PSICOLOGÍA
¿Qué hago si mi hijo me dice 'no' a todo?
Los niños pasan por diferentes etapas para reafirmar su identidad
Ángel Rull
Licenciado en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid, con más de 10 años de experiencia en el ámbito de la Psicología Sanitaria, tanto en clínica con población general, como en hospitales, con patologías más severas. Desde 2017, trabajo diariamente con personas de diferentes edades y con una amplio abanico de problemas de manera online, rompiendo las barreras físicas de la terapia convencional.
Ángel Rull
Cuando los niños cumplen los 18 meses, y casi hasta pasados los tres años, atraviesan por una etapa bastante amplia donde todo gira en torno a la negatividad. Su palabra preferida es 'no', una forma de oponerse a todo para poder afirmar su identidad y seguir construyendo la personalidad. Aparece como reacción a las órdenes que escuchan de los adultos donde hay numerosas prohibiciones. Quieren obtener poder, el que ven en las figuras de referencia y asumen la negatividad para ello. Ante esto, los padres no deben permanecer pasivos. Aunque se asuma como una fase, deben seguir existiendo las normas y los límites.
Cuando la búsqueda de poder choca con el rol que ejercen los padres, aparecen las rabietas y los pataleos. Los más pequeños explotan al frustrarse y no salirse con la suya. En la etapa del 'no', los padres no solo deben aprender a marcar bien los límites sino también a lidiar con la negatividad de los niños.
Independencia y normas
Llegada la etapa del 'no', el niño busca sentir autonomía y consolidar su independencia, lo cual empieza a rozar con las normas establecidas en casa y en el colegio. Buscan también hacer las cosas ellos solos, aunque nos cueste permitírselo, ya que, en muchos casos, no lo hacen del todo bien y se pierde más tiempo. Sin embargo, es necesario para su desarrollo.
La búsqueda de una mayor autonomía y la negatividad que aparece en los pequeños es siempre imprescindible para que puedan definirse como personas independientes. Aunque esto se acentúa especialmente en la adolescencia, esta etapa es también importante y es donde deben asentarse las bases de una buena educación y una mejor convivencia en casa.
Para que podamos enfrentarnos al 'no' y mantener las reglas, debemos seguir varias pautas:
1. Modelos
Los niños son el reflejo de todo lo que ven en los adultos, especialmente dentro de casa. Nuestras normas llevan en la mayoría de las ocasiones el 'no'. Debemos reducirlo en todos aquellos momentos en los que no sea tan importante. Para ello, podemos reemplazarlo por formas más constructivas. Si no queremos que salte el sofá, por ejemplo, podemos invitarle a jugar mejor sobre la alfombra con nosotros.
2. Ofrece alternativas
Normalmente la negatividad aparece ante el hecho de que solo le estamos ofreciendo una opción. Si puede escoger, se reducirá esa negatividad. Esto genera también la sensación de tener control sobre las decisiones y le ayudará en la búsqueda de autonomía.
3. Amplía el 'no'
Enseña a tu hijo a que, si hay una negatividad ante algo, tiene que haber una explicación y una búsqueda de alternativas. Si, por ejemplo, no quiere ponerse una camiseta, debe explicar el motivo y elegir qué camiseta querría ponerse en su lugar. Se sentirá con más recursos y mejor escuchado.
4. Seguridad
Cuando buscan evitar las normas, acaban aprendiendo que, si insisten un poco, llegaremos a ceder. Debemos ser firmes en nuestras decisiones, con castigos no exagerados y con premios que sí se cumplan. Todo ello, explicando el motivo de que se hagan así las cosas y ofreciendo, cuando sea posible, alternativas.
5. Escucha
En algunas ocasiones, la negatividad no solo será por ir en contra, sino que habrá unos motivos detrás. Si no quiere ir al colegio, tal vez sea porque está teniendo problemas en clase o tenga miedo a no estar con nosotros. Escuchar a tu hija o a tu hijo te permitirá entender qué está pasando.
Los niños desde edades muy tempranas buscan desarrollarse y ser autónomos e independientes. Para ello, ponen a prueba la autoridad que están viendo y cuestionarán las normas establecidas. Debemos tener en cuenta que, aunque sean pequeños, merecen ser escuchados y podrá negociarse con ellos las alternativas posibles. Es una etapa que puede vivirse con estrés pero que, siguiendo ciertas pautas, se superará sin problemas.
* Ángel Rull, psicólogo.
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