Poco interés político

Cultura: la asignatura pendiente

Es como el centro de mesa que si no está, igual no pasa nada, pero si está, quien entiende del tema dice: estos saben lo que hacen

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Isabel Sucunza

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La agenda engorda en estas fechas. Hablo desde una librería, pero no hablo de un mes de abril cualquiera, que ya es hipertrófico por definición en el calendario de cualquiera que se dedique a los libros. Hablo del mes de abril de este año, un mes también de elecciones.

La cultura viste los programas electorales. La cultura es un poco como el invitado que marca la diferencia en la lista de invitados a una fiesta, como el centro de mesa que si no está, igual no pasa nada, pero si está, quien entiende del tema dice: estos saben lo que hacen. De hecho, la cultura acaba saliendo en los programas electorales porque suele ser reclamanda, por la misma gente de la cultura.

¿Recordáis cuál fue el último ministro anunciado del primer Gobierno de Pedro Sánchez? El de Cultura: aquel que duró dos días en el cargo. Sánchez alargó unos días el anuncio del nombre; unos días a lo largo de los cuales la gente de la cultura iba repitiendo: falta cultura, falta el centro de flores en la mesa. Y efectivamente, Sánchez acabó sacando el ramo, que, como en todas las fiestas, fue lo primero en desaparecer de la foto.

Suele pasar eso con los jefes de Cultura, que siempre parece que están de paso, porque saben que lo suyo en Cultura solo es ornamental y en el fondo todos aspiran a algo más que a ser aspirados.

Engorda la agenda de la gente de la cultura estos días porque todos los partidos, sabiendo que somos gritones y reclamantes con lo nuestro, quieren hacer el gesto de hacernos sentir atendidos antes de que empecemos a gritar. Nos convocan a reuniones para que expliquemos qué nos falta, para que hagamos propuestas. Y las hacemos, claro que sí; hay una, por ejemplo, que llevamos repitiendo desde hace años: la necesidad de un órgano consultivo permanente rotatorio tanto en el Icub como en la 'conselleria', que se alargue en el tiempo, que sobreviva a todos los cambios de temporada con sus respectivos cambios de centros de mesa.

¿Nos hacen caso? No, pero las reuniones ya están hechas y el regidor y 'conseller' de turno ya han tomado nota en sus libretitas, aquellas que se llevarán en el maletín hacia sus nuevos destinos, donde no les servirán para nada. Y a nosotros tampoco. Seguiremos igual.