Santa Coloma acoge la primera escuela de estudios oficiales de flamenco de Barcelona

Santa Coloma de Gramenet acogerá la primera academia de baile con estudios oficiales de flamenco de la demarcación de Barcelona. Se trata de la Escuela de Danza Tacón y Bordón, dirigida por la bailaora catalana Raquel Alegría. La institución colomense se ha convertido en la sede oficial de la Escuela de Flamenco de Andalucía (EFA), que trabaja para la proyección y profesionalización del flamenco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, mediante “un plan de estudios homologado que permite acreditarse como profesional de este género artístico”, afirma el presidente la EFA, Luis Guillermo Cortés.

La Escuela de Danza Tacón y Bordón, situada en la calle Sant Josep, abrió sus puertas hace cinco años y ahora su fundadora ha querido ir “un paso más allá” para que sus alumnos puedan obtener un certificado profesional oficial, como así lo demanda “el 90% de los bailaores de la escuela”, explica Alegría. Además, el centro también trabajará la interculturalidad y la inclusión de personas vulnerables y con diversidad funcional.

La alcaldesa de Santa Coloma, Núria Parlon, ha valorado muy positivamente la iniciativa, que ha calificado de “gran oportunidad de ciudad para vincular la cultura y la creación de empleo”.

Según Cortés, su organización se decantó por Santa Coloma - a pesar de haber recibido “numerosas propuestas de Barcelona” - por la profesionalización de los docentes, la adecuación de las instalaciones, y la voluntad de proyección nacional e internacional que tiene la ciudad. Y es que Catalunya es el cuarto territorio en el Estado donde más impacto tiene el flamenco, tras Andalucía, Murcia y Madrid. 

Flamenco “inclusivo”

Además de proporcionar un plan de estudios homologado para que los alumnos puedan dedicarse profesionalmente al flamenco con una acreditación oficial, la Escuela de Danza Tacón y Bordón también quiere hacer hincapié en otros aspectos de la danza.

Se trata del “flamenco inclusivo”, que trabaja para potenciar la interculturalidad, mediante la inclusión social de bailaores en situación de vulnerabilidad; y fomentar otra clase de inteligencias, con la incorporación de alumnos con diversidad funcional.

Es el caso de una de las docentes y bailaoras de la escuela, Cristina Blanco, que afirma que, en su caso personal, ha podido notar los beneficios de la danza en su hija con discapacidad. “Ella disfruta y le encanta, pero además ha mejorado en aspectos físicos, como la motricidad, y sociales, al poder conectar con las demás alumnas”, concluye Blanco.

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