TENDENCIA DE LA 'DIADA'

Seis autoras y un escritor trans evalúan el potencial del feminismo para cambiar el mundo

Ada Castells, Marta Orriols, Raquel Riba Rossy, Edurne Portela, Anna Carreras, Aixa de la Cruz y Paul B. Preciado reflexionan sobre la fuerza transformadora de la revolción de las mujeres

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Elena Hevia

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El feminismo ha venido para quedarse. Los libros que este martes llegarán a las mesas de novedades de los puestos de Sant Jordi nos hablarán de muchos temas, pero ninguno tan candente como este. Las mujeres se han enfadado y han mostrado públicamente las vergüenzas de la sociedad con el MeToo, se ha ejercido un feminismo pop, se exige hacer añicos el techo de cristal y se perfila una nueva utopía: que la lucha de las mujeres, de todas las mujeres, construya un nuevo mundo. La conciencia de qué significa ser mujer en este proyecto, desde las zonas más privadas hasta su mayor proyección social, se está filtrando en la mayor parte de lo escrito, ya sea ensayo, ficción, narrativa, memoria, cómic o novela de género. Seis autoras y a un hombre trans con novedad en Sant Jordi responden a la pregunta del millón: ¿Por dónde hemos de empezar a trabajar? ¿Cuál es el camino?

LUCHA POR LA JUSTICIA

Ada Castells ( Barcelona, 1968)

Novelista. Publica ‘Mare’ 

Para mí el camino es continuar subrayando que el feminismo es una lucha de todos porque es una lucha por la justicia, como lo es la igualdad de derechos entre razas, como la libertad de culto o la defensa de la infancia. Son defensas que nos mejoran como seres humanos porque reivindican nuestra complejidad y no nos reducen a un mundo de buenos y malos. No creo que esté bien distraerse tanto en las polémicas basadas en la corrección política que tanto gustan a los medios. Eso nos desvía de la lucha social: exigir una educación digna para niños y niñas, no aceptar sueldos de miseria a cambio de horas y horas de trabajo que no nos permiten una crianza de calidad, luchar contra un sistema que no facilita la vida a los más débiles, a los enfermos, a los viejos y que todavía se basa en el sacrificio de las mujeres. Hay mucha tarea por hacer, pero tenemos que ir juntos para que no nos marquen tan a menudo el gol de la precariedad ineludible.

CONTEMPLARNOS DESDE DENTRO

Raquel Riba Rossy (Igualada, 1990)

Autora de cómic. Publica 'Lola Vendetta y los hombres'

El siguiente paso es seguir escuchando y explicando la verdad de nuestros cuerpos, la verdad de nuestras luces y nuestras sombras como personas herederas de una cultura que nos ha enseñado a tenerle miedo a nuestra voz. Nunca antes habíamos tenido tantas herramientas al alcance de la mano para contar nuestra historia y ser escuchadas. Ahora se trata de mirar adentro y emprender ese camino de deconstrucción personal, en el que muchos seres humanos nos estamos viendo inmersos. Debemos entender de una vez que nada de lo que ocurre en nuestra sociedad es "normal". Todo lo que nos ocurre es una construcción del mismo ser humano a lo largo y ancho de la historia. Solo tenemos el poder de cambiar si estamos verdaderamente comprometidas. 

DE UNA EN UNA

Marta Orriols (Sabadell, 1975)

Escritora. 'Aprender a hablar con las plantas' es uno de los grandes éxitos del año

En el marco teórico yo reivindico a la mujer como individuo, la mujer capacitada por ella misma, no solo válida como tal si forma parte del grupo, de la comunidad, de una etiqueta global. Y no estoy en contra de todo eso, al contrario, pero creo que si nos quedamos ahí, como mujeres individuales nos empequeñeceremos y en cierta forma nos neutralizaremos. En la práctica, creo que  el camino pasa por ser más educativos y menos represivos. Por educativos entiendo, entre otras cosas, que el Estado se involucre por ejemplo en la enseñanza de una nueva narrativa aplicada a todos los ámbitos que explique el mundo no desde un concepto binario masculino-femenino, sino desde un concepto humano, plural y libre.

