PSICOLOGÍA

Así puedes gestionar las emociones negativas en navidades

Las reuniones familiares y laborales ponen a prueba el bienestar de todo el año

Navidad

Navidad / periodico

Ángel Rull

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La Navidad es la época del año donde más se intensifican nuestras emociones como consecuencia de los eventos que organizamos, el poco tiempo que pasa entre ellos, reunir a la gente a la que hace mucho tiempo que no vemos y la ausencia de otras personas que ya no están. No todo lo que hacemos nos parece positivo y hay muchos compromisos que cumplir. Por eso sentimos tanto emociones positivas como negativas, pudiéndonos desbordar ambas y siendo también un problema la oscilación de unas a otras.

En esta época sentimos que el tiempo pasa muy rápido, que tenemos ansiedad por las tareas pendientes o frustración por todo lo que nos gustaría hacer y no podemos, tristeza por ausencias o miedo por los eventos. Independientemente de lo que nos gusten estas fechas, son muchas cosas las que sentimos y que debemos aprender a gestionar.

Época intensa

Cuando sabemos que debemos pasar por algo que no nos gusta, tendemos a buscar la forma de evitar sentir emociones negativas. Para ello, buscamos alguna estrategia que nos haga ir hacia las buenas, lo cual parece fácil en navidades, ya que sí tenemos también la posibilidad de tener buenas experiencias. Si no nos gusta estar con la familia, tenderemos a escapar con reuniones de amigos. Esto no hace que el problema desaparezca, sino que las emociones que no son procesadas o enfrentadas vuelven a nosotros de una forma más intensa.

El pensamiento positivo, desde el punto de vista de excluir lo negativo, no funciona en la vida práctica, sino que se debe buscar un buen equilibrio entre todas las emociones. Se viven las que nos gustan y se procesan, aceptan y trabajan las que creemos que son malas, aunque siempre tienen una función.

A través de las siguientes pautas podremos gestionar mejor las emociones negativas en las navidades sin la necesidad de huir de ellas:

1. Tristeza

Tendemos a ver la tristeza como una emoción negativa que surge en diversos momentos y que nos gustaría que no estuviera. Sin embargo, tiene dos funciones básicas imprescindibles para nosotros: nos ayuda a aceptar la pérdida y nos permite buscar soluciones para alcanzar el desarrollo. En estas fechas suele aparecer por todas aquellas personas que ya no están, acompañada de llorar, la forma que tenemos de descargar tensión física y liberarnos de carga emocional. No es algo a rechazar, sino que debe aceptarse como una parte natural de nosotros, haciéndonos ver lo que tenemos y lo que no. Valorando lo perdido también podremos poner el foco en lo que ahora toca disfrutar o buscar.

2. Convivencia

Todos los años nos marcamos el propósito de disfrutar con nuestra familia estos días, ponemos de nuestra parte y nos esforzamos para ello. Sin embargo, los otros parecen no tenerlo tan claro. Es importante saber que no es que los demás vayan en contra, sino que también tienen sus propias emociones con las que lidiar. Hay frustración, tristeza o rabia y puede ser descargada contra nosotros. Solo desde la empatía y desde ponernos en su lugar podremos entenderlo, pero sabiendo que no todo es nuestra responsabilidad.

3. Necesidades y valores

Estas fechas son un buen momento para también poder escuchar a nuestras necesidades y nuestros valores. Muchas de las emociones negativas surgen por la diferencia que hay entre lo que la sociedad parece pedirnos, las expectativas generadas y lo que de verdad queremos. No siempre es necesario hacer regalos o cenar todos juntos. Viajar puede ser una buena opción para poder regular mejor nuestras emociones.

La Navidad es momento de compartir y de estar con nuestros seres queridos, pero no todo lo que sentimos es positivo. Las emociones negativas deben ser escuchadas, nos hablan de nuestros valores o de nuestras necesidades y debemos entenderlas para manejarlas. Es también una época de mirar dentro de nosotros mismos y de saber qué queremos.

Ángel Rull, psicólogo.