PSICOLOGÍA

Libérate del sentimiento de culpa para vivir mejor

La culpa no aparece únicamente en los momentos en los que hemos cometido un error

Mujer sintiendo culpa

Mujer sintiendo culpa / periodico

Ángel Rull

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La culpa es una emoción que surge al no cumplir con las expectativas que habíamos fijado, tanto individualmente como respecto a otra persona o una situación concreta. Este sentimiento obedece a la sensación de no estar actuando correctamente. Parece tener una función esclarecedora, al hacernos ver que hay un fallo que debe subsanarse. Sin embargo, acaba bloqueándonos y logrando que haya una mayor tendencia a cometer dicho fallo.

Si logramos pasar de la culpa a la responsabilidad y somos capaces de soltar el malestar que sentimos, podremos tomar control sobre el contexto y sobre nosotros mismos para desarrollarnos, crecer y mejorar.

Culpa o responsabilidad

La culpa es una actitud que se forma a raíz de las emociones y los pensamientos con una base de desvalorización personal. La persona que lo siente se descalifica, se siente mal consigo misma y recibe un ataque directo a la autoestima. Esta culpa, además, crece cuando es dirigida hacia uno mismo, ya que tendemos a exigirnos más de lo necesario cuando cometemos fallos.

Por otro lado, algo muy diferente, es la responsabilidad, asumir nuestros actos con el fin de enmendar el error. Mientras que la culpa me hace sentir mal, la responsabilidad me da el control y dirige mis emociones negativas únicamente a la conducta realizada, pero no a nosotros mismos como personas. Acepto que cometo un error puntual, pero que eso no me hace ser peor. Por tanto, la autoestima queda intacta.

Acaba con la culpa

La tendencia a la culpabilidad surge de nuestra cultura y nuestra educación, así como de las experiencias vividas o nuestro nivel medio de autoestima. En muchos casos, esta tendencia es excesiva y no nos ayuda en nuestra vida, sino que nos bloquea y nos impide movernos a la acción y al cambio.

Acabar con la culpa, poder liberarnos y asumir la responsabilidad nos ayudará a vivir más felices y en armonía con nosotros y con el resto. Con los siguientes consejos, aprenderás a hacerlo día a día:

1. Maneja las emociones negativas

A lo largo del día sentimos multitud de emociones de forma reactiva. Pero no siempre son detonadas por el entorno, sino que están de base en nosotros mismos. Lo que sentimos por la mañana es un ejemplo de ello. Para poder manejarlo, en ocasiones es tan fácil como poder verlo.

Al levantarte por las mañanas y al acostarte por las noches, haz una lista de las emociones que estés sintiendo en esos momentos. Tacha las negativas, pon el marcador a cero y potencia las positivas.

2. Mímate

¿Qué ocurre cuando tu mejor amigo o tu pareja cometen un fallo? ¿Les atacas o les cuidas para que no se sientan tan mal? Tendemos a tratar al otro con compasión y benevolencia, pero somos implacables con nuestros propios errores.

Cada vez que hagas algo mal, procura tratarte como tratarías a la persona que quieres.

3. Sé humano

El ser humano está lleno de fallos, de aciertos y de aprendizajes. Esto nos permite crecer y desarrollarnos. Sin embargo, nos exigimos hacerlo perfecto a la primera cuando no es ni posible ni sano. Permítete errar y aprender.

4. Rebaja las expectativas

El problema que a menudo supone fallar no es por tener un error real sino por no llegar a la altura de nuestras expectativas. Para combatirlo imagina que en tu cabeza hay una caja llena de papeles pequeños con expectativas, las cuales están dobladas y no puedes leer. En el momento en el que sientas que tienes un problema con tus expectativas, abre esa caja y ve sacando una a una cada expectativa, leyéndolas en voz alta y tirándolas a la basura.

La culpabilidad acaba perdiendo la función original que parece tener cuando se eleva y nos impide ser consecuentes con nuestros actos. Aceptarnos, asumir la responsabilidad y liberarnos de la culpa nos llevará a un crecimiento donde habrá más bienestar y menos emociones negativas.

Ángel Rull, psicólogo.