CRÓNICA

Dinamita cerebral y otras aventuras

Hace años que las plazas de Gràcia se han especializado en una oferta alternativa durante Sant Jordi

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Jordi Puntí

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Todo el mundo debería trabajar, alguna vez, en una parada de libros por Sant Jordi. Tuve la oportunidad de vivirlo años atrás, en un puesto en las mismísimas Ramblas, y la experiencia fue una montaña rusa de emociones. Solo así, desde el otro lado de la barrera, se puede comprender la mezcla de nervios, ilusión y cansancio que los libreros acumulan a lo largo de la jornada. Hoy se han pasado toda la mañana echando una ojeada al cielo, por si la lluvia se decidía, y entretanto por cada libro que podían recomendar (y vender) con entusiasmo, tenían que atender a 10 paseantes que solo querían un punto de libro "gratis".

Para vivir el ambiente pero al mismo tiempo evitar a las masas desbocadas, decidí irme a recorrer las plazas de Gràcia, que desde hace años se han especializado en una oferta alternativa. La plaza de la Revolució, pues, como su nombre indica, albergaba a los anarquistas, antisistema y otras aventuras marginales. En el centro, un escenario acogía actividades como un cuentacuentos para niños, un taller de escritura creativa y un recital de Trans*Poesia.

En la parada anarquista se podía comprar la rosa, en este caso negra y con unos ribetes de fuego, y una amplia selección de libros que nunca saldrán, me temo, en el programa de Sánchez Dragó. Por la megafonía se podía seguir una charla, me pareció entender que sobre las cárceles del Kurdistán. Con esa teórica de fondo, estuve hojeando 'Dinamita cerebral', una antología del cuento anarquista, donde tienen cabida Gorki, Anatole France o Julio Camba, entre otros. A su lado, destacaban las publicaciones libertaria de Aldarull o La Malatesta, con títulos tan seductores como 'Ludditas sexxxuales' ("Ética amatoria del deseo libertario") y 'Albania. Laboratorio de subversión'.

"Otros Sant Jordis"

"Hay otros Sant Jordis", me dijo uno de los chicos que atendían en la parada, cerveza en mano, "pero no están aquí", y con su gesto ecuménico pareció que me invitaba a ver mundo, es decir, otros puestos. La mesa de libros editados por el Aula de Escritores estaba repleta de nombres por descubrir y títulos para explorar, pero la perla de la plaza de la Revolució era el puesto de tres editoriales independientes de Madrid: Automática, Gallo Nero y Capitán Swing. Traducciones de novelas y ensayos, muy bien seleccionados, que piden a gritos un poco más de atención. Lucía, una de las editoras de Automática, me habló maravillas de sus últimos títulos: 'Isla Crimea', del ruso Vasili Aksiónov, y 'El mar alrededor', epopeya de la neozelandesa Keri Hulme, que todavía no ha llegado a las librerías pero promete ser todo un fenómeno literario.

Con otra de sus recomendaciones bajo el brazo -'La isla de Hobson', del polaco Stefan Themerson-, me trasladé de plaza. En la Rius i Taulet el ambiente era más familiar y tradicional. La librería Le Nuvole ofrecía una selección de autores que escriben en italiano. La simpatía de sus vendedoras invitaba a leer a Morante o Ferrante en su lengua original, porque ya se sabe que el italiano es fácil (¡ja!). Debajo del reloj de la plaza, me detuve en una parada de libros de segunda mano, y entonces ocurrió algo único: casi todos los títulos me interesaban. Quien había escogido esos volúmenes sabía lo que se hacía. Literatura de la buena y a buen precio. Sant Jordi alternativo, gracias a la selección del librero Xavier Lloveras. Estuve dudando entre varios Simenon, una antología de la poesía de J. V. Foix y una novela rara del mallorquín Miquel Àngel Riera. El reloj tocó las doce del mediodía. Por fin salía el sol. Empezaba otro Sant Jordi.