PSICOLOGÍA
Viajar: beneficios psicológicos de hacer las maletas
Salir de casa tiene un impacto directo sobre el cerebro y la gestión emocional
Ángel Rull
Licenciado en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid, con más de 10 años de experiencia en el ámbito de la Psicología Sanitaria, tanto en clínica con población general, como en hospitales, con patologías más severas. Desde 2017, trabajo diariamente con personas de diferentes edades y con una amplio abanico de problemas de manera online, rompiendo las barreras físicas de la terapia convencional.
Ángel Rull
Viajar es uno de los placeres más extendidos. Alimenta nuestra curiosidad y nos hace desconectar de la rutina diaria. Conocemos otras culturas, probamos comidas diferentes y compartimos momentos con nuestros seres queridos. Y, aunque no todos puedan hacerlo frecuentemente, suele estar incluido dentro de la lista de hobbies.
La costumbre de viajar se va extendiendo y ha crecido notablemente en los últimos años, a medida que vamos buscando destinos cada vez más lejanos. Esta costumbre no se debe solo a la necesidad de tener vacaciones, sino que su causa se encuentra en los numerosos beneficios que una persona obtiene cada vez que hace las maletas y sale de casa.
Beneficios del viajero
La Psicología Positiva se dedica al estudio de todo aquello que nos hace felices y nos ayuda y protege en la adversidad. Investiga acerca de las pequeñas y grandes cosas que en nuestro día a día nos suman bienestar. Y en la búsqueda de luz sobre ese tema también ha estudiado los viajes. En la publicación de 'The Journal of Positive Psychology', Ryan Howell y sus colaboradores encontraron que los viajes son la clara expresión de felicidad, ya que nos hacen acumular experiencias significativas y dotadas de valor para nosotros.
Los viajes y lo que estos dejan en nosotros nos ofrecen numerosos beneficios psicológicos:
1. Comunicación
Al enfrentarnos a un sitio desconocido, debemos buscar la forma de comunicarnos con otras personas, como cuando preguntamos por una localización. Esto nos hace acercarnos a los demás y llevar a cabo herramientas y habilidades que nos servirán también a la vuelta. El beneficio se agudiza cuando se trata de un idioma diferente al nuestro.
2. Relajación
El piloto automático con el que vivimos diariamente se desconecta durante un viaje. El estrés y los pensamientos circulares quedan atrás y nuestro cerebro empieza a generar pensamientos divergentes y positivos.
3. Zona de miedo
En nuestro día a día tenemos forjada una zona de seguridad, donde el cerebro está cómodo y tiene determinados esquemas de funcionamiento. Al salir fuera, la comodidad se rompe, vamos a la zona de miedo y empezamos a ganar entonces mayor sensación de validez y autonomía. Enfrentarnos a lo desconocido amplía nuestros horizontes.
4. Menor frustración
Cuando salimos de casa surgen imprevistos a los que no estamos acostumbrados y con los que debemos lidiar. Su superación mejora la tolerancia a la incertidumbre y nos ayuda a sentir menos frustración, también al volver a la rutina.
5. Más autoestima
Ir a un lugar donde nadie nos conoce nos ayuda a generar confianza, ya que somos capaces de desarrollar herramientas de superación de obstáculos y ganamos en sensación de control y autonomía.
6. Apertura mental
Nuestra visión sobre el mundo está sesgada. Creemos que solo nuestro punto de vista es el real y correcto. Esto, común a todos los seres humanos, es un error que nos hace llenarnos de prejuicios y miedos. Al salir fuera, rompemos los viejos esquemas y aprendemos sobre la relatividad cultural y la tolerancia, incluso dentro de nuestro propio país.
7. Autoconocimiento
Al dejar fuera los pensamientos diarios, se crea un vacío mental donde podemos atender nuestras necesidades, escucharlas y valorarlas. Además, vemos cómo es nuestro patrón de funcionamiento, el correcto y el incorrecto. Esta visión de uno mismo nos hace volver de una forma muy diferente.
Cada vez que hacemos las maletas y salimos por la puerta tenemos la certeza de que el viaje irá bien. Pero debemos ser conscientes que cuando volvamos, gracias a los beneficios psicológicos de viajar, no volveremos siendo los mismos.
* Ángel Rull, psicólogo.
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