'Diada' del libro y la rosa

Los autores de EL PERIÓDICO calientan motores para Sant Jordi 2023

Trece escritores, columnistas y periodistas de este diario han tenido sendos encuentros en las Bibliotecas García Márquez y de Catalunya

En primer término, Pilar Rahola y Laura Fa. Detrás, de izquierda a derecha, Eduard Palomares, Albert Solé, Xavier Carmaniu, Salvador Macip, Emma Riverola y Andreu Claret.

En primer término, Pilar Rahola y Laura Fa. Detrás, de izquierda a derecha, Eduard Palomares, Albert Solé, Xavier Carmaniu, Salvador Macip, Emma Riverola y Andreu Claret. / JOAN CORTADELLAS

Leticia Blanco
Elena Hevia
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Dos han sido las localizaciones donde ese grupo especial de periodistas y redactores que, día a día aportan sus firmas a este diario y que en este Sant Jordi 2023 cuentan con un libro vivo en librerías, se han dado cita en Barcelona pocos días antes del día D en el que desembarcarán con su ilusión y sus firmas. Decisión salomónica, para agendas que tienen difícil cuadrarse. Dos localizaciones, dos imágenes. Ocho de ellos, se prestan pacientes a fotografiarse en la joya de la corona de las Bibliotecas barcelonesas, la novísima Gabriel García Márquez, y otros cinco, en la decana Biblioteca de Catalunya, sin que esa elección condicione o esté dando algún tipo de pista sobre la voz de cada uno. La cosecha aunque segregada es buena y recorre todo el pantone de géneros, estilos o intenciones literarias y tiene para cada uno de ellos unas especiales experiencias acumuladas.

Los que se estrenan

Para tres de los ocho de la García Márquez, la experiencia de firmar en Sant Jordi será un estreno ilusionante. Empecemos con los novatos en estos de la rúbrica. Para la media naranja de las Mamarazzis, Laura Fa, autora en comandita del libro “fácil, divertido y disfrutón” ‘Els pecats de la xona’ (Rosa dels vents) junto a Marta Portnou, será su debut.  “Parece que las feministas siempre estemos dando la chapa con nuestras reivindicaciones pero también sabemos reír y explicar las cosas de manera didáctica”, asegura. El autor de novela negra Eduard Palomares trae bajo el brazo su segunda novela (‘Igual que ayer’, Asteroide) pero será su debut en Sant Jordi porque la primera apareció sincronizada y desactivada por el covid. Palomares se propone “vivir la jornada a tope”. Cuenta  Xavier Carmaniu (‘Si el timbaler del Bruc’, Pòrtic) que para él  también será su primer Sant Jordi…, en Barcelona, y  utilizando sus artes de historiador, rompe una lanza por la fiesta: “Muchos se quejan de su  comercialización de olvidando que se creó precisamente para vender libros”.

Un premio que te transforma

Es fácil que Andreu Claret sea uno de los superventas de la jornada. Tiene ya otros algunos Sant Jordi a su espalda, pero ninguno con la repercusión que está teniendo su último libro, ‘París érem nosaltres’ (Columna) ganador del Ramon Llull, un premio que asegura “te cambia la vida”. “Llevo un mes sin dormir”, confiesa. Para Emma Riverola que ha escrito ‘Metamorphosis’ (Edhasa), un homenaje a Mercè Rodoreda, este será el cuarto Sant Jordi. “Esta vez disfrutaré mucho, me ha ocurrido otras veces que si estoy metida en el proceso de escribir una novela, atascada en el trabajo, Sant Jordi se convierte entonces en un drama. Así que para mí es una fiesta de amor o de odio”. A Salvador Macip (‘Doble vida’, con Àngels Bassas, Columna) le parece fantástica la “visibilidad” que ofrece Sant Jordi a los escritores “que no suelen tenerla el resto del año”.

Emociones e insultos

La  mayor parte de las experiencia de Sant Jordi de Pilar Rahola ('Ocell d'aire i foc', Columna) están ligadas a su trabajo como escritora, así que le gustaría, aunque solo fuera una vez, perderse por las calles sin una agenda de firmas y encuentros en el bolsillo.  “Pero no puedo negar que es un chute de emociones, un piel a piel con los lectores, en el que acabamos reventados pero absolutamente felices”. El explosivo e inconoclasta Albert Soler (‘Un botifler en la Villa y corte’, Península) tiene pensado firmar en Barcelona por la mañana y en Girona por la tarde. Este año está contento porque en su ciudad natal no le han puesto a firmar a las dos del mediodía y a pleno sol cuando todo el mundo está comiendo. “Me gusta mucho encontrarme con los lectores y cuando me insultan es cuando más disfruto, desconfio de esa gene que me dice que le gusta mucho lo que hago”, asegura guasón y retador.  

