sants-montjuïc

Las fiestas del amor

En una cama de La França 8Nerea Arrojería, del Prostíbulo Poético, lee un poema a Amaya Porteiro.

En una cama de La França 8Nerea Arrojería, del Prostíbulo Poético, lee un poema a Amaya Porteiro.

ÓSCAR HERNÁNDEZ
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

De una gran puerta de la calle de La França Xica cuelga una luz roja. Pese a que en su origen era la señal para que los obreros del ferrocarril en EEUU supieran dónde estaba su jefe (normalmente, en un burdel) la semana pasada una bombilla roja indicaba la entrada a una fiesta con un cierto matiz erótico.

Un vigilante custodia la entrada lateral del hotel para parejas La França, el decano de la ciudad tras la desaparición de La Casita Blanca. Dentro, una chica facilita adhesivos de colores que los invitados se ponen para indicar si buscan pareja. Abajo, en el sótano, una fiesta con ingredientes originales: un cuarto oscuro para coger globos y explotarlos en busca de premio, dos barras con comida y bebida, un concurso de besos y hasta un escenario con cama de matrimonio para hacerse una photocall con amigos y con publicidad de patrocinadores como en las fiestas de famosos. Arriba, habitaciones con cama para escuchar poesía erótica.

Presentación tematizada

El original evento, que no impide que en el resto del love hotel sigan acudiendo parejas para hacer el amor con discreción y comodidad, ha sido organizada por la revista Perdiz, una publicación de diseño que en este número 4 aborda la felicidad. «Nuestro reportaje principal es de una fotógrafa china que trata del amor con su pareja. Siempre tematizamos nuestras fiestas y hacemos juegos. Yo conocía  La França de otra fiesta  y es un sitio especial, envuelto de secretismo y con esa sensación de clandestinidad», explica Marta Puigdemasa, editora jefe de la revista Perdiz.

La fiesta atrae a unas 300 personas, la mayoría convocadas en redes sociales. Algunos se apuntan a la actividad de Prostíbulo Poético, grupo de chicas que escriben poesía erótica y la recitan al cliente en solitario en bares, teatros, reservados y, en este caso, en habitaciones del meublé«Recitar en las habitaciones está muy bien porque se crea una tensión especial entre la poeta y el cliente», cuenta Sonia Barba, poeta y actriz, y presidenta de este curioso club que actúa por encargo en celebraciones.

«En otras fiestas también hemos ofrecido las habitaciones, además de las salas específicas para la fiesta. En esos dormitorios se han creado escenarios o se han presentado productos de los patrocinadores», detalla Carlos Flores, gerente del Superlovehotel (como se autodenomina) La França. «Además se gradúa la luz para crear ambiente y también hay música». Añade que el objetivo del hotel de parejas no ha cambiado con el alquiler de espacios para fiestas: «Con estos eventos llegamos a mucha gente para que nos conozcan y vuelvan con sus parejas».