PSICOLOGÍA
Pensamientos obsesivos: así puedes pararlos y ser feliz
La ansiedad y la depresión conllevan negatividad y exceso de análisis
Ángel Rull
Licenciado en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid, con más de 10 años de experiencia en el ámbito de la Psicología Sanitaria, tanto en clínica con población general, como en hospitales, con patologías más severas. Desde 2017, trabajo diariamente con personas de diferentes edades y con una amplio abanico de problemas de manera online, rompiendo las barreras físicas de la terapia convencional.
Ángel Rull
Los pensamientos obsesivos se caracterizan por darle vueltas a una o varias ideas de forma circular durante un tiempo excesivo. Aparece en diversos desórdenes, como en la ansiedad o el trastorno obsesivo-compulsivo, pero también nos acompaña cuando algo nos preocupa, hemos pasado por un evento traumático o hemos hecho daño a alguien. En este último caso, por ejemplo, los pensamientos giran en torno a la culpa y la vergüenza.
Un exceso de análisis parece indicar que vamos a encontrar antes las soluciones o que podremos alcanzar un mejor desarrollo. Sin embargo, aparece justo lo contrario: no sabemos salir del estado inicial y solo empezamos a ver cómo aumentan las emociones negativas. Es entonces donde se convierte en un castigo autoinfringido, creyendo que lo merecemos. No nos permite pasar páginas y nos predispone a volver a fallar. Pero no solo aparecen las obsesiones ante errores, también ante miedos, posibles amenazas o injusticias que hemos visto. Pararlos es fundamental, ya que sin ello nunca habrá un bienestar emocional.
Mismas ideas
Cuando aparece un pensamiento obsesivo, sentimos que nuestro cerebro no puede escapar de él. Hagamos lo que hagamos, todo nos lo recuerda y se va asociando a múltiples situaciones. Algunos detalles, aunque no parezcan conectados, nos lo activan en nuestra cabeza. Aumenta nuestra sensación de estrés y creemos que nos volvemos locos. Esto solo empora la situación ya que los pensamientos circulares forman siempre parte de cualquier sensación de ansiedad que podamos vivir. El cerebro se encuentra activado en exceso y no razona con normalidad.
Los pensamientos obsesivos son un círculo vicioso de ideas y ansiedad que solo se retroalimentan y crecen. Debemos pararlos por algún lado, aunque nos pueda parecer imposible. Diversas técnicas psicológicas están dirigidas a romper dicho círculo y parar las ideas circulares:
1. Parada de pensamiento
Es una de las técnicas más extendidas y se encuentra dentro del modelo cognitivo-conductual. Consiste en usar una palabra a modo de orden que pare el pensamiento. Lo normal es usar 'basta'. Para ello, cada vez que demos vueltas a una misma idea, nos diremos esa palabra y pasaremos a imaginar algo que nos genere sensación de tranquilidad. Es importante que siempre sea la misma palabra y la misma imagen de calma.
2. Tiempo muerto
¿Qué ocurre cuando pretendemos quitarnos algo de la cabeza? Efectivamente, acaba creciendo. Esta técnica consistiría en que para que podamos romper el círculo vicioso, dediquemos entre 20 y 30 minutos al día a pensar justo en lo que queremos evitar. Por ejemplo, si los pensamientos giran en torno a discutir en nuestra cabeza con nuestro jefe, reservaremos cada día a la salida del trabajo 20 minutos a hacerlo. Pondremos una alarma y pasado ese tiempo nos distraeríamos con otra cosa.
3. Descarga
Cuando los pensamientos giran en torno a la discusión que hemos tenido con alguien y todo aquello que nos hemos quedado sin decir, una mala idea es llamar a esa persona o escribirle mensajes para descargarte. Sí puedes hacerlo escribiéndolo en un papel o en el móvil y después borrarlo.
4. Calma
Esta técnica no está destinada a parar el pensamiento en cuestión sino a predisponer nuestro cuerpo y nuestro cerebro para la calma. Usando el deporte o técnicas diarias de relajación, lograremos bajar nuestra activación media. Como las obsesiones se unen a la ansiedad, si esta última no está, los pensamientos tampoco.
Los pensamientos obsesivos acompañan a un número elevado de personas, generando malestar, más preocupaciones, ansiedad y depresión. Se alimenta de los malos momentos y nos dificultan la superación o el desarrollo. Pararlo siempre nos abriría el camino a estar mejor, recuperarnos o seguir con nuestras vidas.
* Ángel Rull, psicólogo.
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