Psicología

Falta de empoderamiento sobre el cuerpo en colectivo LGTBIQ+: ¿cómo nos afecta?

Nuestra identidad influye sobre la percepción corporal

Persona agobiada frente al espejo

Persona agobiada frente al espejo / 123RF

Ángel Rull

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La falta de empoderamiento sobre el cuerpo se refiere a la carencia de control, aceptación y aprecio por el propio cuerpo. Esta situación puede manifestarse de diversas maneras, como la baja autoestima corporal, la insatisfacción con la propia apariencia y la falta de confianza en la propia imagen. El empoderamiento corporal implica sentirse cómodo y seguro en el propio cuerpo, aceptando y celebrando la diversidad de formas y tamaños. Esta falta de empoderamiento no solo afecta a nivel individual, sino que también puede influir en cómo una persona se relaciona con el mundo que le rodea.

Cuando alguien no se siente empoderado en relación a su cuerpo, puede experimentar una desconexión entre su identidad y su apariencia física. Esta desconexión puede ser particularmente dolorosa, ya que puede llevar a una sensación de que el propio cuerpo es un enemigo en lugar de un aliado. Este sentimiento puede generar una espiral de pensamientos negativos que afectan la salud mental y emocional. La presión constante para cumplir con estándares de belleza inalcanzables puede intensificar estos sentimientos de insuficiencia.

Además, la falta de empoderamiento sobre el cuerpo puede tener raíces profundas en experiencias de vida tempranas, como la crítica corporal por parte de familiares, el acoso escolar o la exposición a mensajes mediáticos que promueven un ideal de belleza irreal. Estas experiencias pueden dejar cicatrices emocionales que persisten en la vida adulta, influyendo en la autoimagen y en la capacidad de una persona para aceptar su propio cuerpo. El impacto de estas experiencias puede ser devastador, llevándola a evitar situaciones en las que su cuerpo está expuesto al juicio de los demás.

¿Por qué afecta al colectivo LGTBIQ+?

El colectivo LGTBIQ+ enfrenta problemas específicos en relación con el empoderamiento corporal debido a diversas presiones sociales, culturales y políticas. Las normas de género tradicionales y los estereotipos rígidos sobre la apariencia y el comportamiento pueden generar una sensación de alienación y rechazo. Además, la representación mediática suele imponer estándares de belleza poco realistas, excluyendo muchas veces las identidades y cuerpos no normativos. Esta falta de representación positiva puede llevar a las personas LGTBIQ+ a sentirse invisibles o inadecuadas.

La discriminación y el estigma son factores cruciales que influyen en la falta de empoderamiento sobre el cuerpo en el colectivo LGTBIQ+. Las personas LGTBIQ+ a menudo enfrentan rechazo, burlas y violencia, lo que puede llevar a una internalización de estos mensajes negativos. Esta internalización puede resultar en una percepción distorsionada del propio cuerpo y en un deseo de ajustarse a estándares inalcanzables para ser aceptado y valorado. El miedo al rechazo puede llevar a comportamientos de conformidad que comprometen la autenticidad y el bienestar personal.

Además, la transición de género, en el caso de personas trans, puede añadir una capa adicional de complejidad. La disforia de género, es decir, el malestar intenso que puede sentir una persona debido a la discrepancia entre su identidad de género y su cuerpo, puede ser una fuente significativa de sufrimiento. En este contexto, la falta de empoderamiento sobre el cuerpo se entrelaza con el proceso de autoaceptación y validación. Las personas trans pueden enfrentar barreras adicionales para acceder a atención médica adecuada y apoyo social, lo que agrava su lucha por el empoderamiento corporal.

La presión para cumplir con los estándares de belleza y género puede ser particularmente intensa en ciertos subgrupos dentro del colectivo LGTBIQ+. Por ejemplo, los hombres homosexuales pueden sentir la presión de mantener un cuerpo musculoso y atlético, mientras que las mujeres lesbianas pueden enfrentar expectativas contradictorias sobre feminidad y masculinidad. Estas presiones pueden llevar a la adopción de hábitos poco saludables y a un estrés constante por cumplir con expectativas que no reflejan la diversidad real de los cuerpos y experiencias LGTBIQ+.

¿Qué síntomas tiene?

La falta de empoderamiento sobre el cuerpo puede manifestarse de diversas maneras, afectando tanto a nivel físico como emocional y comportamental. Reconocer estos síntomas es fundamental para entender la magnitud del impacto y buscar maneras de abordarlo.

