DEL 4-N al 3-D

Arte sin fronteras en Santa Coloma

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zentauroepp40642243 teatro171022154117 / JOAN MARTINEZ I SERRES

Manuel Arenas

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¿Recuerda alguna película, obra de teatro o espectáculo que haya visto recientemente y que tenga como protagonista a una persona con síndrome de Down? ¿Y a una persona ciega? Y a una paralítica? Difícilmente vaya a ser así.

A pesar de ello, las personas con diversidad funcional también son partícipes del arte. Ese otro arte existe, es posible. Mientras la plena inclusión no llega porque la mayoría de festivales no apuestan por artistas con diversidad funcional, el Festival Internacional de Teatre Integratiu (FITI), que llega este noviembre a Santa Coloma de Gramenet con su décima edición, pone su granito de arena. Lo explica así una de sus directoras artísticas, Verónica Ramírez, quien afirma que la inclusión es una carrera de fondo en la que se corre muy lentamente.

El FITI, iniciativa de la compañía Alquimistes Teatre, con 20 años de experiencia en Santa Coloma -"sin el apoyo histórico del Ayuntamiento no hubiera sido posible", puntualiza Ramírez- es el festival de teatro inclusivo más antiguo de Catalunya. Otros, como el Eclèctic Festival de Tarragona o L'Altre Festival de Barcelona, siguen sus pasosSe trata de festivales que "cambian miradas", en palabras de la otra directora artística del FITI, Francia Gajardo. "Cambiar las miradas, los prejuicios, en torno a una realidad a lo mejor desconocida para algunos, pero no tan lejana para otros".

"Personas que tartamudeaban mucho ya no lo hacen, otras han mejorado su psicomotricidad", dice la directora del festival

"El teatro es terapéutico para todos, pero con personas con diversidad funcional especialmente hemos visto grandes cambios. Personas que tartamudeaban mucho y ya no; otras que han ganado capacidades comunicativas o que han mejorado su psicomotricidad", sostiene la directora Ramírez. Pero ¿qué aportan festivales como el FITI a la sociedad y a los artistas? Cuatro de ellos con diferentes capacidades, Anna, Miguel Ángel, Mercedes y Gloria, hablan con EL PERIÓDICO acerca de cómo su experiencia ayuda a luchar contra el estigma.

El arte, ariete de la inclusión

Anna Manzanares, integrante de 29 años con síndrome de Down de la agrupación colomense Alquimistes Teatre, actuará durante el FITI en la obra 'Donde manda el amor no manda capitán'. Empezó a hacer teatro hace 12 años, y se muestra ilusionada ante un papel que sus padres desconocen porque prefieren llevarse la sorpresa. "El teatro es una gran terapia para ella: la mantiene activa, la desarrolla y consigue que se emocione y apasione", agrega el padre de la chica, Xavier Manzanares.

"El teatro la mantiene activa", explica el padre de Anna, actriz con síndrome de Down

Del 4 al 12 de noviembre el FITI pondrá a disposición del público el grueso de sus propuestas; más tarde, el día 3 de diciembre, Día Mundial de las Personas con Discapacidad, concluirá la edición de este año con un espectáculo autobiográfico protagonizado por Cristian Génova -de la compañía T de Tullido- sobre los retos cotidianos de una persona en silla de ruedas. El festival coincide prácticamente en fechas con la Setmana Apropa Cultura, una iniciativa de la Generalitat por la inclusión, que ofrece del 23 al 29 de octubre en diversos municipios catalanes más de 200 experiencias culturales -espectáculos de teatro, música, danza o exposiciones- a personas en situación vulnerable y en riesgo de exclusión.

