MANUEL MARTINEZ - PRESIDENTE DE LOS VECINOS DE SANT MARTÍ

«Solo me queda ver la 'llar d'avis' de Sant Martí»

Manuel Martínez ha dejado la presidencia de la Associació de Veïns de Sant Martí Provençals tras más de 40 años de lucha y reivindicaciones. Gracias a su tenacidad, su barrio tiene metro y muchas cosas más.

Junto a su placa 8 Manuel Martínez, en la plaza de los Porxos.

Junto a su placa 8 Manuel Martínez, en la plaza de los Porxos.

ÓSCAR HERNÁNDEZ / BARCELONA

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Manuel Martínez Martínez (Barcelona, 1941) se ha pasado 42 años al frente de la Associació de Veïns de Sant Martí de Provençals que él mismo cofundó. El diagnóstico de un cáncer con metástasis, el cáncer que también padece su mujer y muchos años al frente de la peleona entidad le han hecho renunciar al cargo después de recibir un sorprendente homenaje de sus vecinos y del propio alcalde de Barcelona, Xavier Trias.

-Una placa única.

 

-Este homenaje, el pasado noviembre, en las fiestas de Sant Martí, es lo que más me ha emocionado. Ahora tengo una placa en la plaza de los Porxos. ¡Y eso que a nadie le ponen una placa en una calle o plaza hasta cinco años después de su muerte! A mí me han hecho el homenaje en vida (ríe).

-Un líder vecinal muy condecorado.

 

-Tengo  la Creu de Sant Jordi, la Medalla d'Or de la Ciutat,  la Medalla al Mérito Civil de los Mossos, de la Guardia Urbana... Porque con nuestras movilizaciones trajimos el metro al barrio e impedimos que la policía nacional construyera sus viviendas en la plaza de los Porxos. Y que se abrieran un mercado, un ambulatorio, un parque, un parada de tranvía  y un centro  cívico con el nombre de Sant Martí. Y que todo el mundo en la ciudad conozca este barrio. Hasta creamos la rambla de Guipúscoa, la única rambla que no va del mar a la montaña. ¿Sabía que Jordi Pujol dijo en la inauguración de la estación de metro de Sant Martí que tendría que llamarse San Martínez?.

-¿Le ha decepcionado Pujol?

 

-Sí, mucho. Lo consideraba una persona honesta. Nunca vi nada sospechoso en él. Ni mucho menos que fuera corrupto. Yo creo que la responsable ha sido la familia. Pero si lo ha hecho, que lo pague.

-La corrupción que no cesa.

 

-Porque la política no tiene filtros para controlar a los partidos, ni sus cuentas.  Antes los políticos no declaraban su patrimonio y deben hacerlo. Cuando los trabajadores sufren tantos recortes, que todas esta gente se haya enriquecido con la corrupción no tiene nombre. Pero la aparición de Podemos obliga a los partidos tradicionales a cambiar.

-¿Nunca le han tentado con entrar en política?

 

-Varias veces. Me han lo han ofrecido todos los partidos y me garantizaban que saldría elegido. Pero he querido que predominara la lucha vecinal por encima de todo.  En nuestras asambleas no había siglas de partidos. No les dábamos ningún protagonismo. Y eso que cuando Montilla, Maragall y Clos venían al barrio se ponían al lado de Martínez. Y no lo digo por menospreciarlos. Yo he procurado tener las ideas claras. Tener valentía, constancia e inteligencia. Sin las tres cosas no habríamos llegado donde estamos.

-Pero el Ayuntamiento le declaró persona non grata.

 

-Eso fue cuando Narcís Serra era alcalde. Nos movilizamos durante nueves meses para impedir que la Policía Nacional edificara en la plaza de los Porxos, la más grande de Barcelona, donde han puesto mi placa. Fue en 1982, el año del 23-F. El Ayuntamiento tenía miedo de la policía. Y yo grabé a Miquel Abad cuando me lo reconoció y amenacé con divulgar la conversación a los  vecinos. Y Serra me declaró non grato. Durante dos días no pude entrar en el Ayuntamiento. Iba mi mujer.

-¿Qué le queda por hacer?

 

-Cuidar a mi mujer enferma y también de mí.  Los dos tenemos cáncer. Y escribir mis memorias. También  me queda una cosa por conseguir:  la primera llar d'avis de Sant Martí. Se lo recordé al alcalde Trias el pasado noviembre cuando descubrió mi placa. Me dijo  que están en ello. Es lo único que me queda por ver.