RESPALDO DE SUS ALUMNOS

Avalancha de apoyos a un profesor de Santa Coloma castigado por suspender mucho

El Institut Les Vinyes de Santa Coloma de Gramenet.

El Institut Les Vinyes de Santa Coloma de Gramenet. / periodico

MANUEL ARENAS / SANTA COLOMA DE GRAMENET

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“Yo era fan de sus clases”. “Es una buena persona”. “Uno de los profesores que más me han marcado”. Estos son tres de las decenas de mensajes que está recibiendo en Facebook estos días el profesor David Ballester, que lleva 24 años dando clase de Historia de España en el Institut Les Vinyes de Santa Coloma de Gramenet y que recibió el pasado 29 de junio la noticia de que ya no podría dar más clase de bachillerato en el centro.

El director, Ramón Martínez, le comunicaba haber tomado tal decisión “por ser su media de notas de Historia inferior a la media catalana”, según consta en la única información oficial que el Departament d’Ensenyament de la Generalitat ha podido facilitar a este periódico. El profesor Ballester explica que el director “le tenía ganas” desde hace tiempo y le ha quitado la asignatura de bachillerato para contentar a los padres que se quejaron.

El director Ramón Martínez, a pesar de la insistencia de este diario, no ha querido atender a EL PERIÓDICO para este reportaje, así como tampoco ha contestado a nuestra solicitud el AMPA del centro. El instituto, por su parte, ha colgado en su web un manifiesto cerrando filas ante la polémica suscitada en Facebook y otras redes sociales.

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UNA ALUMNA SUSPENDIDA

Todo empezó cuando, en la junta de evaluación ordinaria, sólo dos alumnas tuvieron únicamente suspendida la asignatura del profesor Ballester. A ambas se les había aprobado anteriormente Matemáticas a pesar de tener un 4. A una, el profesor Ballester la aprobó para que pudiera pasar bachillerato porque “mis compañeros insistieron en que era buena niña y se había esforzado”, y a la otra no “porque nadie comentó que mereciera tal regalo”.

Antes, Ballester ya había accedido a aprobar en una reunión con el director a otras dos alumnas con sólo Historia suspendida, en una decisión “injusta y que me recrimino”, asegura. Y ahora, sólo a una alumna le había quedado Historia con una nota de 2,5; alumna que era una de las dos a las que se le había aprobado Matemáticas.

Dicha alumna no aprobó el examen de recuperación de Historia, y en la junta de evaluación extraordinaria donde participaban todos los profesores de los alumnos afectados, no se dieron los votos necesarios para aprobarla (2/3), ni a ella ni a otros alumnos con dos o más asignaturas suspendidas.

“ACTITUDES DESHONESTAS”

Ante la decisión de que la alumna no pudiera aprobar bachillerato por tener la asignatura de Historia suspendida, “ocurrió algo que no había visto en 36 años de profesión. Un grupo de padres y madres indignados empezaron a quejarse gritando y perdiendo las formas; cuando me entrevisté con los padres de la alumna con Historia suspendida para enseñarles los exámenes, empezaron a decir groserías y descalificarme”, dice Ballester.

Lo que más molestó al profesor Ballester fue que el director le comentara que algunos padres habían rumoreado para descalificarle que tenía “actitudes deshonestas” con las alumnas, algo sobre lo que Ballester manifiesta que es totalmente falso, injusto y que le hizo mucho daño: “Dije que si creían que era verdad, fueran a denunciarme a la Policía, porque detrás iría yo a hacer lo propio por injurias y calumnias”.

Con posterioridad, el departamento de Ballester ratificó los suspensos y el director Martínez le comunicó la decisión de quitarle la asignatura de bachillerato y relegarle a la ESO. Según Ballester, Inspección “apoyó al director desde el principio sin haber siquiera estudiado el caso, una muestra más de cómo se protege al poderoso para machacar al débil”. Ballester insiste en que se siente humillado y que no puede volver a dar clase en Les Vinyes, por lo que permanece a la espera de que le asignen otro centro para el curso que viene. A pesar de su conflicto, no duda en reconocer que Les Vinyes es un buen instituto con buenos profesionales.

