PSICOLOGÍA
Conócete a ti mismo con estas técnicas
El autoconocimiento conlleva consecuencias positivas que aumentan el bienestar
Ángel Rull
Licenciado en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid, con más de 10 años de experiencia en el ámbito de la Psicología Sanitaria, tanto en clínica con población general, como en hospitales, con patologías más severas. Desde 2017, trabajo diariamente con personas de diferentes edades y con una amplio abanico de problemas de manera online, rompiendo las barreras físicas de la terapia convencional.
Ángel Rull
El conocimiento de uno mismo implica la capacidad de poder ver y entender nuestras emociones, de saber cómo movernos en determinados estados de ánimo y con qué fortalezas podemos contar. Conlleva una proyección hacia todo aquello que nos satisface, la superación de los obstáculos y unas relaciones saludables sin perder de vista nuestros valores. Nos permite saber formular nuestras metas y poder orientarnos a ellas. Una vida que parte del interior y que logra resultados también en el exterior.
Para llegar a conocernos a nosotros mismos tenemos que saber dónde y cómo mirar, observar nuestra personalidad, tener claros los puntos fuertes y cómo mejorar aquellos que creemos débiles. Parte de la autoaceptación y de la necesidad de alcanzar siempre el pleno desarrollo. Para ello, debemos seguir determinadas técnicas que nos ayudarán.
Conócete
El autoconocimiento no es un camino sencillo y que solo parece alcanzarse a finales de nuestra etapa adulta. Sin embargo, no es necesario dejar que pasen los años ni hacer viajes espirituales para ello. Desde nuestra rutina diaria podemos bucear dentro de nosotros mismos con el fin de ver todo lo que escondemos, no solo lo positivo, sino también lo negativo, con el objetivo de convertir todas esas partes en nuestras aliadas.
La coherencia con lo que somos y necesitamos parte de saber quiénes somos realmente, y para ello podemos usar las siguientes técnicas:
1. Explora tus emociones
Debemos saber cuál es nuestro repertorio emocional, aquellas situaciones que despiertan nuestras emociones, el motivo de que así sea o cómo podemos gestionarlas. Los celos, la culpa, la alegría, el orgullo o el miedo tienen detonantes. Aunque varían dependiendo del día o de nuestro humor, sí hay patrones comunes que podemos entender. Las amenazas a nuestra seguridad despertarán el miedo o la ira, mientras que la tristeza obedece a situaciones de pérdida. Busca siempre la raíz, la situación que hace que sientas esa emoción, y después busca también si es adaptativo, si se debe a viejas heridas o a patrones adquiridos.
2. Escucha tus valores
Nuestros valores personales hablan sobre el sistema en el que nosotros estamos cómodos viviendo, como puede ser con el altruismo, el sentido de justicia o la generosidad. Son nuestros ideales, aquellos que al seguirlos nos hacen estar cómodos con nosotros mismos. A menudo no escuchamos esos valores y nos dejamos llevar por los demás. Es así como perdemos identidad y dejamos de ser dueños de nuestra vida. La empresa donde trabajamos o la familia donde nos hemos criado pueden basarse en valores que chocan con los nuestros.
3. Fortalezas
El ser humano cuenta con un repertorio de 24 fortalezas personales, las cuales aparecen en diferente orden según cada uno. Mientras que para algunas personas es importante el optimismo para otros lo es la espiritualidad. En estas fortalezas nos encontramos cómodos trabajando y nos hacen sentir autorrealizados. Son aplicables tanto a nuestra vida diaria como profesional o familiar. Vivir de acuerdo a nuestras cinco o diez primeras fortalezas nos hace sentir mucho mejores.
La Universidad de Pensilvania junto a Martin Seligman han ideado un test donde podemos saber cuáles son nuestras fortalezas, en qué orden se encuentran o cuales tienen menos valor para nosotros.
4. Silencio
El autoconocimiento también se basa en la reflexión. Es difícil que esta llegue con nuestro ritmo diario. Para poder trabajarlo es necesario que dejemos aparcado el ruido y las distracciones y busquemos el silencio. Técnicas como la meditación pueden ayudarnos a ello. Es necesario que busquemos cada día este silencio, aunque sea durante unos pocos minutos. Es la mejor forma de atender nuestras necesidades.
El proceso de conocimiento de unos mismo implica entender en qué puntos se asienta nuestra vida, como son nuestras emociones, nuestros valores y nuestras fortalezas. Junto al silencio entenderemos qué somos o qué necesitamos y podremos encaminarnos a la forma de felicidad que mejor nos vengan, desde la autenticidad y el compromiso.
* Ángel Rull, psicólogo.
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