PSICOLOGÍA

Claves para aceptar una pérdida

Las pérdidas conllevan soltar y dejar atrás para que se produzca el cambio positivo

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Ángel Rull

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La aceptación es el requisito indispensable a la hora de poder asimilar la realidad y no huir. Es el comienzo de un cambio, que muchas veces combina factores internos con los externos a la persona. Todo acontecimiento doloroso, especialmente aquel para el que no estábamos preparados, debe ser aceptado, orientado al cambio. Aunque no siempre creemos estar capacitados para soltar aquello que nos duele.

La vida está en constante cambio. Aparecen ascensos o nuevos miembros en la familia, pero también despidos o que se vayan personas a las que queremos. Las pérdidas, por sus características, son las más complicadas de asimilar. Por eso, debemos aprender cómo aceptar una pérdida.

Acepta el cambio

El cambio es un proceso de transición entre un estado al que ya estábamos acostumbrados a otro en el que no nos sabemos aún desenvolver. Implica romper nuestra zona de seguridad y entrar en un terreno que nos genera miedo. Aunque también aparecen otras emociones negativas, como la tristeza o la rabia, podemos apoyarnos en las positivas que surgen cuando emprendemos un nuevo camino.

Las pérdidas suponen cambios bruscos para lo que no siempre estamos preparados. Una nueva etapa que se abre en la que sentimos miedo al futuro e incertidumbre. Por eso, debemos buscar aquellos recursos que nos generan una mayor confianza y una visión más optimista. De esta forma, podremos aceptar la pérdida, comenzar el cambio y abrir una nueva etapa.

¿Qué podemos hacer para aceptar una pérdida?

1. ¿Puedes cambiarlo?

Debemos emplear nuestra energía en aquellos aspectos que estén en nuestra mano poder cambiar. Lo demás solo dependerá de dejarnos llevar y asumir que no todo está en nuestra mano. Una vez que aceptamos que hay aspectos de nuestra vida sobre los que no tenemos control, nos sentiremos más liberados, aunque siga habiendo emociones negativas.

2. Todo cambio es pérdida

Cada elección de nuestra vida, sea positiva o negativa, nos obliga a quedarnos con una parte y perder la otra. Escoger entre varios pisos, decidir entre dos pantalones en una tienda o elegir la carrera profesional, es quedarnos con algo para soltar el resto.

Todo en la vida es cambio, y todo cambio es pérdida. Por tanto, cada día estamos viviendo en la pérdida. Es un hecho natural y cotidiano. Aunque algunas cosas nos duelan más.

3. Tiempo

Pretendemos que nunca haya un periodo de adaptación a la nueva etapa. Buscamos estar integrados de la noche a la mañana. Cada cambio lleva su tiempo, sus emociones y sus procesos. Date el tiempo necesario, no te exijas más de la cuenta.

4. Gestiona tus emociones

Ante los cambios, existe un torrente de emociones que sentimos, desde el miedo a la rabia. Sin embargo, independientemente de lo que vivas, solo una única emoción corresponde a la pérdida: la tristeza. Es la emoción genuina de estas situaciones. Y es una emoción que nos lleva al desarrollo y al crecimiento.

Permítete sentir tristeza, habla con ella y sobre ella. Te ayudará en el camino y te explicará cuáles son tus necesidades. Las demás emociones son las que tienes que dejar ir, ya que no te van a ayudar.

5. Retoma tu vida

Cuando ocurre una pérdida, muchas personas tienen la necesidad de hacer de forma proactiva más cambios. Esto hace que nunca lleguen a procesar la nueva situación y que con el tiempo las emociones no gestionadas le pasen factura.

Todo aquello que vivimos implica cambios, escogidos o no, aceptación y nuevos caminos. Etapas que se nos abren, aunque no siempre lo hayamos empujado nosotros. Por eso, los procesos de pérdida deben ser gestionados a través de nuestras emociones y dando tiempo y espacio a la adaptación.

Ángel Rull, psicólogo.