Perder los papeles

Si hay un asunto que considero clave para el bienestar emocional es el que se refiere a la manera con la que nos vinculamos con los demás y con el mundo en general. La capacidad de establecer vínculos de calidad y de confianza con personas significativas para nosotros a lo largo de nuestra vida nos dará la seguridad suficiente para relacionarnos con el mundo con cierta tranquilidad y satisfacción.

Cómo nos ve el entorno y qué imagen tienen de nosotros está directamente relacionado con nuestro estilo de la relación. Continuamente emitimos señales sobre nosotros mismos y sobre cómo nos dejaremos tratar. También este estilo de relación, la manera de decir las cosas, de escuchar, los gestos y expresiones que hacemos, nuestra postura corporal, harán sentirse de una manera u otra a las personas y los grupos que interaccionan con nosotros y marcará el hecho de ser aceptados, valorados, tenidos en cuenta, tratados con respeto y calidez, etc.

La importancia de decir NO

Por tanto, nuestro bienestar emocional a lo largo de nuestra vida, la satisfacción en las relaciones sociales, nuestra autoestima, la posibilidad de tirar adelante proyectos que nos apasionan, la sensación de ser capaz de resolver conflictos o malentendidos, de intimar, dependerán en una parte importante de lo que técnicamente denominamos habilidades sociales.

Particularmente sufro mucho cuando veo que alguna persona no ha podido hacer un buen desarrollo de esta caja de herramientas, que pierde los papeles con facilidad, en lugar de explicar a los demás de manera adecuada porqué se siente molesto. A partir de aquí el entorno tenderá a evitarlo y a no ser sincero con él. Y él se quejará de que la gente es falsa y no le dice lo que piensa... Las habilidades sociales nos permitirán ser libres a la hora de poder expresar lo que necesitamos comunicar minimizando la posibilidad de que los demás se molesten. De poder decir que NO, palabra olvidada y muy necesaria actualmente.

Porque lo más importante es que el otro pueda percibir que somos sinceros con él y a la vez no lo hacemos sentir mal. Al final, no importa tanto lo que le digamos al otro, importa cómo lo hacemos sentir, incluso a la hora de manifestar nuestro desacuerdo o malestar. Aquí nos jugamos que podamos sacar lo mejor o lo peor de las personas. Y este es uno de los retos fundamentales de la vida. Pensemos qué sentimos hacia una persona cercana cuando esta nos ha hablado mal, no nos mira a la cara, no nos hemos sentido escuchados, no nos sonríe, no nos hace un reconocimiento, etc. Difícilmente nos apetecerá interaccionar con él, compartir cosas, hablar bien de él. Pero si no somos capaces de explicarle cómo nos sentimos, el problema también lo tendremos nosotros.

No importa tanto lo que le digamos al otro, importa cómo lo hacemos sentir

El filósofo francés Maxime Rovère, hablando del idiota que todos llevamos escondido dentro, o no tan escondido, nos dice: "No cambies a las personas, cambia las situaciones".

"No cambies a las personas, cambia las situaciones"

Nuestro cerebro es un órgano diseñado para la evolución, para la adaptación al entorno y para intentar adaptar el entorno a nuestros intereses de supervivencia, bienestar y reproducción. Y esto pasa por un buen funcionamiento social. Desarrollemos nuestras habilidades sociales y no perderemos los papeles de una vida satisfactoria.

Claudi Camps, psiquiatra. Director de Salud Mental de Girona (IAS).