Psicología
Niños y el estrés de la vuelta al cole: ocho pasos para gestionarlo
En septiembre llega el estrés de la vuelta al cole

El estrés de la vuelta al cole / 123RF


Ángel Rull
Ángel RullLicenciado en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid, con más de 10 años de experiencia en el ámbito de la Psicología Sanitaria, tanto en clínica con población general, como en hospitales, con patologías más severas. Desde 2017, trabajo diariamente con personas de diferentes edades y con una amplio abanico de problemas de manera online, rompiendo las barreras físicas de la terapia convencional.
El inicio del curso escolar es un período que, aunque esperado con entusiasmo por algunos, puede generar estrés en muchos niños y niñas. Este estrés se manifiesta como una respuesta natural del cuerpo y la mente ante el cambio y la adaptación a nuevas rutinas, expectativas académicas y sociales. Es un fenómeno común que afecta a la mayoría de los estudiantes en mayor o menor medida, y se caracteriza por sensaciones de tensión, preocupación y, en algunos casos, síntomas físicos como dolores de cabeza o estómago.
Este tipo de estrés no es exclusivo de los estudiantes, ya que también puede afectar a los padres y madres que se ven inmersos en la preparación para el regreso a clases. Sin embargo, nuestros hijos, debido a su desarrollo emocional y cognitivo, pueden experimentar estas emociones de manera más intensa o desbordante.
¿Por qué genera emociones negativas?
El regreso a clases, aunque puede ser un momento emocionante, también suele generar una serie de emociones negativas en niños y niñas. Este período de transición implica adaptarse a nuevas rutinas, enfrentar expectativas académicas, y reintegrarse en un entorno social que puede resultar complejo. La incertidumbre, el miedo a lo desconocido, la presión por el rendimiento académico y las dinámicas sociales complejas son factores que contribuyen a este malestar emocional. Comprender por qué la vuelta al cole puede ser fuente de ansiedad es fundamental para poder ofrecer el apoyo necesario y mitigar estas emociones negativas en los más pequeños.
Estas son las causas más frecuentes:
- Incertidumbre y miedo a lo desconocido: la vuelta al cole puede representar un salto hacia lo desconocido. Nuevos profesores, compañeros, asignaturas y expectativas académicas pueden generar ansiedad. El miedo a no cumplir con las expectativas, a no encajar socialmente o a ser juzgados por sus compañeros puede ser fuente de preocupación.
- Presión académica: con el inicio del curso, regresan las tareas, exámenes y responsabilidades académicas. La presión por obtener buenas calificaciones o simplemente por cumplir con las demandas escolares puede ser abrumadora, especialmente para aquellos que han tenido dificultades académicas en el pasado.
- Cambios en la rutina: durante las vacaciones, los horarios y rutinas suelen ser más relajados. La vuelta al cole implica retomar horarios estrictos, madrugar y cumplir con obligaciones diarias. Estos cambios abruptos pueden ser difíciles de asimilar, provocando malestar y estrés.
- Interacciones sociales: la dinámica social en la escuela puede ser complicada. Las relaciones con compañeros pueden generar conflictos, y la necesidad de pertenecer a un grupo puede ser una fuente constante de ansiedad. Además, las experiencias previas de acoso escolar o exclusión social pueden intensificar estos sentimientos.
¿Qué consecuencias tiene sino se gestiona?
No gestionar adecuadamente el estrés de la vuelta al cole en niños y niñas puede tener repercusiones profundas tanto en su bienestar emocional como en su desarrollo académico y social. Este tipo de estrés, si se prolonga y no se aborda de manera adecuada, puede manifestarse en una variedad de problemas que afectan su rendimiento escolar, su salud física y emocional, así como su comportamiento y relaciones interpersonales. Es crucial entender estas consecuencias para poder intervenir a tiempo y prevenir que estas dificultades se conviertan en problemas crónicos que afecten su calidad de vida a largo plazo.
Estas son las consecuencias principales:
- Impacto en el rendimiento académico: el estrés prolongado puede interferir con la capacidad de concentración, la memoria y el aprendizaje. Como resultado, los niños y niñas pueden experimentar un descenso en su rendimiento académico.