Estos son los síntomas más frecuentes:

  • Baja autoestima: las personas que no se sienten empoderadas en relación a su cuerpo a menudo tienen una autoestima disminuida, lo que afecta su autoconfianza y sus relaciones interpersonales. La baja autoestima puede llevar a evitar situaciones sociales y a una vida más retraída, limitando las oportunidades para el crecimiento personal y la conexión con los demás.
  • Insatisfacción corporal: un sentimiento persistente de descontento con la apariencia física, que puede llevar a conductas extremas como dietas restrictivas, ejercicio excesivo o cirugía estética. Esta insatisfacción puede ser un reflejo de la lucha interna por cumplir con los estándares de belleza impuestos por la sociedad. Las personas pueden sentirse atrapadas en un ciclo de comparación constante con otros, lo que perpetúa la insatisfacción.
  • Ansiedad y depresión: la insatisfacción corporal y la falta de empoderamiento pueden contribuir al desarrollo de trastornos de ansiedad y depresión, afectando la salud mental general. La constante preocupación por la apariencia y el miedo al juicio social pueden llevar a una ansiedad paralizante. La depresión puede surgir de sentimientos persistentes de inadecuación y desesperanza sobre la posibilidad de cambiar la propia situación.
  • Aislamiento social: la vergüenza y la inseguridad en torno al propio cuerpo pueden llevar a evitar situaciones sociales, afectando negativamente las relaciones y el bienestar emocional. Las personas pueden temer el juicio o la burla de los demás, lo que las lleva a retirarse de actividades sociales que antes disfrutaban. Este aislamiento puede agravar los sentimientos de soledad y desconexión.
  • Conductas autodestructivas: algunas personas pueden recurrir a conductas autodestructivas, como el consumo de sustancias, como una forma de lidiar con el malestar corporal y emocional. El consumo de sustancias puede proporcionar un alivio temporal del dolor emocional, pero a largo plazo, puede agravar los problemas de salud física y mental. Otras conductas autodestructivas pueden incluir la automutilación o el desarrollo de trastornos alimentarios.

Estos síntomas no solo afectan la calidad de vida diaria de las personas, sino que también pueden tener consecuencias a largo plazo en su bienestar general. Es fundamental reconocer y abordar estos síntomas para promover una mayor autoaceptación y empoderamiento corporal.

¿Qué consecuencias tiene?

La falta de empoderamiento sobre el cuerpo tiene consecuencias profundas y de largo alcance, especialmente para las personas del colectivo LGTBIQ+. Las repercusiones de esta problemática no solo afectan la salud mental y física, sino también las relaciones interpersonales, el desarrollo personal y profesional, y la calidad de vida en general.

Estas son las consecuencias:

1. Problemas de salud mental

La insatisfacción corporal crónica y la falta de empoderamiento pueden conducir a trastornos de salud mental graves, como la ansiedad, la depresión y los trastornos alimentarios. Estos problemas pueden afectar la capacidad de una persona para funcionar en su vida diaria y reducir su calidad de vida. La constante lucha interna por aceptar el propio cuerpo puede llevar a un agotamiento emocional y a una disminución de la resiliencia.

2. Impacto en las relaciones interpersonales

La inseguridad y la baja autoestima pueden dificultar la formación y el mantenimiento de relaciones saludables. La falta de empoderamiento sobre el cuerpo puede generar conflictos en las relaciones románticas y amistosas, ya que la persona puede sentirse constantemente insegura y necesitada de validación externa. Esta dependencia emocional puede crear tensiones y malentendidos en las relaciones.

3. Limitaciones en el desarrollo personal y profesional

La falta de empoderamiento sobre el cuerpo puede afectar la capacidad de una persona para perseguir sus metas y aspiraciones. La baja autoestima y la autocrítica pueden inhibir el desarrollo personal y profesional, limitando las oportunidades de crecimiento y éxito. Las personas pueden sentirse incapaces de aprovechar oportunidades que implican estar en el centro de atención o asumir roles de liderazgo.

4. Aumento del riesgo de conductas de riesgo

Las personas que no se sienten empoderadas en relación a su cuerpo pueden ser más propensas a participar en conductas de riesgo, como el consumo de sustancias, la práctica de sexo sin protección, la automedicación o el chemsex. Estas conductas pueden tener consecuencias graves para la salud física y emocional. La búsqueda de alivio temporal a través de conductas de riesgo puede llevar a una espiral descendente de problemas de salud y dificultades adicionales.

5. Reducción de la esperanza de vida y bienestar general

La falta de empoderamiento sobre el cuerpo y las conductas de riesgo asociadas pueden tener un impacto negativo en la esperanza de vida y el bienestar general. La discriminación y el estigma persistentes pueden contribuir a una calidad de vida reducida y a una mayor susceptibilidad a enfermedades físicas y mentales. La constante lucha por la aceptación y el reconocimiento puede llevar a un desgaste físico y emocional.

Como vemos, la falta de empoderamiento sobre el cuerpo es un problema significativo que afecta de manera desproporcionada al colectivo LGTBIQ+. Abordar esta problemática requiere un esfuerzo colectivo para desafiar los estándares de belleza restrictivos, promover la aceptación y el respeto por la diversidad corporal, y apoyar a las personas en su camino hacia el empoderamiento y la autoaceptación. Al hacerlo, podemos contribuir a un entorno más inclusivo y saludable para todas las personas, independientemente de su identidad de género u orientación sexual.

* Ángel Rull, psicólogo.