hospitalet es muy clara respecto a la necesidad de situar a la familia en el mismo plano que el paciente y el médico. "Debemos trabajar en la visión de la familia, porque a menudo no pueden por ejemplo coger una baja laboral para cuidar a su familiar enfermo; hay un elemento que hay que atender, que es el de la familia, que se siente desvalida y sola”, describe Navarro desde su experiencia diaria.

'A la deriva' - Cuarto fragmento

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Álvarez defiende también la fórmula de los ingresos domiciliarios, con visita diaria de médico y enfermera. "La tendencia es a multiplicar las opciones y optimizarlas para cada paciente, la administración lo está pidiendo", relata. "La familia puede haber claudicado y de hecho la familia también tiene problemas, y no saben qué hacer -describe Martín- y deben tener apoyo emocional". Esta psiquiatra relata la fórmula de las llamadas casas de crisis para tratar de atajar la crisis en el contexto de cada persona.

¿El ingreso cura?

Enric Álvarez describe dos beneficios de esta medida: uno, aislar a la persona de factores negativos de su entorno. "El ingreso en estas ocasiones es balsámico y en pocas horas mejoran, se sienten acogidos, controlados, tratados"; dos, "disponer de personal cualificado, porque la familia no tiene calificación y tiene más bien un efecto negativo, como cuando le dicen a una persona con riesgo de suicidio que espavile o encierra en una habitación a alguien con un trastorno psicótico". Navarro insiste en la idea del cambio: "Antes se consideraba que una persona descompensada tenía que ser curada y corregida, ahora se tienen en cuenta mucho más sus vivencias, sensibilidades y proyecto vital". Esta profesional insiste: la psiquiatría no resuelve los problemas de las personas como un taller mecánico.