«Los capuchinos somos los vecinos más antiguos»

El fraile Valentí Serra es experto en plantas medicinales, saber popular al que, asegura, la población está volviendo. Su pertenencia a la orden capuchina y sus orígenes payeses contribuyeron a su especialización.

Huerto del convento 8 Valentí Serra posa con la flor del granado.

Huerto del convento 8 Valentí Serra posa con la flor del granado.

BEATRIZ PÉREZ / BARCELONA

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Hijo de campesinos, Valentí Serra Fornell (Manresa, 1959) ha trabajado la tierra desde niño. Más conocido como Fra Valentí Serra de Manresa, este fraile doctorado en Historia ha publicado varios libros sobre plantas medicinales. El último, Hortalisses i flors remeieres (Mediterrània, 2014). En el Convent dels Caputxins de Sarrià (Cardenal Vives i Tutó, 2) cuida una parcela del jardín.

-¿Cómo surgió su interés por las plantas medicinales?

 

-Mis orígenes rurales me han dado un conocimiento muy directo de estas plantas y de sus aplicaciones. Al hacerme religioso, este convergió con toda la tradición y la sabiduría conventual y monástica. Ambos se han enriquecido mutuamente.

-La medicina popular ha estado presente en la Orden de los Capuchinos.

 

-Sí, desde muy antiguo. En los siglos XVII y XVIII hubo frailes capuchinos que destacaron en el conocimiento de las plantas medicinales. Yo, como archivero del convento de Sarrià, recuperé algunos textos antiguos que podrían ser útiles en nuestros días.

-¿Por qué funcionan sus libros?

 

-Porque a causa de la crisis vivimos un momento favorable a la medicina natural y tradicional.

-El saber de las plantas es milenario.

-Pues muchos de estos remedios vienen de la Edad de Piedra. A lo largo de la historia los frailes de las plantas han instruido a los estamentos populares. Y el prestigio de estos religiosos fue tan grande que en los siglos XVII y XVIII eran conocidos como el tesoro de los pobres.

-¿Qué recomienda usted para la alergia primaveral, tan fuerte este año?

 

-Hacer vahos de la flor del saúco. Ayuda a limpiar lacrimales, nariz y cuerpo. En Catalunya, al saúco se le llama el bon arbre y tiene muchas aplicaciones. Su nombre es muy arcaico, viene de sambuque en griego y sambucus nigra en latín. El sambuque era un instrumento antiquísimo de hace miles de años y se refería a la madera de este árbol.

-¿La medicina natural cura las enfermedades más graves?

 

-Las cosas más graves difícilmente se pueden curar con hierbas. Pero si uno es mesurado, perseverante y equilibrado en la aplicación de hierbas en su organismo, puede llegar a tener una salud óptima. Hay hierbas que son depurativas, otras que son remineralizantes, etcétera.

-Mencione algunas plantas medicinales de fácil localización.

 

-El romero, hierba reina del Mediterráneo; el tomillo, de los griegos; la salvia, de los romanos... Y luego hay otras al servicio de la gastronomía, como la mejorana o la matricaria, que tiene muchas propiedades.

-Ustedes, los frailes capuchinos, llegaron a Sarrià en 1578.

-Sí. Y yo estoy aquí desde hace 28 años. Para mí Sarrià todavía conserva la atmósfera de un pequeño pueblo que se ha resistido a ser asimilado por Barcelona, lo que le ha dado una personalidad propia. Además, Sarrià está muy cerca de la naturaleza: Collserola, Vallvidrera...

-¿Podemos decir que los capuchinos son los vecinos más antiguos?

 

-Sí, de los más antiguos. En el siglo XVI, nos instalamos en un lugar llamado desierto, muy próximo a Vallvidrera. Allí se construyó un convento, que prácticamente estaba en medio de un bosque. En 1887, se levantó el actual gracias a unos terrenos cedidos por el señor Ponsich.

-¿Cómo es un día cualquiera de Fra Valentí Serra de Manresa?

 

-Me levanto a las 6.30 para rezar la plegaria. A las 8.00 empiezo a trabajar en el convento. A las 13.30 rezo. Después como. De 16 a 20.30 vuelvo al trabajo y a continuación ceno y rezo. La jornada acaba a las 22.30.