PSICOLOGÍA

Siete claves para mantener una relación de pareja sana y estable

El cariño no es el único elemento en el que debe basarse una relación sentimental

Una pareja de enamorados.

Una pareja de enamorados.

Ángel Rull

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Existe la falsa creencia de que el amor y el cariño todo lo pueden y que, si una relación se basa en eso, podrá superar todos los obstáculos. Sin embargo, de existir únicamente estos elementos, podrían estar desatendidas áreas muy importantes de una relación que no llevarían en ningún caso a la satisfacción mutua.

Hay que tener en cuenta que las parejas son entidades complejas y en continua evolución, en las que las necesidades de uno deben encajar con las del otro, sin invasión, basándose siempre en el respeto de los límites del otro. Es aquí donde se puede empezar a identificar la relación, fortaleciendo el vínculo en base a una serie de elementos imprescindibles para que la pareja sea sana.

Relación de pareja sana

Las relaciones viven unos primeros momentos de felicidad que llegan de una manera sencilla, sin esfuerzo, lo que parece que va a durar para siempre. Sin embargo, pasados el inicio de pasión, cuando la pareja tiene que entrar en otra fase, si no se apoya en una serie de elementos, acabará muriendo.

¿En qué elementos debe apoyarse una relación saludable?

1. Hay comunicación

No se trata de que se sepa cada detalle de la vida presente y pasada del otro, no es una cuestión de cantidad sino de calidad. La comunicación debe apoyarse en la confianza hacia al otro, sentir que se puede confiar y que, de ser necesario, podremos contarle todo lo que nos ocurre.

En este sentido, cada pareja sabe cuánta comunicación necesita para que haya armonía. Esa comunicación debe ser bilateral, sin desigualdades.

2. Respeto mutuo

Independientemente de la personalidad de cada uno, existen unos mínimos de respeto que nunca deben ser traspasados, sino la relación acaba siendo tóxica y puede existir algún tipo de maltrato. Este respeto siempre implica no hacer daño al otro ni traspasar las barreras de su individualidad.

3. Confianza

Esto nos ayuda a alcanzar el bienestar, tanto a nivel individual, con el apoyo del otro, como en la pareja.

Al ponerlo en práctica, hay una armonía que reinará en la relación y será constante tanto cuando el otro esté presente como cuando no lo esté.

4. Aceptación

Se debe aceptar al otro sabiendo cómo es, sin pretensiones de cambio. Es verdad, que este punto tiene que ser evaluado, ya que a veces aceptamos a una persona que no nos encaja y que nos está perjudicando. Para alcanzar la aceptación sana, tenemos que ser conscientes de si es el otro el que nos crea un entorno de seguridad y respeto, con un proyecto común. En el caso contrario, no pretenderemos cambiar al otro, pero tampoco se podría continuar la relación.

5. Perdonar

Las relaciones pasan por diferentes momentos que no siempre son buenos. Estos momentos pueden aparecer cuando el otro comete un error. Aquí es donde se pone a prueba nuestra capacidad de personar y dejar atrás, teniendo claros nuestros límites.

6. Lealtad

Cada pareja tiene sus reglas y en base a estas hay unos códigos de lealtad. Esta lealtad va más allá de la mera fidelidad y supone un entorno donde el otro nos respalde, incluso en situaciones de tensión familiar.

7. No hay media naranja

Uno de los mitos del amor romántico es que, cada persona, cuenta con una mitad en el mundo que la complementaría. Esto parte de la premisa de que somos seres incompletos que tienen que ser llenados a través del otro. Sin embargo, esta falsa creencia puede conducirnos al miedo a la soledad, a la dependencia emocional y a perpetuar relaciones insanas.

Creemos que el amor es la fuente de la felicidad, pase lo que pase, sin tener en cuenta que existen elementos imprescindibles para que de verdad haya una relación sana con bienestar mutuo. Si faltaran elementos, debería analizarse si existe la posibilidad de construirlos para que la relación pueda funcionar. Es en esos casos, donde hay que asumir que algo no funciona correctamente, pero que se puede arreglar. De no ser así, la relación podría llegar a ser nociva y nos perjudicaría.

Ángel Rull, psicólogo.