Por su parte, el FITI cuenta entre su grueso de propuestas con actividades de sensibilización, como una mesa redonda, y con obras de teatro, piezas musicales, comedias o espectáculos de danza integrada. En esa última disciplina se ubican Miguel Ángel Puy y Mercedes Losado, que son pareja de baile en la compañía Liant La Troca. El primero va en silla de ruedas; la segunda es invidente. "Desde que actuamos juntos en el Mercat de les Flors, nuestro director percibió un gran 'feeling' entre nosotros y nos ha mantenido como pareja", asegura Puy, que apunta al mundo del arte como ése que más visibilidad da a la diversidad funcional ya que actúa como "ariete que abre camino a todo el colectivo".

"Rompemos fronteras cuando hacemos arte de calidad"

Mercedes, que entró en el mundo artístico a raíz de su enfermedad degenerativa de pérdida de visión, opina que el arte integrativo es capaz de romper fronteras cuando tiene calidad: "No me gusta cualquier cosa. Pero si es un espectáculo digno y bien trabajado, es difícil que quien tiene prejuicios los mantenga al ver cuerpos tan diferentes y felices mostrando su sensualidad". "Alguna gente te conceptúa desde el punto de vista de '¡Oh, pobrecito!', pero cuando ven que haces algo digno y bonito te miran de otra forma".

Por su parte, Glòria José, también bailarina, es la única de las cuatro personas entrevistadas sin discapacidad. O, como ella dice, "sin discapacidad visible". José también forma parte de Liant La Troca, compañía que agrupa a personas con y sin diversidad funcional, y dice que su experiencia bailando junto a personas discapacitadas la ha llevado a invisibilizar dichas discapacidades: "No me doy ni cuenta. Yo bailo con personas; es un encuentro de un cuerpo con otro, independientemente de que tenga discapacidad o no".

Según José, los espectadores de entrada "se asustan un poco", pero cuando llevan un rato se olvidan de que hay una silla de ruedas en el escenario y empiezan a ver el espectáculo. "Cuando algo es diferente a todos nos asusta, pero la clave es tener una mirada curiosa".

Anna Manzanares. 29 años. Actriz con síndrome de Down.

Anna Manzanares tiene 29 años, síndrome de Down y es actriz en la compañía Alquimistes Teatre de Santa Coloma de Gramenet, que agrupa a personas con distintas diversidades funcionales. Empezó en el teatro hace 12 años porque es un mundo que le ilusiona. Hasta ahora, ha actuado en obras como ‘La Bella y la bestia’, ‘Hamlet’, ‘Romeo y Julieta’ o ‘El enfermo imaginario’, en las que dice haber disfrutado mucho. En el FITI, en cuya totalidad de ediciones ha actuado dado que su compañía es la organizadora del festival desde sus orígenes, tendrá este año un papel en la obra ‘Donde manda el amor no manda capitán’. “No nos dan muchas pistas sobre su rol en la obra y preferimos que sea sorpresa”, asegura su padre, Xavier Manzanares, que pone de relieve la importancia que cobra el arte a la hora de promover la plena inclusión de las personas con diversidad funcional en la sociedad. "Cuesta mucho, pero todos trabajamos en una misma dirección", ratifica. El teatro mantiene activa a Anna, pues la desarrolla y le saca todo lo que tiene, en palabras de su padre. “Es una terapia muy buena porque no va al teatro por obligación, sino por pasión; a ella le emociona mucho y es una gran herramienta para abrir las puertas de la inclusión, aunque es muy complicado”.

Miguel Ángel Puy. 46 años. Bailarín en silla de ruedas.