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APOYO DE LOS EXALUMNOS

El profesor Ballester entiende que el trato que ha recibido es vejatorio e injusto porque no se basa en criterios profesionales: “Yo llego puntual a clase, doy el programa que toca, tengo conocimiento de la materia”, dice el doctor en Historia, que también es profesor en la Universitat Autònoma de Barcelona y ha publicado más de una veintena de libros. “¿Qué mensaje estamos dando? ‘¡Protesta, que ya echaremos al profesor que te suspenda! No estudies, que si te quedan una o dos ya te aprobaremos por miedo a los padres que vengan a protestar!’. Yo creo en la meritocracia y en premiar el esfuerzo, sin embargo el director Ramón Martínez tiene la política de aprobar a todo el mundo y quedar siempre bien con los padres. Nuestras discrepancias, aunque éramos amigos, venían de lejos en las evaluaciones”, afirma Ballester.

Ante tales circunstancias, por las que Ballester considera estar pasando por una pesadilla al punto de estar actualmente en tratamiento médico a tres años de jubilarse, pidió ayuda a sus exalumnos por Facebook porque dice no tener a nadie que le defienda o respalde: “Los profesores no tenemos prestigio social y tenemos una posición muy débil”. Sin darles instrucciones, les pidió que quienes tuvieran buen recuerdo de él, enviaran mensajes al director y a la inspectora sobre los hechos que relataba, lo que causó una avalancha de apoyos en la red social.

EL PERIÓDICO ha podido tener acceso a decenas de esos mensajes. El exalumno Sergio Castro, por ejemplo, asegura que Ballester “ha sido uno de los profesores que más me ha marcado y más me ha enseñado, tanto académicamente como personalmente”, y la exalumna Alexandra Tamaral declara haber estudiado la carrera de Historia “porque él me inculcó el amor por esta rama”. Por su parte, Esther Solanes explica que “Ballester es un buen maestro y como él quedan pocos. Personalmente, a mí me gustaban mucho sus clases y yo era de las alumnas de 5 y muchas veces también suspendía Historia de España”. También le elogia el exalumno Jonny Gallego, que explica que Ballester “sabe exageradamente de la materia de Historia”.

En esos mismos términos se expresan Marly Guedes, que dice que Ballester fue uno de los mejores profesores que ha tenido jamás, Pau Costa, Sandra Norza, Alba Salicio, Marc Tresens o Genis Martínez, quien le explica al director Ramón Martínez que “era muy fan de las clases de Ballester” y que ha aprendido mucho con él como profesor. Alumnos como Andrea Turrens le hacen saber a la dirección de Les Vinyes que “es uno de los mejores profesionales que he visto en los años que llevo estudiando, además de una buena persona”, y otros expresan en Facebook su “indignación porque es un excelente profesional”, como los exalumnos Adrián Zafra o Estefanía Sáez.

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LA ESCUELA COMO “EMPRESA PRIVADA”

LA ESCUELA COMO “EMPRESA PRIVADA”

Aunque el profesor Ballester asegura que sus alumnos siempre han aprobado Historia en Selectividad y que él desconoce si su media de suspensos es superior a la catalana –y el director Martínez no ha querido atender a este medio para dar explicaciones-, lo cierto es que la acción del director es legal.

Así lo determina el 'Decret de la direcció dels centres educatius públics' o la 'Resolució de la Secretaria General del Departament d’Ensenyament', por la cual se aprueban los documentos para la organización y gestión de los centros. Concretamente, se establece que “corresponde al director o directora del centro la asignación de los profesores a los diferentes ciclos, cursos o áreas”, así como se les atribuyen a los directores la función de “asignar al profesorado del centro las funciones de tutoría y docencia”. “Yo sé que es legal, pero en mi caso está injustificado”, dice Ballester, que critica el decreto de la dirección de centros porque “confiere excesiva autoridad a los directores, a veces incluso por encima de la Inspección”.

En ese mismo sentido se han expresado sindicatos como Comisiones Obreras (CCOO) o la Confederación General del Trabajo (CGT), cuyo delegado sindical y miembro de la Assemblea Groga de Santa Coloma de Gramenet, Arnau Rodellar, explica que “desde la aprobación del decreto los directores tienen atribuidas funciones excesivas que los hacen muy autoritarios. Así, la escuela pública pasa a funcionar como una empresa privada: el director se convierte en un gestor de personal, en una especie de jefe de recursos humanos que puede elegir su claustro a medida”.

Según Rodellar, “la reclamación del profesor Ballester no es un caso aislado: nos estamos encontrando a mucho profesores de bachillerato que se quejan de que, a través de una justificación por proyecto pedagógico, los directores están incurriendo en una arbitrariedad que hace 10 años era impensable porque antes el claustro era el órgano democrático y decisorio”.

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