Psicología

Pasos para liberarse de padres tóxicos

La sobreprotección genera ansiedad en ambas partes y repercute sobre la autoestima

Pareja después de una discusión

Pareja después de una discusión / periodico

Ángel Rull

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Cuando hablamos de relaciones tóxicas, tendemos a pensar solo en malos comportamientos por parte de amigos o de nuestra pareja. Sin embargo, la toxicidad también puede incluir a miembros de la familia, como los padres. No existe una responsabilidad por su parte de sus faltas de respeto, y en muchos casos puede haber problemas de adicción o trastornos mentales.

Existen varias señales que nos indican que nos encontramos ante una relación tóxica con nuestros padres y que serían la alarma necesaria para saber que debemos liberarnos emocionalmente de ellos. De lo contrario, afectará cada vez más a nuestro desarrollo y nuestra independencia como personas.

Señales de toxicidad

Las relaciones que mantenemos con nuestros padres no siempre son cordiales y pueden vivirse etapas de mayor tensión. Eso no significa que estemos viviendo una mala relación con ellos. Sí que habría que prestar especial atención a la baja autoestima que podamos sentir a causa de sus comportamientos y a otras señales que nos harían ver que hay toxicidad en la relación.

Estas son las señales que indican que tienes una relación tóxica con tus padres:

  • Utilizan el chantaje emocional para controlar tus acciones.
  • Tienen necesidad de control sobre toda tu vida.
  • Sus reacciones son, con frecuencia, exageradas.
  • Hay un exceso de crítica y numerosas comparaciones.
  • Te culpabilizan de que nada vaya como ellos querrían.
  • No hay respeto por los límites individuales.
  • Hay momentos de envidia.
  • No se preocupan por tus necesidades físicas y/o afectivas.

Libérate de tus padres

Desprenderse es un concepto emocional indicado a la hora de poder liberarse de padres tóxicos. No tiene realmente que ver con la proximidad física, sino que pone las barreras sentimentales necesarias al comportamiento ajeno. Implica no reaccionar ante cualquier ataque, no responsabilizarse de sentimientos que no sean nuestros y saber separar nuestras necesidades de las de los demás. Aunque esto es más fácil con gente fuera de la familia, también debe hacerse con los que están dentro.

¿Qué podemos hacer para desprendernos de nuestros padres?

1. No intentes complacerles

Aunque es una tendencia general, suele acabar siendo un error, especialmente cuando ellos nunca están conformes. Tienes derecho a tomar tus propias decisiones y a elegir tu modo de vida.

2. No te esfuerces en cambiarlos

Todo aquello que sí puedes controlar es de lo que te debes ocupar. Cómo son las personas y cómo se comportan no es responsabilidad tuya, y puede reducirte significativamente el nivel de energía.

3. Razonar no siempre funciona

Cuando una persona es emocionalmente inmadura y tóxica, razonar con ella será siempre un error. Hacerlo es improductivo y nos genera tristeza, rabia y frustración.

4. Los momentos especiales son para las personas que te hacen sentir bien

Tenemos la necesidad socialmente marcada de tener que compartir los momentos importantes con nuestra familia, como las fiestas navideñas o los cumpleaños. Sin embargo, cuando esto supone un foco de malestar, evitarlo siempre es una buena opción.

5. Establece límites claros

Los demás nos tratan en base a los límites firmes que hemos puesto. Crean un espacio de seguridad para nosotros. Siempre deben desde el primer momento, pero si no ha sido así, nunca es tarde. A la hora de poner un límite, debes ser claro y tajante y nunca ceder ante el chantaje emocional.

6. No compartas todo

Compartir todo lo bueno que nos pasa con alguien que nos trata mal es un error. Reserva información para quien sepas que va a apoyarte y no juzgarte. Es una forma de salvaguardar tu autoestima.

7. No tienes un contrato

Los lazos familiares no son contratos ni obligaciones. La familia no es escogida y, por tanto, no tiene que ser tampoco permanente. Nada te ata a ninguna persona, aunque las reglas sociales parezcan indicar lo contrario.

Liberarnos de quien nos hace daño es siempre una obligación para nosotros. Aunque no siempre podamos romper esa relación por completo, sí podemos desprendernos emocionalmente y empezar a vivir una vida sin críticas, quejas y humillaciones.

Ángel Rull, psicólogo.