PSICOLOGÍA
Estos son los 11 síntomas para detectar la 'Depresión sonriente'
Algunas personas tienen la capacidad de falsear plenamente sus emociones ante los demás
Ángel Rull
Licenciado en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid, con más de 10 años de experiencia en el ámbito de la Psicología Sanitaria, tanto en clínica con población general, como en hospitales, con patologías más severas. Desde 2017, trabajo diariamente con personas de diferentes edades y con una amplio abanico de problemas de manera online, rompiendo las barreras físicas de la terapia convencional.
Ángel Rull
La sonrisa es uno de los principales rasgos para identificar a aquellas personas que están disfrutando con una situación, que están sintiendo bienestar o que son felices. Es un rasgo auténtico que nos ayuda a mostrar a los demás lo que sentimos. Sin embargo, detrás de este signo puede encontrarse una persona con una elevada tristeza, sufriendo una depresión sonriente. Este tipo de depresión viene caracterizada por tener unos síntomas que son ocultados, ya que la persona no muestra sus verdaderas emociones, sino que aparenta una felicidad de cara a los demás.
Cuando la persona no expresa lo que está sintiendo, crea un estado aún mayor de aislamiento, deja de contar con apoyo social y puede hacer que el problema siga creciendo. Esconder la situación real tiene graves consecuencias y es necesario conocer sus signos para poder ver si tenemos alguien así en nuestra vida.
Peligros
Las personas que sufren depresión tienen emociones que van desde la ira a la tristeza, con cansancio o fatiga, alteraciones del sueño y del hambre y con una visión catastrófica del mundo, del futuro y de ellos mismos. Los síntomas pueden oscilar ya que también pueden verse influidos por situaciones externas. Es aquí donde la persona cree mejorar o empeorar.
Cuando nos encontramos ante una depresión sonriente, la persona sigue teniendo esos mismos síntomas, pero no altera sus rutinas ni expresan a los demás lo que siente. Esto hace que la depresión, una enfermedad que de por sí ya crea sensación de soledad, se sufra de forma aislada, lo que acentuaría los síntomas.
Aquellas personas que tienen depresión pueden llegar a tener pensamientos suicidas o de muerte, lo que no implica que vayan a quitarse la vida, pero sí se debe vigilar, por si los síntomas fueran a más y la persona llegara a hacerlo. El apoyo externo juega aquí un papel clave. Dicho apoyo solo aparece cuando sabemos que la persona está mal. Por tanto, en una depresión sonriente, las ideaciones suicidas también aparecen, pero sin contar con un amortiguador social.
Síntomas
La depresión sonriente es una enfermedad difícil de tratar ya que la apariencia se encuentra falseada, mostrando felicidad a los demás y dando la sensación de que se está alcanzando el pleno bienestar en su vida. Sus emociones reales están ocultas y su alrededor no es consciente del verdadero problema. Sin embargo, hay varios síntomas que delatan lo que la persona está sintiendo por dentro.
¿Cómo podemos saber si la persona que tenemos enfrente está sufriendo una depresión sonriente?
- Todo va bien siempre. No hay brechas en su vida.
- Hay un esfuerzo evidente por la persona de estar siempre en todas las situaciones. Se enfrenta a todas las responsabilidades sin excusas.
- No es capaz de expresar ningún día algo que no sea felicidad.
- Está siempre activo y ocupa cada hora del día. Así puede huir de sus problemas.
- La imagen social es lo más importante. Su aspecto físico es impecable.
- Se eleva su nivel de autoexigencia.
- Hay alteraciones del sueño y también del apetito.
- Hay una búsqueda recurrente de libros que le ayuden a alcanzar la felicidad.
- Oscila entre la necesidad de estar con los demás y el aislamiento, de forma extrema.
- Aparecen explosiones de ira sin motivo aparente.
- El entusiasmo está afectado. Los gustos parecen haber cambiado y no siente motivación.
La depresión sonriente aparece a nivel social en cifras que son muy difíciles de estimar. No hay una búsqueda de ayuda y podría explicar casos de suicidio que no tenían un motivo aparente. Parece más propio de personas tímidas, con puestos de alta importancia o con niveles de perfeccionismo demasiado elevados. Esto haría que no sintieran el derecho o la necesidad de expresar lo que verdaderamente sienten y podría tener consecuencias muy negativas.
* Ángel Rull, psicólogo.
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