PSICOLOGÍA
Si quieres discutir con tu pareja, así es como debes hacerlo
Las discusiones de pareja pueden llevarnos a mejorar constructivamente la relación
Ángel Rull
Licenciado en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid, con más de 10 años de experiencia en el ámbito de la Psicología Sanitaria, tanto en clínica con población general, como en hospitales, con patologías más severas. Desde 2017, trabajo diariamente con personas de diferentes edades y con una amplio abanico de problemas de manera online, rompiendo las barreras físicas de la terapia convencional.
Ángel Rull
Las relaciones de pareja tienen momentos de inestabilidad, fluctuaciones que ocurren periódicamente, intercalando momentos muy positivos con otros que no lo son tanto. Esto se debe a las diferencias de pensamiento, la convivencia, o los ajustes del uno con el otro. Las discusiones son parte de la pareja, pero se ven como algo negativo y se teme que se repitan. Sin embargo, si se hace de forma racional y constructiva, pueden sacarse puntos positivos que aporten a corto plazo mejorías en la relación.
Saber cómo discutir, no dejarse llevar por las emociones negativas y que no nos desborden los reproches es fundamental a la hora de ir construyendo una relación fuerte y sólida en la que los momentos positivos puedan ser cada vez más amplios y duraderos.
Discutir en negativo
A menudo, las discusiones se producen por una lucha de poder. Nuestro ego nos lleva a querer tener siempre la razón o colocarnos en una posición de superioridad, de forma consciente o inconsciente. Esto se debe a que entendemos las relaciones como algo desequilibrado donde hay una persona activa y otra pasiva, donde uno siempre da más que el otro. Sin embargo, este concepto altamente arraigado en nuestra cultura es falso. Las parejas deben basarse en un relativo equilibrio, donde nadie queda nunca por encima del otro, sino que juntos se retroalimentan y forman una base y una vida común.
El pensamiento de desequilibrio y poder nos lleva a discusiones negativas donde no se busca aportar y que nos aporten, sino imponer nuestras creencias y nuestras opiniones. Se convierten en momentos aislados cargados de gran toxicidad a los que se les coge miedo pero que se necesitan para tener un cierto bienestar al llevar la razón.
Discutir en positivo
Si basamos nuestra relación en la premisa de la igualdad, el bienestar y el aporte mutuo, sabiendo que hay altibajos, podremos discutir en positivo. Momentos de reajuste o situaciones de malentendidos que pueden solucionarse aportando siempre algo bueno al otro.
A través de las siguientes recomendaciones, podremos manejar mejor los conflictos y crecer en la relación. Podemos discutir de forma constructiva cuando tenemos claro que estamos remando ambos para el mismo sitio.
1. Tu pareja tiene emociones negativas
Cuando estamos en medio de una discusión, aparecen momentos de ceguera donde solo vemos las emociones negativas que nosotros estamos sintiendo. Sin embargo, nuestra pareja también sufre. No está disfrutando con lo que está ocurriendo. Si tenemos en cuenta lo que siente y se lo preguntamos, alcanzaremos mayores de niveles de empatía donde nos acercaremos al otro.
2. Balanza
¿Qué diferencia las conversaciones normales de los conflictos? El número de mensajes positivos y negativos que aparecen. Es importante, por tanto, en las discusiones aportar también mensajes de valor y apreciación al otro. Esto marcará la diferencia entre la construcción y la destrucción.
3. Momentos oportunos
No cualquier momento ni lugar es adecuado para discutir. Igual que no debemos hacerlo en cualquier estado emocional. Aplazar las discusiones nos ayudará a no dejarnos llevar por el enfado y ser más racionales.
4. La verdad es relativa
No podemos tener siempre la razón, especialmente porque a veces no existe una única verdad. Saber identificar que todos los puntos de vista son válidos y actuar desde la tolerancia y el respeto nos evitará mucho dolor propio y ajeno.
5. Habla sin miedo
Expresar lo que sentimos y ser sinceros es fundamental. Callarnos algo por miedo o para no empeorar la situación puede acarrear consecuencias negativas. El otro necesita entendernos y comprendernos, y eso solo se hace desde la sinceridad.
6. No hay culpables
En una discusión no existen jueces, ni verdugos ni víctimas. Evita acarrear la culpa al otro o culpabilizar sus acciones. Ambos sois responsables, cada uno de su parte. No uses palabras que dañen o que hagan ver al otro que es responsable de todo lo malo que te ocurre.
Las discusiones son inevitables, necesarias y enriquecedoras para la pareja. Con ellas podemos ver los diferentes puntos de vista y ajustarnos a lo que el otro necesita y que se ajuste también a nuestras necesidades. Siempre podemos aportar valor y lograr asentar las bases de una relación fuerte. No dejarnos invadir por el enfado o saber que el otro puede tener parte de razón nos ayudará a discutir con criterio.
* Ángel Rull, psicólogo.
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