PSICOLOGÍA
Así puedes abandonar el perfeccionismo para llegar al 'optimalismo'
La autoexigencia bloquea nuestras capacidades y genera un mayor número de errores
Ángel Rull
Licenciado en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid, con más de 10 años de experiencia en el ámbito de la Psicología Sanitaria, tanto en clínica con población general, como en hospitales, con patologías más severas. Desde 2017, trabajo diariamente con personas de diferentes edades y con una amplio abanico de problemas de manera online, rompiendo las barreras físicas de la terapia convencional.
Ángel Rull
El perfeccionista, aquel que se basa en la autoexigencia y en unos elevados estándares de vida, parece ser el tipo de persona que más podría acercarse a la plenitud. Podría tener aquello que quisiera, siempre por encima de la media, y viviendo de forma feliz. Sin embargo, un rasgo que podría relacionarse con el éxito, suele esconder frustración y baja autoestima. Lejos de esa vida que parce que van a alcanzar en algún momento, son personas insatisfechas que llegan a darse cuenta del daño que el perfeccionismo está generando en su vida, pero con la creencia de que solo ese modo de vida será el correcto y el que les podrá hacer cumplir los objetivos. Un sesgo cognitivo que actúa como círculo vicioso.
Cuando vamos encadenando éxitos y se van cumpliendo nuestras metas, es de esperar que nos sintamos plenos y orgullosos de nosotros mismos, pero algunos rasgos de nuestra personalidad pueden impedirnos validar los logros. El perfeccionismo puede impulsarnos a seguir y avanzar, pero sin darnos una tregua para disfrutar. Solo se centra en que nada es suficiente, por lo que genera un malestar elevado. Sin embargo, hay un modelo más eficiente, relacionado con el éxito y con la satisfacción, el 'optimalismo'.
Eficiencia feliz
El perfeccionismo se podría definir como ese rasgo que nos impulsa a alcanzar metas elevadas y de un modo basado en la absoluta eficiencia y eficacia. Acaba perdiendo el contacto con la realidad, ya que esas metas podrían ser imposibles de alcanzar o el modo para alcanzarlas no es aplicable de forma realista. Pierde, por tanto, contacto con dicha realidad. Sin embargo, si buscamos un modelo que sí tenga los pies en el suelo y que se centre en el optimismo, podríamos basarnos en el "optimalismo", un concepto acuñado por la Psicología Positiva y que busca alcanzar el éxito sin autoengaños ni exigencias dañinas. Ser optimalista es saber que hay obstáculos, pero podremos generar herramientas suficientes para poder superarlos, con motivación y usando nuestros propios recursos.
A nivel emocional, el cambio que se logra de pasar de un modelo perfeccionista a uno "optimalista" es muy significativo. El primero suele generar un alto malestar con pequeños puntos de disfrute, mientras que el segundo asume retos, valora los hitos y al alcanzar el final, sabe disfrutarlo y saborearlo. Además, hay que tener en cuenta que ninguno, si nos basamos solo en los resultados obtenidos, se relaciona más con el fracaso, aunque sí el perfeccionismo puede tener temporadas de bloqueo con más errores de lo habitual.
Pero ¿cómo podemos pasar de una forma de vivir perfeccionista a poder ser "optimalista"? Para ello, las siguientes pautas debemos seguirlas siempre:
1. Controla los pensamientos absolutistas
Uno de los sesgos cognitivos que acompañan al perfeccionismo es el pensamiento "todo o nada", de si algo no es perfecto, entonces es un fracaso absoluto. Debemos ser más flexibles, especialmente con la forma de trabajar y las metas.
2. Futuro realista
Debemos hacer un plan de acción contando con todos los errores posibles, los obstáculos y la falta de herramientas, para poder generar alternativas o formas de encararlo.
3. Valoración en el presente
El foco pasa de la carencia y la necesidad a la validación de lo que ya existe. Así nos centramos en aumentar nuestro bienestar.
4. Felicidad en el camino
No tendremos nuestra felicidad solo cuando alcancemos lo que queremos, sino durante todo el proceso, incluso antes de empezar.
Usar un modelo basado en el "optimalismo" implica cambiar esquemas de pensamiento y de actuación muy arraigados en nosotros mismos, pero que siempre se puede conseguir. Para ello, hay que tener en cuenta que el perfeccionismo ni estaba siendo eficiente ni nos estaba generando bienestar. Otro modelo es posible y muy necesario para nosotros.
* Ángel Rull, psicólogo.
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