DESMANTELAR EL PATRIARCADO

Edurne Portela (Santurce, 1974)

Novelista. Publica 'Formas de estar lejos'

Es cierto que en los últimos dos años algunas de las reivindicaciones que el feminismo lleva décadas haciendo se han visibilizado de forma hasta ahora impensable. Por ejemplo, el #MeToo puso sobre la mesa que la cosificación y la humillación de la mujer, que la normalización del abuso en ámbitos laborales y públicos, son inaceptables. También hemos salido a la calle para protestar contra la justicia patriarcal, el feminicidio, el auge de una ultraderecha que quiere acotar nuestros derechos. El feminismo lleva décadas reivindicando que por mucho que la sociedad haya avanzado, los cambios fundamentales que la llevarían a ser una sociedad más igualitaria y justa no se han producido porque seguimos inmersas en estructuras de dominación patriarcarles. La nueva ola de estos dos últimos años no ha cambiado esas estructuras, pero las ha visibilizado y ha comenzado una crítica exhaustiva (de la familia a la justicia, pasando por la división de los cuidados y el trabajo, y un largo etcétera) a la que se están sumando también muchos hombres. El siguiente paso debe ser pasar a la acción política y al desmantelamiento de los cimientos sobre los que se asienta el patriarcado a través de políticas que incidan en ámbitos fundamentales como educación, organización económica, leyes y judicatura, trabajo, cuidados y maternidad...

VIVIR EN UNA CONTRADICCIÓN

Anna Carreras (Barcelona, 1977)

Escritora. Publica la novela negra ‘L’ull de l’escarbat’

Creo que el feminismo actual vive en una terrible contradicción. Por un lado se ha llegado a hitos que parecían impensables hace pocas décadas. Nos hemos organizado. Nos hemos hecho oír y de qué manera. Hemos venido a decir que antes que mujeres somos personas y que se nos ha de tratar como tales en cualquier nivel, situación y debate. Pero en paralelo a este camino que parece bastante menos tortuoso que en la época de nuestras madres y abuelas, hay una generación que crece dividida: si bien es cierto que algunas chicas tienen clara su dignidad, la mayoría de los jóvenes actuales se deja llevar por la vorágine de la música  infame con letras terriblemente machistas y cuenta con unos referentes en la televisión y en las redes sociales absolutamente aberrantes donde la mujer  (la joven) retrocede ante el patrón tradicional machista. La involución está servida. ¿El camino? Educar, inyectar sentido crítico y dignidad a las mujeres de mañana.

MÁS ALLÁ DE LO QUE ES NUESTRO

Aixa de la Cruz (Bilbao, 1988)

Escritora. Publica ‘Cambiar de idea’ a medio camino del ensayo y el dietario

Hemos avanzado mucho y en muy poco tiempo en aspectos relacionados con la visibilización y denuncia de la violencia sexual, pero tengo la sensación de que no hemos entrado de lleno en los espacios en los que sigue existiendo impunidad absoluta. Sigue siendo más fácil que nos movilicemos cuando violan "a una de las nuestras" (mujeres de clase media blancas) que cuando llegan a nuestros oídos noticias sobre los abusos que sufren las temporeras en Huelva, por poner un ejemplo. Y siguiendo con este ejemplo, falta que el feminismo de masas nos lleve a repensar nuestros hábitos de consumo y a concluir que quizás sea más importante ahora mismo dejar de comer fresas que irse de batucada reivindicativa. ¿Y qué pasa con los prostíbulos? Hay mucho debate en torno a la prostitución que nos pide que distingamos entre trabajo sexual y trata, y más ruido mediático sobre lo primero que sobre lo segundo. ¿Será, de nuevo, que nos cuesta más empatizar con las víctimas de este tipo de tráfico porque son mayoritariamente mujeres migrantes y racializadas? En general, la lucha corre el riesgo de quedarse estancada en perseguir únicamente los intereses de las mujeres privilegiadas, mientras desatendemos a quienes más necesitan del feminismo. Y también me preocupan mucho los discursos tránsfobos que se están empezando a oír en ciertos círculos y que se relacionan con una ceguera y un chovinismo similares. Sean cuales sean las acciones directas que emprendamos de ahora en adelante, no podemos perder de vista que el feminismo busca acabar con cualquier tipo de desigualdad, no solo con la que sufren las estrellas de Hollywood.

HAY QUE DECIR BASTA

Paul B. Preciado (nacido como Beatriz. Burgos, 1970)

Filósofo. Publica sus artículos ‘Un apartamento en Urano’

Para mí el feminismo es una noción en transición porque el planeta también lo está. Así que vamos a necesitar reinventar qué significa vivir colectivamente sobre este planeta, pero hemos de hacerlo a través de categorías que no sean las usuales, políticas o de identidad, que no sean taxonomías raciales o de género y si eso lo hacemos rápido, más o menos en unos 50 años, este planeta todavía tiene salvación. Y es que este ciclo histórico que tiene que ver con la cultura de la imprenta y las economías de la producción, con el comunismo y el capitalismo, nos va a llevar indefectiblemente a la destrucción. Así que a lo mejor hay que decir basta.