PSICOLOGÍA

¿Síndrome del impostor? Reconócelo con estos síntomas

Alcanzar el éxito y mantenerlo se relaciona con nuestra identidad y con cómo la sentimos

Baile de máscaras en el Liceu (2)

Baile de máscaras en el Liceu (2) / periodico

Ángel Rull

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El miedo al fracaso, creer que eres un fraude o pensar que alguien descubrirá que no mereces lo que tienes son características de aquellas personas que sufren el llamado síndrome del impostor, una realidad que afecta a un alto número de personas, especialmente en el ámbito profesional. Se caracteriza por la incapacidad de asumir los propios logros, no por una cuestión de baja autoestima, sino de un alto nivel de autoexigencia, donde al marcarse una perfección que no es real y que, por tanto, no se alcanza, la persona no se siente merecedora de valorar su éxito.

Ciertos rasgos nos marcan que nos encontramos ante el síndrome del impostor y que, mediante su identificación, podremos empezar a revertir sus efectos y poder vivir en armonía con lo que logramos y la sensación que eso nos produce.

Así surge

El miedo a la valoración externa es frecuente, habitual y normal. Cuando sentimos que un grupo de personas puede juzgarnos sentimos ese miedo. Se debe a que para nosotros es importante la impresión que los demás se llevan de nosotros mismos, no solo como personas, sino como profesionales a los que se le evalúa sus competencias. Sin embargo, esto se torna en patológico cuando empezamos a creer que estamos creando una farsa sobre lo que somos y que en cualquier momento nos desenmascararán.

Como la mayoría de nuestros esquemas, surge durante la infancia y la adolescencia donde a través del sistema de crianza de nuestra familia o la educación que recibimos también fuera de casa empezamos a interiorizar un exceso de necesidad de alcanzar las metas con el consecuente miedo al fracaso, con sentimientos de culpa y desvalorización. La exigencia que otros nos reclaman, muchas veces de una forma inconsciente, es interiorizada poco a poco. Al final ese nivel de perfeccionismo deja de ser marcado por los demás y somos nosotros mismos los que lo reclamamos regularmente.

Como creemos que el estándar necesario es que todo esté perfecto, algo que nunca es real y que, lógicamente, no alcanzamos, pensamos que no merecemos la vida que tenemos. Se aplica especialmente a nuestra profesión, sintiendo que no estamos capacitados para ostentar ese puesto y que en cualquier momento seremos descubiertos.

Síntomas

El síndrome del impostor afecta a un alto número de personas y refleja la creencia de que eres un fracaso en lo que estás haciendo, pese a que las pruebas que tienes a tu disposición realmente demuestran que tu nivel de habilidad es bastante alto. Así la persona se siente como un fraude y sus logros son solo fruto del azar.

¿Qué síntomas reflejan que podemos estar sintiendo el síndrome del impostor?

1. Falta de confianza en nuestras fortalezas personales y en nuestras competencias profesionales

Puede reflejarse en la sensación de que estamos mintiendo en el currículum o de que todos los títulos que tenemos no nos sirven para desarrollar ningún trabajo.

2. Inseguridad

La inseguridad se extiende a todas aquellas áreas de nuestra vida donde tengamos que mostrar una imagen, ya sea a nivel profesional, familiar o social. Se eleva en momentos de estrés.

3. Inactividad

Cuando una persona tiene un nivel de ansiedad y autoexigencia muy elevado, lo ideal sería creer que esto empuja a la persona a luchar de forma incansable. Sin embargo, esto hace que sienta bloqueo y que no empiece lo que cree que nunca va a lograr.

4. No merezco

El azar es el único que ha hecho que hayamos logrado todo lo que tenemos en nuestra vida.

5. Miedo a que caiga la máscara

Es uno de los puntos más importantes del síndrome del impostor, el miedo a que los demás vean que todo es una farsa.

El síndrome se caracteriza principalmente por la creencia de que no somos lo que los demás creen, que nuestros logros son fruto del azar y que en cualquier momento alguien verá la mentira y nos rechazará. Este temor va creciendo en la sociedad a medida que el nivel de exigencia impuesto está cada vez más extendido.

Ángel Rull, psicólogo.