ZOWY VOETEN A1-173212640.jpg BARCELONA 19/04/2023 Icult. Retratos a escritores por Sant Jordi. Patrizia Di Filippo, Imma Sust, Jordi Puntí, Jordi Mercader, Juan Soto Ivars. FOTO de ZOWY VOETEN

Patrizia Di Filippo, Imma Sust, Jordi Puntí, Jordi Mercader, Juan Soto Ivars, en la Biblioteca de Catalunya. / ZOWY VOETEN

Ampliar una semana

En la otra punta de la ciudad, en la Biblioteca de Catalunya, Jordi Puntí es de los que tolera medianamente bien Sant Jordi. No es un gran entusiasta de las aglomeraciones, un poco como Juan Soto Ivars, que odia firmar y que propone ampliar la Diada a “una semana o más” para que se parezca a la Feria del Libro de Madrid, donde el subidón libresco se esponja a lo largo de diez días en el Retiro. Este año se cumplen cinco desde que Puntí publicó ‘Todo Messi’(Anagrama/ Edicions 62). Desde entonces han pasado un millón de cosas en el mundo del fútbol, pero hay tres relacionadas con el astro argentino de vital importancia: 1) Messi se fue del Barça, 2) Messi ganó el Mundial y 3) Maradona murió. Motivos de sobra para que Puntí haya decidido ampliar el libro, que está traducido a 14 idiomas. Su editor, confiesa, le llamó en el momento de euforia colectiva post-Mundial y en ese momento se empezaron a gestar las 60 páginas extra que tiene ‘Todo Messi y más’. “En realidad”, explica Puntí, “Messi es un ‘work in progress’, seguiré escribiendo sobre él mientras juegue”.

Al articulista Juan Soto Ivars el gusta Sant Jordi más como cliente, que como autor". Este año estará firmando ejemplares de su último libro, ‘Nadie se va a reír’ (Debate). Es un ensayo sobre el juicio a Anónimo García, el artista condenado por hacer un tour sobre la violación de La Manada en Pamplona que pretendía ser una crítica al sensacionalismo de los medios de comunicación, una ironía que pocos entendieron. “Me esperaba problemas legales y polémica, pero el libro ha ido sorprendentemente bien”, explica Soto Ivars mientras mira de reojo a su retoño, Alejandro, de dos años, que no pierde detalle de nada.

Un día redondo

En las antípodas de Soto Ivars está Imma Sust, que acaba de publicar ‘Las manzanas de Eva’ (Grijalbo), una novela erótica que, asegura, es “seria y divertida, como yo”. “Necesitaba romperlo todo y creo que lo he conseguido, en el libro hablo de tabúes como el sexo en la tercera edad, polvos que no acaban en penetración o el poliamor”, detalla. Para Sust, Sant Jordi es un día redondo: “Me gusta si trabajo o no, si llueve o hace sol, me chifla todo: el caos, ver a los amigos que están firmando, sacar el mapa de paradas y hacerme un itinerario… en Sant Jordi todo está permitido y todo el mundo tiene recuerdos bonitos, ¿con qué otro día pasa eso?”.

Sobre ‘memes’ y el hijo bastardo del Cardenal Cisneros

Para Patri di Filippo este será un Sant Jordi especial porque está acostumbrada a vivir la jornada desde la recámara editorial (es la jefa de prensa de Blackie Books) y ese día su trabajo habitual es acompañar arriba y abajo a autores. Por primera vez se estrena como autora: Di Filippo (crítica musical de 'El Periódico') es una de las autoras del ensayo colectivo ‘Memeceno’ (Caja Baja), donde se analiza la era del meme en internet y sus múltiples declinaciones, del ‘shitposting’ a la memeización de la política. Su capítulo, explica, va sobre la capitalización de los memes, cómo las marcas se apoderan de ellos y cómo se autoexplotan los propios ‘mememakers’.

También es un Sant Jordi de pseudoestreno para Jordi Mercader. El articulista ha escrito numerosos ensayos pero nunca se había atrevido con una novela hasta ahora: ‘El metge de Lillet’ (Universo) es la historia novelada de un hijo bastardo del Cardenal Cisneros, el cubano Filiberto Cisneros, que aterrizó en Barcelona poco antes del desastre del 98. Mercader ha tenido acceso a cartas y documentos facilitados por la familia para reconstruir una historia que jamás se había contado, la de un médico que acabó trabajando en Asland, la cementera de los Güell, que se hizo amigo de Antoni Gaudí y que solía visitar a sus pacientes con sombrero cubano y a caballo, de punta en blanco.

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