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El Teatre de Sarrià busca mecenas para la platea

Un coro de música gospel ofrece un concierto en el teatro lleno de público, hace 10 días.

Un coro de música gospel ofrece un concierto en el teatro lleno de público, hace 10 días.

LUIS BENAVIDES
BARCELONA

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Personalizar una de las 350 nuevas butacas del Teatre de Sarrià (Pare Miquel de Sarrià, 8) con una inscripción en el respaldo cuesta 300 euros. Con esta aportación, el Centre Parroquial Sant Vicenç de Sarrià espera recaudar el dinero necesario para completar la reforma integral de su teatro, que se inició en el 2011 con la construcción de un nuevo escenario.

La donación puede pagarse en 15 cómodas cuotas, a razón de 20 euros mensuales. Los mecenas recibirán un carnet de socio durante un año y dos entradas para asistir a alguno de los espectáculos organizados por el centro. «Ya tenemos más de 60 padrinos, y la mayoría pide que aparezca su nombre o el apellido de la familia. Creemos que personalizar las nuevas butacas es una bonita manera de colaborar y dejar huella», explica Montserrat Morera, presidenta del Centre Parroquial Sant Vicenç.

Los últimos en hacer una aportación muy generosa (sin butacas de por medio) han sido los miembros del Sarrià Gospel Choir, quienes no dudaron ni un momento en donar toda la recaudación de sus dos últimos espectáculos para colaborar con las obras en la platea.

DESPUÉS DEL CENTENARIO / La idea de reformar el teatro, respetando su estructura y aspecto original, surgió en el 2007 tras el éxito del centenario de L'estel de Natzaret, su obra más emblemática. «Ese año recuperamos el foso de la orquesta, tapado unos 30 años antes, porque con música enlatada no era lo mismo. Tuvo tanto éxito que significó un punto de inflexión. Queríamos un teatro en condiciones», recuerda Morera.

La relación de la actual presidenta con la entidad comienza en el 2002. «Venían mis hijos a hacer teatro y cuando el resto de socios se enteraron que yo era catedrática de Música me encargaron el apartado musical», recuerda la actual presidenta. Como sus hijos, miles de niños y jóvenes del distrito han pasado por su antiguo escenario. «Es un teatro muy querido. Nosotros no tenemos ni auditorio ni nada parecido, y poder disponer de un espacio así es un lujo», explica Miquel Ferrés, profesor del Col·legi Stel·la, quien lleva más de una década preparando musicales en el Teatre de Sarrià.

El Centre Parroquial Sant Vicenç ha visto nacer y también acoge numerosas iniciativas artísticas y culturales, hoy comprometidas al máximo con el futuro teatro. «El año que viene haremos 60 años, y estamos vinculados al centro desde el primer día», enfatiza Lluís Fabregat, presidente del Esbart Sarrià. Otra entidad, el grupo de teatro La Bambolina Negra, también debe su existencia al centro parroquial: «Entramos en contacto con el mundo del teatro como tantos otros jóvenes con L'estel de Natzaret, y hace 27 años decidimos montar nuestra propia compañía amateur para hacer otro tipo de obras», explica su director, Jordi Joan Recasens.

CALEFACCIÓN / Después de siete meses de cierre para arreglar la llamada «caja escénica» e introducir otras mejoras, el teatro reabrió a principios del 2012 en una especie de estado de euforia que todavía perdura. «Desde entonces tenemos mucho público y una programación repleta de espectáculos cada fin de semana», cuenta Morera, quien subraya la calefacción como factor determinante: «Antes la gente no venía por el frío. Los pocos asistentes traían esterilla, mantas e incluso pequeños braseros. ¡Eso es amor al arte!»