- Problemas de salud física y emocional: el estrés no gestionado puede manifestarse físicamente en forma de dolores de cabeza, problemas gastrointestinales, alteraciones del sueño y un sistema inmunológico debilitado. Emocionalmente, puede llevar a sentimientos de tristeza, irritabilidad y una mayor susceptibilidad a trastornos de ansiedad o depresión.
- Problemas de comportamiento: los niños y niñas bajo un estrés significativo pueden mostrar cambios en su comportamiento, como aislamiento, agresividad o una mayor tendencia a tener conflictos con sus compañeros o familiares.
- Dificultades en las relaciones sociales: el estrés puede afectar la forma en que los niños y niñas interactúan con los demás. Pueden volverse más retraídos, evitar actividades sociales o, por el contrario, mostrarse más irritables y tener conflictos con sus compañeros.
Pasos para gestionar el estrés de la vuelta al cole
Gestionar el estrés de la vuelta al cole en niños y niñas es esencial para asegurar un inicio de curso saludable y positivo. Este proceso requiere de un enfoque consciente y proactivo por parte de los adultos, quienes pueden implementar una serie de estrategias que ayuden a los más jóvenes a adaptarse mejor a los cambios que supone el regreso a las aulas. Estos ocho pasos, si se aplican de manera consistente, pueden reducir significativamente la ansiedad y el malestar asociados a esta etapa, promoviendo un ambiente en el que los niños y niñas se sientan seguros, apoyados y preparados para enfrentar los retos del nuevo año escolar.
Estos son los pasos a seguir:
1. Crear una rutina predecible
Establecer horarios claros para dormir, comer, estudiar y jugar ayuda a los niños y niñas a sentirse seguros y a reducir la ansiedad. Una rutina predecible les da un sentido de control y estabilidad.
2. Hablar abiertamente sobre sus emociones
Fomentar un ambiente en el que los niños y niñas se sientan cómodos hablando sobre sus miedos y preocupaciones es crucial. Escucharles sin juzgar y validar sus sentimientos les ayuda a sentirse comprendidos y apoyados.
3. Fomentar expectativas realistas
Ayudar a los niños y niñas a entender que no necesitan ser perfectos en todo lo que hacen puede aliviar la presión. Establecer metas alcanzables y celebrar sus logros, por pequeños que sean, es fundamental.
4. Promover el tiempo para el juego y la recreación
El juego es esencial para el desarrollo emocional y social. Asegurarse de que los niños y niñas tengan tiempo para jugar y relajarse les ayuda a liberar tensiones y a desconectar de las exigencias escolares.
5. Prepararse con anticipación
Involucrar a los niños y niñas en la preparación para el nuevo curso escolar, como elegir materiales o planificar su horario, puede ayudarles a sentirse más en control y reducir el estrés.
6. Establecer una comunicación abierta con la escuela
Mantener una comunicación fluida con los profesores y el personal escolar permite detectar y abordar problemas potenciales desde el inicio. Esto también ayuda a los niños y niñas a sentir que sus preocupaciones son tomadas en cuenta.
7. Practicar técnicas de relajación
Enseñar a los niños y niñas técnicas de respiración, meditación o mindfulness puede ser una herramienta poderosa para gestionar la ansiedad. Practicar estas técnicas juntos como familia puede hacer que sean más efectivas.
8. Fomentar relaciones positivas
Apoyar a los niños y niñas en la creación y mantenimiento de amistades saludables es clave. Las relaciones positivas con sus compañeros les proporcionan un apoyo emocional esencial y reducen la sensación de aislamiento.
El estrés de la vuelta al cole es un fenómeno común que afecta a muchos niños y niñas, pero con las estrategias adecuadas, es posible ayudarles a gestionarlo de manera efectiva. La clave está en crear un entorno seguro, de apoyo y comprensión, donde puedan expresar sus emociones y aprender a enfrentar los problemas que se les presentan. Como adultos, tenemos la responsabilidad de guiarles en este proceso, asegurándonos de que comiencen el nuevo curso escolar con la confianza y la tranquilidad necesarias para tener éxito, tanto académica como emocionalmente.
* Ángel Rull, psicólogo.
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