INICIATIVA ORIGINAL EN EL BARCELONÈS

Santa Coloma se abre al turismo

Galobardes y Pascali en los jardines de la Iglesia Mayor, durante la ruta turística por Santa Coloma.

Galobardes y Pascali en los jardines de la Iglesia Mayor, durante la ruta turística por Santa Coloma. / periodico

VÍCTOR VARGAS LLAMAS / SANTA COLOMA DE GRAMENET

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Encajonada entre la exhuberancia patrimonial de Barcelona y el encanto de las playas del Maresme, hay un enclave dispuesto a sacudirse su ya vago legado de ciudad dormitorio para saludar un nuevo presente sin complejos, ni siquiera para figurar en el escaparate turístico metropolitano. No aspira Santa Coloma de Gramenet a alterar la jerarquía del reclamo turístico barcelonés. Ni falta que le hace. Le basta con revivir un pasado desconocido para la mayoría y que bien merece el reconocimiento de propios y extraños.

Esa es la vocación con la que se creó la ruta 'Santa Coloma com mai l'has vist'que este fin de semana ha descorchado la tercera edición de una iniciativa que recorre los espacios más emblemáticos de la ciudad. Un viaje vasto en el tiempo y corto en el espacio, con un recorrido por el centro de la ciudad de la mano de un elenco de colomenses venidos de otras épocas. Como Pere Pascali, el excursionista socarrón que asume el liderazgo del grupo en las dos horas de recorrido tras comprobar que la guía oficial no va a comparecer.

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"La ruta es un viaje vasto en el tiempo\u00a0","text":"y diminuto en el espacio por la ciudad de la mano de colomenses de otras \u00e9pocas"}}

Ataviado con sombrero de explorador, chirucas y cámara Werlisa antediluviana, Pascali conduce al grupo a las entrañas del campanario de la Iglesia Mayor, que justo cumple el siglo de vida. "Poca gente sabe que no hay una sino cuatro campanas en la torre tras su reconstrucción al ser arrasada por las tropas franquistas en 1936", explica. En la reconstrucción se mantuvo el estilo neogótico, excepto para la cúpula, de influencia nórdica, "o del Ikea", como prefiere explicar el improvisado guía.

Junto a Pascali, una docena de actores de las compañías El Que Ma Queda y La Colmena teatralizan el contenido del itinerario a los participantes. Lavanderas, la cotilla del pueblo y Jaume Galobardes, el porteador de vino para recordar el pasado entre vides de Santa Coloma y disfrutar de sus actuales activos, como Francisco Cordero, somelier y Nariz de oro 2008 .Los personajes les hablarán del fantasma que recorre las aulas de la escuela musical de Can Roig i Torres, y de los cotilleos sobre la burguesía barcelonesa que veraneaba en la zona a finales del siglo XIX, "el Beverly Hills de 'Santaco'", revela Galobardes.

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"La alcaldesa, N\u00faria Parlon, reivindica\u00a0","text":"el patrimonio social, cultural y medioambiental de la ciudad"}}

Un entorno que no por habitual corría el riesgo de pasar desapercibido para la mayoría de vecinos. De ahí la idea de impulsar una iniciativa que "reivindica el patrimonio social, cultural y medioambiental de la ciudad", explica la alcaldesa, Núria Parlon, para "reforzar el sentimiento de pertenencia". Sin embargo, el dato que arroja luz sobre el éxito de la iniciativa llega justamente de fuera, con el 28% de los visitantes de la segunda edición que no eran vecinos de la ciudad. Más de 1.600 personas han disfrutado de la ruta en estos dos primeros años e incluso se debieron ampliar las jornadas turísticas para dar respuesta a la lista de espera de visitantes.

Las previsiones son incluso más halagüeñas en esta tercera temporada, cuando a la oferta se incorporan una veintena de establecimientos de gastronomía de la ciudad, encabezados por el laureado restaurante Lluerna, del chef Michelin Víctor Quintillà. Un refuerzo de lujo para exhibir el músculo gastronómico de la ciudad, evidenciar su evolución como "referente cultural "y desterrar fantasmas y "estigmas del pasado", destaca Parlon.