PSICOLOGÍA

Cuatro formas de comunicarte mejor con tu pareja

Las relaciones personales implican dirigirse hacia el otro de forma proactiva

Una pareja hablando en el sofá

Una pareja hablando en el sofá / periodico

Ángel Rull

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La comunicación es la base de cualquier tipo de relación sana que queramos establecer y mantener a lo largo del tiempo, no solo con una pareja, sino también con amigos, compañeros de trabajo o familiares. Es lo que va a determinar el éxito de dicha relación con el paso de los años y la calidad de la misma. Es motivo de que muchas parejas acudan a terapia y llegan ya con unos esquemas de comportamiento rígidos y cerrados que cuesta cambiar. Como todo, es mejor saberlo prevenir a tiempo y establecer mejores modelos de comunicación desde el principio.

Muchas parejas confunden hablar las cosas y quejarse cada vez que algo está mal con saberse comunicar. Sin embargo, hablar sin parar es muy diferente a comunicarnos de forma eficiente. Hablar y que nos entiendan y entender nosotros al otro tiene una serie de pasos y requisitos sin los cuales las conversaciones serán eternas, pero nunca llegarán a ningún lado, salvo al desgaste de la relación.

Hablar mejor

Muchos de los errores que cometemos al hablar con los demás, implica no escoger las palabras adecuadas. Nos ceñimos a que, si en nuestra cabeza lo entendemos, el otro también deberá entenderlo, cuando venimos de percepciones de la realidad diferentes. Imponemos nuestro criterio o nos quejamos continuamente de que las cosas no están bien y queremos que el otro simplemente asienta, con la excusa de que nosotros podemos estar sufriendo. Sin embargo, eso no es comunicarse.

Las bases para una buena comunicación en pareja implican aprender a seguir los diferentes puntos, haciendo hincapié en ellos cuando haya una discusión o cuando estemos más tensos:

1. Dar por hecho

Es el principal error, cuando jugamos a que el otro adivine nuestros deseos, necesidades o intenciones. También lo hacemos al revés, somos nosotros los que adivinamos o suponemos lo que al otro le ocurre. Esto, por mucha confianza que haya, hace que nos equivoquemos repetidamente y puedan surgir malentendidos que acaben en discusión. Nunca hay que dar las cosas por supuestas, ni las buenas ni las malas, y si queremos saber algo, debemos siempre preguntar al otro.

2. Arrastra el pasado

Nuestra pareja comete un error, necesitamos un tiempo para perdonar y por lo visto lo hacemos. Sin embargo, luego cogemos eso que está en el pasado para echárselo en cara en una discusión, sin importar lo grande o pequeño que sea el hecho.

Si nuestra pareja nos ha hecho daño y hemos decidido perdonar, no podemos usar viejos rencores para intentar ganar o colocarnos por encima. Nos comprometemos con nosotros mismos a dejar el pasado atrás.

3. Me quedo hasta que exploto

Nadie como nosotros mismos conoce nuestras propias y emociones y sabemos cuándo corren el riesgo de desbordarse, especialmente con la rabia. Esta emoción, una vez que explota, no tiene marcha atrás. No podemos llegar hasta ese punto porque, aunque tengamos razón, vamos a salir perdiendo. La culpa o el remordimiento posterior solo servirá para hacernos daño.

Cada vez que veamos que nuestras emociones corren el riesgo de desbordarse, debemos tomarnos un tiempo fuera. Salir unos minutos de la habitación, despejarnos y volver, siempre volver, para terminar la conversación.

4. Me quedo en mi sitio

Comunicarnos implica saber ir hasta la posición del otro, sentir lo que siente y entender los motivos de que esté así. Si nos quedamos en nuestra posición, no generamos empatía, sino un muro que nos separará y que podrá romper la relación.

La comunicación es la llave a la felicidad y el bienestar de cualquier pareja. No es dedicar gran parte del tiempo a hablar, sino hacerlo de una forma óptima. Menos tiempo pero de calidad pueden ayudar a que muchas parejas se desgasten menos y puedan estar mejor juntas.

Ángel Rull, psicólogo.