Miguel Ángel Puy tiene 46 años, va en silla de ruedas y es bailarín de la compañía Liant La Troca, que agrupa tanto a personas con diversidad funcional como sin. Además, por su cuenta, es autodidacta y entrena y participa en proyectos artísticos al margen de la compañía. A raíz de un accidente en 2014, le tuvieron que amputar las piernas y revivió una esencia artística de adolescente, lo que le llevó a implicarse en la danza integrada. "Me incapacitaron totalmente para cualquier actividad laboral y yo no podía quedarme en casa. Empecé a descubrir la cultura de la noche barcelonesa y decidí participar en proyectos de danza integrada después de probar con los monólogos, la poesía o el teatro". <span style="font-size: 1.6rem;">A pesar de todas las dificultades que le supone su movilidad reducida, Miguel Ángel asegura estar percibiendo un cambio en las miradas de los demás. “Si haces lo que te gusta, en mi caso bailar, con naturalidad, trabajo y talento, disfrutas y sabes captar las miradas, al final los marginales acaban siendo los demás”, afirma. Las personas con diversidad funcional dedicadas al arte son, según Puy, “el ariete que abre camino a todo el colectivo” en términos de inclusión, pues son los que más visibilidad le dan al tema. “Nosotros jugamos nuestras bazas: yo sé que hay cosas que no puedo hacer, pero sé dónde están mis fortalezas y, si quieres, puedes hacer cosas muy bonitas”.</span>

Mercedes Losado. 56 años. Bailarina invidente.

Mercedes Losado tiene 56 años y es bailarina invidente de Liant La Troca, donde lleva 4 años. A los 42 años dejó de trabajar como enfermera a causa de una enfermedad degenerativa, la retinosis pigmentaria, que le ha producido una gran pérdida de visión. A pesar de ello, Losado explica que de no ser por dicha enfermedad no hubiera descubierto el mundo del arte –ya que el trabajo la absorbía sin dejarle tiempo para ocio-, donde ha tenido experiencias en el teatro y la danza integrada. Losado cuenta que su experiencia es “súper interesante, porque he conocido a diferentes cuerpos; gente con diferentes formas de moverse que, en el escenario, se acoplan a ti perfectamente”. Un buen ejemplo de ello es el del propio Miguel Ángel Puy, con quien Mercedes conforma pareja de baile desde que debutaron en el Mercat de les Flors de manera muy satisfactoria para ambos. Según Mercedes, una de las grandes diferencias entre el mundo del arte integrativo y del "mundo 'capacitado'" es que en el primero, a diferencia de en el segundo, no se siente juzgada. “Tú tienes un determinado cuerpo, el que sea, y sabes que esa es tu herramienta de trabajo para crear cosas bellas”. La bailarina cree que este tipo de arte es efectivamente capaz de romper fronteras, pero apela a un arte de calidad para producir tal efecto, “digno y bien trabajado”, y no “cualquier cosa”.

Glòria José. 45 años. Bailarina y ayudante de dirección.

Gloria José tiene 45 años, vive en Barcelona y también es bailarina y ayudante de dirección en la compañía Liant La Troca. José es la única de las cuatro personas entrevistadas sin discapacidad; o, como ella dice en tono sensible, “sin discapacidad visible”. Empezó en la danza de casualidad, apuntándose a un taller hace 9 años, y todavía sigue participando en proyectos artísticos. En esta edición del FITI será una de las protagonistas de un espectáculo de danza integrada titulado ‘SIN-CON-TACTO’ -creado exclusivamente para el festival-, que será la carta de presentación del FITI 2017 en Santa Coloma el día 4 de noviembre en la plaza de la Vila. La bailarina asegura que su experiencia bailando con personas discapacitadas ha hecho que no sé dé ni cuenta de esa circunstancia cuando está en el escenario: “El talento no tiene nada que ver con tener diversidad funcional o no. De ellos he aprendido muchas cosas”. Gloria opina que la gente, cuando por primera vez asiste a un espectáculo integrado, “se asusta un poco”, pero luego se olvida y deja de ver la silla de ruedas para empezar a ver a los protagonistas. Según José, la clave es asistir como público a estos espectáculos con una "mirada curiosa", por tal de ampliar horizontes y dejar atrás prejuicios y estigmas. "Hay gente que piensa que la danza está reservada para 'los elegidos', pero lo cierto es que es un arte apto para cualquiera que quiera vivir y jugar".