Santa Coloma, la despensa lingüística del catalán

La diversidad alimentaria de los mercados del barrio del Fondo, con un 43% de extranjeros, surte de nuevas palabras a los lingüistas del Termcat

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CARLES COLS / SANTA COLOMA

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El barrio del Fondo de Santa Coloma de Gramenet, donde un 43% de la población ha nacido en el extranjero y, de ese porcentaje, un 32% proviene de China, se ha convertido casi de forma natural e inevitable en la principal despensa del nuevo vocabulario del catalán. Cada año, y ya van cinco, el colomense Consorci de Normalització Lingüística (CNL) L’Heura, mano a mano con Termcat (el equipo de lingüistas especializados, entre otras cosas, en ampliar con prudencia las nuevas fronteras de esta lengua) exploran los mercados del barrio del Fondo en busca de productos sin traducción, habitualmente frutas, verduras y legumbres. En una primera radiografía, calcularon que hay ahí, a la espera de bautismo, unos 114 productos. Van casi por la mitad. Este año han recibido ese sacramento lingüístico, entre otros, la ‘esponja vegetal asiàtica’, el ‘ginkgo’, la ‘mongeta xinesa’, el ‘cumquat’, la ‘pera Nashi’, la ‘mongeta azuki’ y el ‘plàtan de cuinar’.

Fondo, vaya por delante, es un lugar a veces sorprendente. En una calle próxima al mercado, por ejemplo, está el restaurante chino Wenzhou. Su cocina es apreciada entre la comunidad oriental, pero es un restaurante donde ni el dueño ni las camareras se distinguen por su dominio del castellano. Menos aún del catalán. Sin embargo, el ciente autóctono abre la carta y la sorpresa es a veces monumental. ‘Potes de granota a la llosa’. ‘Navalles al vapor amb porradell i soja’. ‘Carn esfilagarsada a l’estil de Qingtian’. Pompeu Fabra estaría ‘ben cofoi’.

SIN MULTAS LINGÜÍSTICAS

La carta de este restaurante es la punta del iceberg de la estrategia de normalización lingüística que en aquel barrio se lleva a cabo. Las controvertidas multas lingüísticas son cosa de otros municipios. Lo que se practica en Fondo en, sobre todo, un paciente trabajo de calle, explica Pilar López, directora del CNL L’Heura. Este último año, el centro que dirige ha visitado 80 establecimientos para ofrecer su servicio de traducción. En cierto modo, en Fondo está concentrado en un pequeño y denso distrito lo que en Barcelona está espolvoreado en toda la ciudad. Así es más fácil trabajar, pero también más necesario.

{"zeta-legacy-despiece-vertical":{"title":"Una veintena de cocinas participan el domingo en Sabors del m\u00f3n","text":"La plaza del Rellotge de Santa Coloma de Gramenet, el coraz\u00f3n del barrio del Fondo, acoger\u00e1 este\u00a0domingo la quinta edici\u00f3n de la feria gastron\u00f3mica 'Sabors del m\u00f3n', una cita que este a\u00f1o permitir\u00e1 degustar recetas de una veintena de nacionalidades distintas del mundo. La celebraci\u00f3n se ha convertido ya, por tradici\u00f3n, en el lugar en el que se dan a conocer los trabajos de investigaci\u00f3n del Termcat en los colmados de la ciudad."}}

La cuestión es que desde hace cinco años se ha ido enriqueciendo desde Santa Coloma de Gramenet la despensa lingüística del catalán, y eso de la mano oficial del Termcat, lo cual tiene su importancia, porque es una cierta garantía de que más pronto que tarde las nuevas palabras (como la ‘sordonaia’, el ‘sequi’ o el ‘caragirat) pasarán a ser incluidas en el diccionario oficial de la lengua.

Cada una de las nuevas palabras ha sido objeto de un paciente estudio. Antaño, es cierto, este tipo de procesos se llevaban a cabo de forma natural. El tomate es un perfecto ejemplo. En la cocina europea se le conoce por una adaptación casi literal de una palabra azteca, pero lo italianos, en cambio, prefirieron rebautizar el fruto a partir de su descripción física, ‘pomodoro’, manzana de oro. Lo que trata de hacer el Termcat es llevar a una suerte de acelerador del tiempo ese proceso, pero con idénticos criterior, tal y como explica la linüista Montserrat Serra.

LOS RETOS DE LA TRADUCCIÓN

Hay –explica esta responsable del Termcat—tres opciones. La primera es decantarse por una adaptación fonética del término original. La segunda es decantarse por un buscar una palabra que describa físicamente el aspecto del producto. La tercera es una combinación de las dos primeras, ideal, por ejemplo, para los platos cocinados, como los ‘’llardons amb mote’.

Parece fácil, pero no lo es. La comunidad china del Fondo tiene una cierta fama de inescrutable, y a veces es merecida. Para acceder a ella ha sido necesaria paciencia y algunos pequeños trucos, como que el CNL de L’Heura utiliza el WeChat, la red social alternativa a Facebook y Whatspp en la que se interrelaciona la comunidad oriental de Santa Coloma.

En ‘100 años de soledad’, Gabriel García Márquez retrata los primeros años de su imaginado Macondo como un lugar de tan reciente cuño que muchas cosas no tenían nombre “y para nombrarlas había que señalarlas con el dedo”. Así son a veces los colmados del Fondo para los profanos, y ello trata de poner remedio el Termcat, por una parte, pero también la Universitat de Barcelona, porque en Santa Coloma tiene precisamente su campus de ciencias gastronómicas.

El resultado de esa alineación de planetas es que cada año, con motivo de los actos del Santa Coloma deGusta, el ayuntamiento de la ciudad y la asociación de comerciantes Fondo Comerç publican unas completas fichas de los nuevos hallazgos del Termcat, que incluye una detallada descripción botánica de la planta (si es el caso), su empleo en la cocina y sus propiedades nutritivas, algo que desde el punto de vista de Marius Rubiralta, director del campus gastronómico, es especialmente importante a la vista de que el consumo de algunos productos, como las legumbres, ha caído un preocupante 35%.